Viernes. No sabía que usar, ni a donde la llevaría Harry, así que primero que nada vió el clima afuera: frío.Asi que me puse:http://www.polyvore.com/cgi/set?id=116671289&.locale=es.
Escuchó el ruido de la moto, se despidió de Caitlin, tomó su bolso y salió apresurada. Llegó hasta la banqueta, donde Harry apenas se bajaba de su Ducati. Se veía guapísimo. Jeans ajustados color blanco, unos ‘Supra’ negros, una camiseta blanca y su indispensable chaqueta negra de cuero. Su cabello castaño despeinado con luces claras, combinado con sus ojos verdes, lucía como la mismísima tentación en vida para cualquier mujer.
Se acercó feliz a el, lo tomó por el cuello y Harry la abrazó por la cintura, la cargó ligeramente, logrando darle dos vueltas. Ella empezó a reír.
—¿Lista?— Le preguntó. Ella asintió.
—Así es. ¿A dónde vamos?—.
—Es sorpresa. Súbete y ponte esto— Le ordenó. Se sentó y encendió su moto, esta vez ella no se negó, al contrario, le había gustado andar en motocicleta la primera vez. Y ahora, no sería la excepción.
Después de 10 minutos de trayecto, llegaron a algo parecido a un enorme parque, la diferencia era que estaba cerrado por altos muros y tenía caminos por todos lados, rodeados de arbustos enormes.
—Harry… esto es un…— Leyó el letrero en la entrada que decía ‘Laberinto Lordville’. —Laberinto— Finalizó. Harry asintió sonriente.
—Exacto. Y es estupendo. Vamos— La tomó de la mano, aunque no estaba muy convencida, lo siguió. El lugar estaba completamente solo… más bien, parecía abandonado. A ella llegó a darle un poco de miedo, pero sabía que con Harry ahí nada le pasaría.
Caminaron por varios minutos que parecían eternos. Los caminos eran iguales. Todos enredados y confusos. Eran solo arbustos a su alrededor. El piso era de piedra. Al parecer Harry se sabía perfecto el trayecto.
—¿Sabes como volver? ¡Todo es igual aquí!— Dijo ella asustada.
—Tranquila… vengo aquí hace años, confía en mí—.
Después de caminar un poco más, Harry le tapó los ojos. Ella se sorprendió. Empezó a escuchar el sonido de agua caer. Luego, el piso ya no era de piedra, era de tierra. Y cada paso que daba, era cuesta abajo.
—Harry… ¿Dónde estamos?— Preguntó. Él no respondió y la acercó más.
—Abre los ojos— Separó sus manos de ella.
Lo que los ojos de ______ vieron, no se le olvidaría jamás. Era una cascada… sí, una enorme y bella cascada, tan increíblemente hermosa. Un lago que se formaba a la perfección con el agua caer. Debajo de aquél misterioso lago, había luces fosforescentes de varios colores. Como si fuera de mentira. Alrededor de la cascada, había muchos arboles. Definitivamente era el lugar mas impresionante y romántico que había visto en su vida.
—Harry… no lo puedo creer… ¡ES HERMOSO AQUÍ!— Exclamó emocionada mirando todo.
—Y lo mejor: no hay nadie más— Susurró en su oído. Se le erizó la piel una vez más.
—¿Qué? ¿Hablas enserio?— Dijo ella volteándose hacia él.
—Si… este laberinto ha estado abandonadísimo por años. Ya nadie viene. Aquí es el final del laberinto… pocas personas llegan. El agua es caliente por la noche y fría en el día, de verdad relajante. Las luces que ves bajo el agua se forman por un choque de corrientes y la luna. Sólo se puede apreciar de noche. ¿Te gusta?— Le dijo abrazándola de la cintura.