Tu amor, nuestras memorias y cada momento juntos vivirán siempre en mi. Jamás te olvidaré siempre te recordaré como el ser que lleno mi vida de color y la mejor medicina de todas. Simplemente el amor de mi vida.
______________________________*Horas antes de la operación*
Narra Daniel
Me da un poco de curiosidad saber por qué la doctora Marshalls quería verme en privado.
-¿Que es lo que tiene que decirme Dra. Marshall? Dice Daniel
-Seré breve pues creo que no ninguno tenía conocimiento. Sofia está embarazada.
-¿Sofia qué?
-Sofia lleva tres semanas de embarazo Sr. Evans.
Esa palabras hicieron que se me fuera el mundo. No solo iba a perder a Sofia, sino también a nuestro hijo.
-¿Ella lo sabe?
-Me temo que no, señor.
-¿No hay nada que se pueda hacer para al menos salvar al bebé?
-Lo siento Sr. Evans, pero sin un corazón nuevo para Sofia, el bebé morirá junto a su madre ya que es demasiado prematuro para sacarlo.
Esas palabras me quebraron el alma entera. Iba a perderlo todo, a mi esposa y a mi hijo. No lo podía permitir, debía hacer algo. Entonces, se me ocurre un plan que cambiaría todo.
Estaba entre la espada y la pared. Era mi vida o la de ellos. Pero debía salvarlos a ambos aunque eso me costara mi propia vida.
-Muy bien pues, no me queda de otra. Le daré a Sofia mi corazón.
-Sr. Evans, ¿está seguro de esto? Entiendo que ame a su esposa y a su bebé, pero estaría sacrificándose por ella. Aun es joven, tiene una vida por delante. Además necesitas ser compatible con Sofia para poder donarle su corazón.
-Escuché Dra. Marshall, tiene razón en lo que dice, pero ahora no solo se trata de ella, sino también de nuestro hijo. Y si tengo que morir para que mi hijo y su madre vivan, así lo voy a hacer. Es mi decisión y ya la tomé. Háganme las pruebas que sean necesarias. Y por favor, no le digan nada a ella, jamás lo permitiría.
Salgo de la oficina alterado. Me doy cuenta como la vida puede cambiar en un segundo y te hace tomar desiciones desprevenidas, sin tener ninguna alternativa. Simplemente te obliga a tomar desiciones que tal vez, pocos las entiendan, pero para ti, son las correctas.
Luego de hacerme varias pruebas decido salir del hospital, tomar mi auto y conducir. Por más que quería y necesitaba ver a Sofia, en este momento necesitaba estar solo. Estaba al borde de la locura, siento como todo mi cuerpo tiembla de nervios y desesperación. Si los resultados eran positivos, me sacrificaría por ellos. Si ni siquiera estaba preparado para perder a Sofia, mucho menos estaba preparado para perder mi vida. ¿Quien se siente listo para morir a tan corta edad y con toda una vida por delante? Muchas personas se suicidan porque tal vez odien su vida, pero yo amaba la mía, era imperfectamente perfecta.
Llego a la pista y doy varias vueltas perdiendo la noción del tiempo. Con la mente en blanco. Necesitaba pensar, reflexionar, necesitaba desconectarme del mundo por un momento. Simplemente necesitaba despedirme de mi vida. Decirle adiós a todo lo que amaba. Ya no existiría un mañana para mi. No más carreras, no más autos, no más amor, no más Sofia, no más vida para mi. Todo se acabaría. Ni siquiera vería a mi hijo nacer, es más, ni siquiera sabré si es niño o niña. No estaré en su nacimiento, en su primer cumpleaños, no lo veré crecer, no estaré allí para protegerlo, no le enseñaré a conducir, no estaré en su graduación, no le daré consejos de la vida y del desamor, no lo veré casarse, ni veré a mis nietos nacer. Dejaré a Sofia, no viajaríamos el mundo como ella quería, no estaré con ella cuidándola y viendo su pancita crecer, no estaré con ella en la hora del parto, no la ayudaré con nuestro hijo, no vería más sus ojos, su sonrisa, ya no la acariciaré, ya no podré tenerla en mis brazos y hacerla mía cada noche, y besarla cada mañana, no más aventuras, ya no envejeceríamos juntos. Este era el fin, el punto final en nuestra historia.
ESTÁS LEYENDO
Paro Cardiaco
RomanceHola, soy Sofia Brown y esta es mi historia. Nací con deficiencia cardiaca. Los doctores no me daban muchos años de vida. Iba a llegar un momento en que mi corazón dejaría de latir. Solo sobrevivía a mi enfermedad hasta que llegó Daniel Evans y por...