Capítulo diecinueve

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El primer movimiento de mi cuerpo despertó a Baekhyun cuyos brazos me acunaban y protegían, su regazo había sido un buen sitio para dormir, aún así el cansancio pesaba sobre mi. Mi cuerpo dolía, sentía la rigidez en cada músculo alrededor de mi cuello y mis hombros. 

-Despertaste- dijo para sí mismo, quitó un par de cabellos que se habían deslizado a mi rostro acariciándolo. Sus ojos se veían muy pequeños y cansados. 

-¡Mi hermana!- casi grité incorporándome de prisa. 

El brazo de Baekhyun se cruzó sobre mi pecho obligándome a regresar mi cabeza a su pecho y sus manos se dedicaron a peinar mi cabello desordenado. Aquel gesto no significaba nada bueno, mi corazón empezó a acelerarse, los golpes contra mi pecho dolían y me impedían respirar. 

-Todo estará bien... -su voz apagada llegó a mis oídos en un susurro que sonaba a muerte.  Mis ojos se llenaron de lágrimas al instante. Miles de pensamientos pasaron por mi mente imaginando lo peor. Las manos de Baekhyun se turnaban entre limpiar mis lágrimas que se negaban a parar y envolver mi cuerpo en un abrazo. 

Lentamente, con voz pausada y suave empezó a explicarme el estado de mi hermana.  "Entró en estado de coma"  El mundo se detuvo y perdió el sentido en un segundo para mí. Baekhyun no dejó de abrazar mi cuerpo inmóvil y ausente.

Mi mirada vagaba por la pequeña sala, sólo los padres de Kris permanecían allí, dormitando en evidente incomodidad. Kris y mis padres debían estar en recepción encargándose del papeleo correspondiente al ingreso de mi hermana o de cosas así. 

La sala se llenó y vacío un par de ocasiones durante el día. Veía a la gente acercarse, decirme cosas, tocar mi rostro o manos. Mecánicamente respondía ante los estímulos sin saber exactamente que hacer o decir. 

Solo hasta el final de la tarde empecé a recobrar los sentidos que me habían abandonado durante el día. Encontré a mi madre recogiendo la manta que había estado cubriendo mis piernas hasta hace un instante cuando Baekhyun me ayudaba a ponerme de pie para llevarme a casa.  Me oponía rotundamente a alejarme del hospital, pero mi madre tenía razón "no había nada que nosotros pudiéramos hacer" sólo debíamos ser pacientes y tener fe en que todo saldría bien. 

Mi madre había tomado el lugar que normalmente tenía yo, ahora era ella quién apoyaba y daba ánimos a todos, en especial a Kris quien estaba inconsolable en un rincón de la sala. Con su rostro inescrutable y los brazos cruzados sobre su pecho sin mirar a nadie dejaba pasar las horas. Sólo levantó la mirada cuando salía de la sala de la mano de Baekhyun, sus ojos rojos se posaron en los míos un instante y volvió a cerrarlos agachando su cabeza. 

Recién en ese instante empecé a preguntarme como se sentiría Kris. Su dolor debía ser aún mayor al mío. Ambos amábamos a mi hermana, pero de modos diferentes. Yo lloraba por mi hermana, él lloraba por su esposa, por el amor de su vida, por la madre de la hija que los esperaba en alguna sala sin haber sentido los brazos de su madre y el calor de su cuerpo. 

Llegué a casa sintiéndome miserable y vacía. Cada gota de agua que rodaba por mi piel ayudaba a recobrar la sensibilidad de mi cuerpo adormecido.  Baekhyun había prometido que me llevaría inmediatamente al hospital.

Me dirigí a su habitación tan pronto estuve lista para salir, toqué un par de veces a la puerta sin obtener respuesta. Giré la perilla y cedió hasta que la puerta estuvo abierta. Estaba profundamente dormido sobre su cama boca abajo como un bebé. Bebía estar muy cansado, había cuidado de mi toda la noche, así que me quedé a vigilar su sueño. 

Me encogí en el pequeño sofá en el que Baekhyun habitualmente pasaba horas leyendo. Abracé mis piernas apoyando la frente en mis rodillas. Dejé que la lágrimas salieran sin pena, tal vez me ayudaría a sentirme mejor.

No sé cuánto tiempo pasó sólo pude sentir después como mi cuerpo era rodeado por los brazos de Baekhyun. Era su modo silencioso de decirme que todo estaría bien. Cruzó sus brazos por mi espalda y bajo el dobleces de mis piernas y me cargó hasta su cama. Me sentó en su regazo y dejo que continuara llorando sobre su hombro. 

Cada día que pasaba aumentaba nuestros temores y mermaba nuestras esperanzas.

Mi hermana no presentaba mejoría. Kris pasaba horas enteras haciéndole compañía a mi hermana, incluso había sobornado a los médicos para que le permitieran permanecer más tiempo del permitido junto a ella y a su hija. 

Una mañana al acercarme al cuarto donde estaba mi sobrina pude escuchar a Kris. Tenía la voz triste, razonaba con alguien quién por ultimo salió de la habitación advirtiendo que sería "la última vez que lo dejaría hacer algo así". Al salir la enfermera casi choca conmigo, se disculpó y se alejó murmurando cosas inentendibles. 

Miré dentro de la sala dónde estaba Kris, llevaba consigo un pequeño peluche con gorra de marinero. Hablaba con mi pequeña sobrina. 

-Ya pronto vendrá por ti -decía con una sonrisa triste- está ansiosa por conocerte pero por ahora debe dormir para recuperar sus energías. Ella es muy hermosa, saliste igual a ella -agregó con dulzura- ¿recuerdas las canciones que te cantaba cada día? ¿recuerdas su voz verdad? Su voz es tan suave como el canto de un hada. Ella nos ama mucho, ya vendrá por nosotros, sólo sé paciente como papá.  Esperemos por ella, mamá pronto estará aquí. 

Con delicadeza tomaba la mano de la pequeña que dormía con una ligera sonrisa en su rostro. Kris la miraba como si fuera su más grande tesoro, con devoción y ternura, de ese modo que sólo el amor es capaz de mirar. 

Abrió una pequeña puertecita en la incubadora y depositó el peluche dentro junto a otros dos que ya le estaban haciendo compañía a la pequeña. 

Por un momento sentí envidia de su amor, aquella necesidad de ser amada de ese modo, de ser necesitada y esperada por la persona que amo. Mi corazón dolió. 

-Éste es el olor de mamá... así la reconocerás cuando venga- su voz tenia un tono de complicidad, sonrió largamente y luego se alejó. Se sorprendió al verme de pie junto a la puerta, sonrió y apoyó su mano en mi hombro al salir. La frialdad de Kris sólo mi hermana y sobrina eran capaz de romperla. 

Me acerqué a la pequeña que seguía durmiendo en compañía de la alpaca, el panda y el ciervo color de miel. La cinta alrededor de su muñeca decía Alice Wu. <<hermoso nombre>> pensé. 

-Se parece a ti -dijo Baekhyun asomándose tras mi oído haciéndome dar un pequeño salto -ahora que lo pienso... -sentí el peso de su cuerpo cuando apoyó el mentón en mi hombro- se parece a mi también -rió divertido sacándome una sonrisa -así se verán nuestros hijos- depositó en mi mejilla un beso travieso. 

No pude evitar que mi corazón se acelerara. <<nuestros hijos>> "no tendremos hijos" respondió mi mente a regañadientes sintiendo sus manos aún rodeando mi cintura. 

Se sentía bien su compañía, tal vez lamentaría permitirle hacer aquello, cuando un buen día volviera a recordarme nuestro acuerdo, o le dieran sus ataques de inseguridad y bipolaridad y volviera a destruirme. Tal vez mañana ese momento sería ya sólo un sueño lejano, un recuerdo distante. Tal vez... tal vez no debería pensar... 

"Doctor" escuché a mi madre gritar a la distancia alejándome de mis cobardes pensamientos. Recorrimos de prisa el largo pasillo que nos llevaría hacia la habitación de mi hermana. 

Un grupo de médicos entraba en la habitación, un par de enfermeras hacían lo posible por impedirle a Kris entrar. Las manos de mi madre ocultaban parte de su rostro dejandole una expresión inteligible. Las lágrimas vinieron a mí sin que las hubiese llamado, yo sólo podía pensar en lo peor, mi hermana no podía dejarnos, ella no podía hacerlo... 

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