Capítulo quince

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La luz del alba se colaba por la ventana, la brisa mecía las ligeras cortinas haciéndome estremecer al rozar mi espalda desnuda. Aroma a café recién preparado inundaba la habitación. El mundo parecía tener otro color. 

Desperté y lo primero que sentí fue una punzada en mi cabeza, debía ser efecto del alcohol que consumí la noche anterior. Maldije en voz baja cuando debí correr al baño, no sólo mi habitación era un gran desastre, mi estómago y mis memorias también habían empezado a revolverse. 

Vi el reflejo de mi rostro enrojecer ante el recuerdo de palabras vagas, risas cómplices, piel rozando piel, besos atrevidos. Mis dedos pasearon con cuidado sobre las marcas rojas de mi cuello. Parecía un ensueño, no podía creer que hubiera sucedido. Una sonrisa tonta se formó en mi rostro y sabía que no podría quitármela en algunos días. 

Busqué a Baekhyun por toda la casa sin encontrarlo, las llaves de su auto tampoco estaban, debía haber salido muy temprano a la oficina. Llamé en repetidas ocasiones a su teléfono sin obtener respuesta. La sensación de vacío me inundó. Estaba segura de que no podría mirar su rostro sin sonrojarme pero quería verlo. 

El ataque de ansiedad empezó a convertirse en ira. Recorría el departamento por enésima vez tratando de calmar mi mal humor cuando encontré lo que creí buscaba. Una hoja de papel con letras manuscrita perfecta estaba al pie de la mesita de centro. 

"Tengo una sorpresa para ti, te espero a las cinco, no tardes" 

En la parte de atrás encontré en detalle el lugar de la cita. 

"Tonta, cómo no lo viste antes" me dije en voz alta. Otra vez la sonrisa sin sentido había vuelto a mi rostro. 


El prosaico pasar de las horas amenazaba con acabar con mi cordura. Recorrí un sinfín de veces la misma habitación hasta que mis pasos inquietos y cansados me llevaron al balcón donde vi pasar otro par de horas. Empecé a lamentar el haber faltado al trabajo. 

***
El movimiento imperceptible del ascensor creaba un vacío en mi estómago, mis manos sudaban y el retumbar de mi corazón hacía eco en mis oídos a medida que la luz de los botones de la caja de metal me decían la ubicación y se detenía en número que había marcado. 

Las puertas se abrieron y me dejaron en un pasillo bellamente iluminado. Caminé hasta el final del mismo, las puertas de cristal se separaron. Una habitación vacía me dio la bienvenida. El aroma de las decenas de flores blancas dispersas por el lugar era simplemente embriagante. 

Escuché pasos ligeros acercarse pero me atraparon en un abrazo antes de que hubiera decidido encontrarlo con la mirada. 

-Viniste… -Jongin susurró suavemente en mi oído haciéndome estremecer y tensar a la vez, si es que eso es posible. 
-Tu… -dije abrumada– ¿Qué estás haciendo aquí? 
-Tuve mucho miedo de que no vinieras- dijo ensimismado sin prestar atención a mis palabras 
-¡Suéltame! –Exigí 

Los brazos de Jongin me liberaron. Su mirada penetrante se fijó en mí, los pliegues de su frente crecieron, su expresión era de confusión. No podía negarlo, yo también estaba sorprendida de mi actuar. 

-¿qué te pasa? ¿Por qué actúas así? 
-Nada… es sólo que –necesitaba una respuesta a aquella pregunta, pero no la tenía 
-¿Tienes miedo? 
-No

<< ¿Miedo?>> No, no, el sentimiento que crecía en mi era diferente. 

-¿Porqué me alejas entonces? 

Su mirada se había vuelto nostálgica. Yo estaba congelada, mi cuerpo y mi mente estaba en lugares tan distantes que parecían no tener conexión, parecía estar en estado de shock. No tenía palabras para explicarle que esperaba el abrazo de otra persona. 

La sangre en mis venas dejó de fluir. Miré con horror hacia la puerta cuando un sonido sutil me advirtió la presencia de otra persona. 

Un silencioso Baekhyun me observaba desconcertado. Miró levemente a mi acompañante, luego su mirada triste se clavó en mí. Sólo en ese momento estuve segura de lo que había estado sintiendo: culpa. 

El tiempo, mi tiempo, se detuvo en su mirada. El mundo dejó de tener sentido cuando lo vi dar un paso inseguro hacia atrás y desaparecer tras la puerta de cristal. 

"Espera" dijo mi mente porque las palabras no podían salir de mi boca. 

-¿Dónde vas? –el brazo de Jongin atrapó mi mano haciéndome girar para mirar sus ojos 
-Suéltame –supliqué con un hilo de voz 

Las lágrimas nublaron mi visión. Mi mano libre y temblorosa trataba inútilmente de limpiarlas. Lentamente la mano de Jongin dejó de hacer presión sobre mi muñeca hasta que la dejó caer. 

Salí del lugar sin mirar atrás. Estaba segura que Jongin por fin se alejaría de mí, una parte de mi se negaba en aceptarlo y me pedía a gritos que volviera a su lado. Otra parte me empujaba a seguir corriendo por el vacío pasillo en busca de Baekhyun.

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