Un chico en motocicleta, un solo objetivo: Venganza.
Una chica al volante, un solo objetivo: Venganza.
La realidad era simplemente esa. Ambos creían que sus vidas no tenían más sentido. Estaban al borde del peligro, al borde de la muerte. Pero no les importaba. Querían venganza, la dulce venganza.
Una noche lluviosa, el destino les daría una jugada diferente a la que estaban acostumbrados... algo que los haría conocerse. Sí, el destino se encargaría de juntarlos, de iniciar una nueva historia que cambiaría su vida por completo, los haría apreciar la vida finalmente, de amarse sin importar los obstáculos, incluso a pesar de estar... a miles de kilómetros.