Ilusa

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La máquina de café de la silenciosa cafetería del hospital, emitía ese sonido ronco haciendo alusión a que los granos de café se estaban moliendo bien. Los ojos oliva de Paul no paraban de mirar mi rostro mientras mis manos jugaban con las mangas de la sudadera.

- ¿Quieres parar de hacer eso? - Me preguntó al borde de un ataque de ansiedad. Sus cejas estaban a punto de unirse haciendo señal de lo mucho que de verdad le estaba molestando.

- ¿Acaso te molesta? - Me defendí en el mismo tono que él lo hizo.

- Si - Dijo colocando sus brazos sobre la pequeña mesa haciendo que disminuyera el espacio entre él y yo.

Al darme cuenta de que intentaba ir mas allá, o al menos aparentaba, junté mi espalda con el respaldo de la silla.

- A mi me molesta tu acritud de niño malcriado.

- ¿Vas a venir a darme clases de comportamiento? - Soltó una sonrísa pícara, doblando uno de los lados de su boca.

Le devolví una de mis sonrisas más sarcásticas y evité seguir peleando con él porque como siempre, su malhumorado comportamiento acabaría con mi delicada paciencia.

- Aquí tienen sus cafés - Una camarera de mediana edad y cabello cobrizo, posó dos tazas de café con leche sobre la mesita.

- Gracias - Respondí educadamente.

Pero Paul parece ser que no estaba mucho por la labor y comenzó a remover su azucar en el café.

- Deberias haberle dado las gracias.

- ¿Porqué? Este es su trabajo.

¿Pero como puedes ser asi?

AAAAHHHH.

El aroma a café penetró por mi nariz haciendo que mi saliva saliera mucho mas rápido que habitualmente lo hacía. El liquido color marrón bajó por mi garganta, endulzando todas las partes de mi estómago por las que pasaba.

- ¿Y bien?¿No me vas a contar nada? - Me preguntó.

- ¿Que quieres que te cuente? - La verdad no se que quieres que te cuente, no recuerdo apenas nada.

- Algo interesante.

Me quedé callada intentando buscar en mi vacía cabeza algo que contarle a este tedioso chico.

- No tengo todo el día...

- ¿Sabes? Yo tampoco, estoy haciendo un esfuerzo para ver que te puedo contar, porque la verdad es que ahora no tengo claro lo que buscas realmente.

- Háblame de tu "amiguito" - Puso énfasis en la palabra "amiguito".

Rodé mis ojos y suspiré. Me levanté de la mesa, cogiendo la taza de café vacía dejándola sobre la barra y pagando mi parte con el dinero que mi madre me habia dejado para algun refresco de las maquinas espendedoras.

Paul me imitó y me giré a contestarle.

- Cuando quieras hablar de temas que no tengan nada que ver con mi vida personal, estaré en mi habitación dispuesta a pasar el rato mientras tanto no me hables.

Tomé mi paso firme y decidido para salir de la cafetería. De alguna y otra forma sentía que me estaba obserbando. ¿Como puede ser tan irritante?

tic tac, tic tac...

Ese ruido me pone nerviosa.

Las siete de la tarde. Sola, sentada en mi camilla mientras seguía memorizando cada una de la calles que veía. Me habia aprendido el horario de el camión de residuos, los movimientos del agente de trafico que se situaba justo en el paso de zebra antes de la entrada del hospital...

New day, same boy,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora