capitulo 8

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-¿Qué esconden?- pregunto asomándome por un lado de la baranda de las escaleras. Ellas se miran entre si y se hacen extrañas señas.

-¿escondemos algo?

-¿lo hacen?

-¿lo hacemos?

- no lo sé- ellas sonríen angelicalmente y me mandan una mirada bajo sus pestañas-¡un momento! Ustedes no hacen esas inocentes sonrisas. Por supuesto que esconden algo- ambas niegan sutilmente.

-jamás esconderíamos algo de ti- me hacen ojitos. Ellas están dándome demasiado miedo ahora. Cuando estoy listo para irme muy lejos de ellas se escucha un ladrido-¿fue eso un ladrido?

- ¿lo fue?- elevo un ceja y cruzo mis brazos.

- estoy muy seguro que lo fue.

- ¿lo estás?

- ¡si lo estoy!- las señalo y ellas se miran en apuros- no quieran engañarme, se que esconden algo- otro ladrido se escucha y ellas llevan rápidamente las manos a él picaporte- no me interés lo que hagan. No voy a decirle a mama, solo no me metan en sus travesuras- las gemelas me sonríen con gratitud.

Es la primera vez, desde que recuerdo, que ellas hacen una de esas sonrisas. Una real y si un ápice de malicia. Me encojo de hombros y sigo de camino a mi habitación. Cuanto menos me meta, menos aumentara mi castigo.

Me siento en mi cama y la mente comienza a maquinarme. Quiero un perro, si ellas tienen uno va a ser de todos. Sonrío satisfecho y me recuesto a mirar la televisión. Nunca le diré a mama.

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Siento cosquillas en mi oreja, levanto la mano y sacudo. La molestia no se va. Abro mis ojos y veo a mi hermano aguantando la risa mientras me toca con su dedo. Creo que me he quedado dormido porque estoy súper desorientado. La ventana me muestra que todavía es de día, así que solo dormí unas horas o minutos. Maldito imbécil que no deja que descanse mi sensual cuerpo.

-¿Qué haces en mi habitación y porque interrumpes mi rutina de recuperación de energías?- frunce el seño y eleva las cejas.

- eres tonto cuando quieres hablar inteligente.

- tú eres tonto cuando hablas en todo momento, y nadie te dice nada.

- no soy tonto- se enfurruña y cruza los brazos-no quiero que peleemos. Quiero hablar contigo- me siento en la cama y lo observa. Rara vez hablamos en cerio, y eso no puede ser nada bueno.

- de acuerdo, hablemos- me sonríe y se sienta a los pies de la cama.

-¿te acuerdas de Ariadna?- ¡Ho! Ariadna. La novia que David tuvo antes de cagarla. El la engaño estando borracho y jamás se volvieron a ver. Ella no hizo escándalo o algo por el estilo, solo agarro sus cosas y se retiro. No sabe nada de ella desde ese momento. Frunzo el ceño y lo miro mal.

- no quiero hablar de ese tema. Vamos a pelear si lo hacemos.

- no seas así conmigo, sabes que nunca quise lastimarla.

-te hubieras esforzado mas- nos quedamos en un silencio incomodo. No quiero culparlo pero no lo puedo evitar- lo siento.

- no lo hagas, tienes razón- suspira. Casi puedo sentir cuanto le duele- la cosa es que la vi-sus ojos se iluminan- está muy bonita- apretó los labios y desvío la mirada. La culpa me carcome.

- lose, la he estado viendo. Se podría decir que somos una especie de amigos.

-bueno, da igual- no me mira y se porque. No da igual, no para el. De pronto se da vuelta y me regala una sonrisa forzada- solo quería comentártelo. Te preguntaba por Ariadna por si te acordabas de la chica con la que estuve esa noche- asiento- la he estado viendo y quiero presentártela- mis ojos se abren grandes. No quiero conocer a ninguna chica que va por detrás en una relacion.la mirada que me da me confunde, no parece como con ganas o miedo de presentármela. Entrecierro los ojos, no lograra engañarme. Sonrío y asiento.

Voy a hacer que la relación de David y la chica desconocida rompe parejas sea una autentica pesadilla. Me encargare de que las gemelas me ayuden a hacer malas cosas. Ellas tienen una mente mas maligna que la mía.

 SimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora