Capitlulo 23

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Recostada en mi cuarto en casa de mi abuela solo podía sentir una cosa impotencia, impotencia al saber que mi madre no era ni siquiera capaz de decir "esta es mi casa yo la pague y no puedes correr a mi hija" pero no, no le sale no le funciona no lo siente. Le importa más su marido que su hija genial!, escucho que llaman a la puerta era mi abuela.
- Alo te buscan flaca.
-Pase abue. -abrió la puerta y entró junto con Juan.
-Te lo dejo no hagan travesuras -La mire sería
-Abue!!- Dije en tono suave.
Ella solo cerró la puerta y se fue.
-Me dijo tu mamá que estabas aquí!.-Dijo Juan mientras se sentaba en la cama al lado mío.
-En eso si tuvo el valor de hablar.
-Saavedra tu padre es más fuerte que tu mamá quizá es solo...
-No -lo interrumpí- Que piensas decir que es miedo miedo a que!? Eh! a que? Si yo que soy una niña le contestó y me le pongo al tiro, no puedes decirme que solo por miedo, es sumisión, rendición a un hombre inútil que la hace sentirse menos mujer. Pero está bien solo espero que algún día pueda ser libre y que esa libert no le salga cara.
-vamos Alo es tu mamá.
-Una madre defiende a sus hijo por sobre todo. Mi madre está aya abajo haciendo de comer para irme a la escuela. Te sales un momento me tengo que cambiar.
-Claro. - se salió y espero en la sala fuera de mi cuarto, la casa de mi abuela era grande y de dos pisos, en cuanto subías las escaleras te encontrabas con dos patios grandes uno con plantas a montones y el otro con un balconcito con mirada al patio de abajo y por el otro lado a las casas de los vecinos podías brincar de una casa a otra si brincabas la pequeña barda, hacia la izquierda encontrabas una puerta negra que parecía guiarte a un cuarto pequeño que en realidad era la sala donde se encontraba Juan, después de pasar la puerta a la derecha se encontraba mi cuarto y a la izquierda un sillón grande para 3 personas máximo enseguida de el el cuarto de mi tía, demás está decir que al lado de mi cuarto estaba otro que era considerado para visitas con dos cañas en el y el resto de la sala se encontraba otros dos sillones todos rojo tinto la computadora un estéreo y una tele detrás de este se encontraba una ventana grande que casi recorría toda la pared solo se abría de en medio y tenía vista a la calle, Juan está mirando desde ahí hasta que mi tía salió de su cuarto y lo asustó
-Que haces aquí? -Gritó
-Espero a Alo-Dijo Juan mientras volteaba con un brinco pero la voz tranquila, yo alcancé escuchar pero aún no terminaba de recoger mi pelo ya que estaba mojado y esto lo hacía más difícil mi tía continuó
-Que descaro de Alondra meterte a la casa.
-De hecho su abuela me dejo pasar y solo somos amigos! -Dijo aún tranquilo, "ja esa típica frase" pensé yo.
-que pasa aquí? -Salí del cuarto con mi uniforme y mi moño medio chueco al no poderlo acomodar rápido.
-Que ni siquiera pudor tienes, por eso mi hermana te corre de su casa
-Eso a ti no te importa ya vete a la universidad y déjame en paz. -parecía niña pequeña por dios si es 8 años mayor que yo que mierda! Pensé.
-Gloria ya vete a la escuela-Gritó mi abuela -Deja en paz a la niña.
-Tarada -Me dijo al sacarme la lengua y dirigirse a abajo.
-Perdón por eso! -Le dije a Juan mientras lo miraba.
-Descuida ojitos parece que te persiguen los malos, pero aquí estoy yo para cuidarte -Dijo mientras tocaba mi mentón con su mano. -Aunque se que eres más valiente de lo que parece.
-Güero tonto -Sonreí y lo abracé, al hacer eso me acomodo el moño y me regreso el abrazo.
-Bueno señorita a la escuela donde está tu mochila. -Saque mi mochila y nos fuimos. Vestía mi clásico uniforme de deportes una camisa roja con el escudo de la escuela encaje azul marino en mangas y cuello y un paz azul que casi arrastraban mis pies, un chongo a medio pelo y mi moño azul marino. Llegamos y solo me dio un beso en la frente me dijo pórtate bien y se fue. Ese día jugué fútbol con tanta furia con toda la fuerza de mi enojo que traía por dentro patear el balón hasta media cancha era dotes que a una niña de 11 años no era tan fácil.
Por la tarde al volver mi madre estaba sentada en la sala principal de la planta baja en casa de mi abue.
-Que Quieres? -Dije sin pensar
-Hija, chiquita hablemos por favor.
-Para que? Que discurso preparaste?
-Alondra soy tu madre
-Ayer como que tenías mala memoria y lo olvidaste.
-Alondra. -Dijo con lágrimas apuntó de llorar
-esa cara deberías hacer en otros momentos no ahora. -Corrí hacia arriba, ella fue tras de mi.
-Alondra por favor no hay nadie que me ayude en casa con tu hermana pequeña y las cosas para hacer.
-Ósea ni siquiera por mi vienes, cienes por tu chacha.
-No quise decir eso hija-esta vez ya tenía lágrimas en los ojos
-No llores mamá que de mi hermana puedo encargarme yo pero no puedo creer que tengas que esperar a necesitarme para hacer algo por mi. Me supongo que tienes que ir a trabajar otra vez o por hoy ya acabaste?
-Hoy tuve que faltar. -Dijo agachando la mirada. Yo solo hice un pequeño gesto hacia abajo con mi cara,
-Bien por hoy cuida a tu hija pequeña mañana iré por ella para llevarla a la escuela.
-Pero si volverás verdad?
-A que? A ser tu chacha de nuevo y soportar que mi padre me humille (reí con sarcasmo) no gracias
-Alondra él te quiere
-No lo creo mamá, ya vete si tengo que ir al rancho con potrillo. No lo saque hoy pasear temprano.
-Pero Alo solo..
-Dije ya vete -Me di la vuelta avance a mi cuarto lo cerré elegí mi ropa y me asomé por mi ventana que daba a las escaleras esperando que mi madre saliera de ahí. En cuanto bajo me dirigí al baño que estaba arriba justo donde las escaleras terminaban me metí puse música y me preparé para ducharme.
Sentía rabia por dentro tanta que solo me sostuve de la pared por un momento deja que el agua me mojara y de repente comenzó a golpear la pared con mi puño. ¿quien iba a escuchar? Total en el según piso no había nadie. Golpee y golpee hasta que me ardió la mano y vi que había sangre en unión al agua en el suelo que se iba por el resumidero. Termine de ducharme, me cambie con un pantalón café fuerte una blusa blanca de tirante una camiseta de cuadro roja y negro y unos tenis blancos Nike. Tome mis cosas junto con las llaves de mi camioneta les avise a todos que iría a montar y me fui con dirección al rancho. Podías comenzar a ver la puesta de sol a pesar de ser apenas las 7 de la tarde ese paisaje era hermoso, manejar por aquella carretera era mágico además de peligroso, mientras el sol me daba más en mis manos al volante más me ardían. Al llegar solo me puse mis botas acomode a potrillo y me puse a montarlo.

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2017 ⏰

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