《I'm by your side》

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Dicen que las noches de tormenta te ayudan a reflexionar. Pues bien, me hayo en la habitación de un hospital, mientras mi madre duerme en lo que parece ser un incómodo sillón cubierto por una fina capa verde de terciopelo, o al menos aparentaba.

Mi mirada estaba fija en el mojado cristal y el cielo de vez en cuando se abría dejando caer un rayo a la gran ciudad. La habitación estaba iluminada solamente por la tenue luz que entraba por el gran ventanal e inundada en un silecio demasiado sobrecogedor. No paraba de pensar en aquella morena chica que era mi hermana. Ligeramente me levanté de la camilla, lentamente evitanco despertar a mi madre.

Mi madre.

Salí a los pasillos blancos iluminados por una luz incandescente haciendolo parecer un lugar aún mas lúgubre. Me dirigí hacia uno de esos baños donde los espejos eran tan largos como la pared en la que estaban colocados. Apareció mi reflejo en él.

Dios.

Tenía un par de puntos sobre mi labio y otros mas en mi sien, que serían por lo menos 10, rasguños en mis pómulos y unas grandes bolsas negras debajo de mis ojos. Esa especie de camisón que llevaba puesto me resultaba demasiado "libre". Me sentia casi desnuda y mi desordenado cabello recogido en una cola de caballo. Me acerqué mas al espejo para mirar detenidamente mis heridas. De pronto, comencé a tener pequeños flashes de recuerdos.

En ellos aparecía un caballo negro, nervioso, que se levantaba una y otra vez sobre sus patas traseras y sus profundos relinchos que hacia que pudiera escucharlos a pesar de estar sola y en silencio. Ahora ya se que accidente sufrí para que me dejara asi.

Me caí de un caballo.

Negaba con mi cabeza sobre el lavabo. Una mujer, enfermera para mi suerte, pasó al baño y me miró. Al darse cuenta de que vestía como una paciente me ordenó inmediatamente que volviera a mi habitación. Fue demasiado áspera y fría. No estaba haciendo nada en el baño.

Nada, que al parecer es todo.

Entré silenciosamente en mi cama, volviendo a mirar hacia la ventana. Las gotas de lluvia golpeaban el cristal haciendo que la habitación quedara inmersa en un sonido glorioso y placentero. Mis párpados comenzaban a pesarme.

(...)

- ¡No me voy a comer eso!

- Rachel, cariño, tienes que comer.

- No tengo hambre.

Mi madre suspiró, dandose por vencida.

- Si no comes vas a enfermar y empezar a perder peso ¿De verdad quieres eso?

- Yo solo no quiero comerme esto - Señalaba la bandeja de comida que me habia ofrecido anteriormente una enfermera.

Mi madre retiró la bandeja de mi regazo dejandola encima de la mesa situada al lado de la cama.

- Esta bien, cuando decidas comértelo estará ahí, mientras tanto estaré fuera.

Ella salió cerrando la puerta y me quedé alli sola. Tras unos minutos golpearon la puerta y asomó una chica.

- ¿Rachel?

Pero no me digas mi nombre ¿Quien eres tu?

- Si ¿Y tu eres?

- Soy Louise, tu mejor amiga - La chica entró en la habitación. Miró mi cabeza y en su rostro apareció una mirada de miedo y preocupación - Oh dios mio Rachel ¿Que te ha pasado?

- Amnesia.

- Bebe eso ya lo se y te voy a ayudar todo lo que yo pueda... Pero me refiero a como te ocurrió la amnesia.

New day, same boy,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora