¿Qué me está pasando?

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Siempre que mi mente se atascaba en él, mi corazón se aceleraba, notaba cada gota de sangre correr por mis venas, el éstómago me cosquilleaba de esa manera tan peculiar y tan agradable. Estar cerca de él siempre habia sido una de las ocho maravillas del mundo, y por suerte, estaba a mi lado, en su deportivo azul, mirándome de vez en cuando mientras escapaba alguna sonrisa traviesta.

- ¿Qué miras tanto? - Le pregunté, dándome cuenta de todas esas veces que posaba sus ojos celestes en mi.

- A ti ¿No te gusta? - Me contestó con una sonrisa, haciendo que mi corazón estuviera haciendo intentos de abrirme el esternon y salir de mi pecho.

- Pues ahora mismo, no mucho Lucas.

- ¿Porque?

- Porque estoy sudada, tengo la coleta medio desecha y mi cara parece que la han pisado cien elefantes.

- No seas exagerada, te ves bonita siempre - Luke ¿Qué me estás haciendo?.

Hice un gesto con la mano queriendo decir que el tema se habia finalizado. No me gustaba hablar de esos temas. Era una chica extremadamente insegura conmigo misma y con mi cuerpo. Las típicas chicas de mi universidad siempre iban tan arregladas que pensaba que en cualquier momento saldría una pareja de novios y todos lanzarían arroz. A pesar de todo esto, Luke no sabía nada acerca de mi insegurdad y mi timidez para dejar mostrar mi cuerpo. Era la única cosa de mi que no sabía, ni él ni nadie.

Luke aparcó su auto en la acera que daba a la puerta de mi casa, abrí la puerta y me bajé.

- ¿Paso a por ti a las cinco? - Me preguntó, mientras sonreía.

- Eh... Eh... Vale - Tartamudeé. Su sonrisa me ponía nerviosa. Para de hacerme esto, no soy yo.

Me giré y caminé hacia mi puerta sacando las llaves de mi mochila. Escuché el motor del coche de Luke arrancar tras de mi y desaparecer de aquel barrio gobernado por altas palmeras.

Nada mas entrár en casa, subí las escaleras hacia mi cuarto y tiré mi mochila sobre mi cama e inmediatamente después fui a lavarme la cara.

Apoyé mis manos en el lavabo mientras las gotas de mi rostro caían, mojando el suelo.

- ¿Qué me está pasando? - Pensaba una y otra vez. No podía parar de recordar la manera en la que Luke me hacía sentir. Nunca me habia enamorado antes, y aunque llevara tres años sintiendo una extraña atracción hacia mi mejor amigo, nunca habia sido así de fuerte. Siendo sincera, me daba miedo enamorarme. No había estado en una situación como esta antes y él lo sabe.

- Soy tonta.

Me repetía una y otra y otra vez. Tras finalizar aquel estúpido discurso conmigo misma, decidí darme una ducha y quitarme ese olor a establo.

Arrastré por mi cuerpo la camiseta sudada, me deshice de mis botas y las mayas y introducí tímidamente mi pie derecho en el agua de la bañera. Las gotas de agua caían por todo mi cuerpo, haciendo que mis tensos músculos se relajaran y mi cabello quedara completamente mojado.

Cuando salí de la ducha, envolví firmemente una toalla a mi alrededor y otra en mi largo pelo. Escuché como mi móvil sonaba en el escritorio de mi habitación. Rápidamente salí del baño y corrí como pude a contestar la llamada entrante.

- ¡Racheeeel! - Una voz masculina penetró en mis húmedos oídos.

- ¡Ashton! ¿Como has conseguido mi núm...? Louise ¿Verdad? Que obvia soy.

Rió.

- Me ha dicho Luke que vamos a ir al centro comercial y como Louise siempre es así de lenta - Remarcó la palabra "lenta"- Quería asegurarme de que tú no lo fueras.

- Sabes que no soy así - Reí.

- Así me gusta... ¡Ah! Y guarda mi número.

- Que sí.

- Chao - Dijo alegre.

- Chao.

Colgué el teléfono y fui a sacar mi atuendo del armario.

- ¿Que me pongo? - Pensaba mientras miraba mi ropero.

Estuve como media hora pensando en que ponerme. Me decanté por una ancha camisa blanca, mis jeans pitillos y unas botas. Fui al baño, me sequé el pelo y me lo alise, haciendo que se viera mucho mas suave y largo. Apliqué un poco de base sobre mi rostro y una linea negra sobre los parpados de mis ojos acompañados de un poco de rimel.

Bajé a la cocina para hacerme algo de comer. El reloj marcaban las cuatro menos cuarto. Genial, tendría una hora y 15 minutos para comer.

Quería hacerme algo ligero ya que siempre que Louise y yo ibamos a un centro comercial acabábamos comiendo cualquier porquería y a todo momento.

Me cepillé mis dientes y cogí mi bolsa en la que puse mi móvil, llaves y cartera. Estaba sentada viendo la televisión cuando un claxon de un coche retumbó en mi cabeza. Era Luke. Era tan puntual, el reloj de mi móvil marcaba exactamente las 17:00. Antes de salir me coloqué un poco el pelo y cerré la puerta con llave. Alli estaba él, con sus perfectos ojos mirándome fijamente mientras ensanchaba su sonrisa.

No puedo creer lo que estoy sintiendo.

New day, same boy,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora