capitulo 19

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Casi grito de felicidad cuando mi teléfono suena con una llamada entrante de liz. no miento, esa chica me trae loco. Y eso que aun no la he besado.

- Reprobaras todas las materias si sigues faltando al colegio- escucho ni bien decolgar el teléfono.

- Hola a ti también campanita- susurro dejando de lado el libro que leia. Por que si gente bonita del otro lado de las letras. Yo leo mucho.

- No llame para saludar- sonrio.

- Pero yo quiero saludarte a ti.

- Me comentaron que estabas en cama- miro el jeso en mi pierna y frunzo el seño. Me gane unos cuantos golpes mas por no queres usar las muletas. Es bastante difícil moverse en lugares pequeños saltando con un solo pie.

- No dire una palabra si no te dignas a saludar a este hombre caliente.

- Bien, hola.

- ¿Solo hola? ¿No hay algo como "hola amor", "hola cariño"?- puedo imaginarla rodando los ojos. Ella hace mucho eso.

- No tengo un motivo para llamarte de esa manera.

- Hay miles de motivos para darme amor. Aunque las personas siempre me lo dan sin motivos.

- Como digas. Oye...-hace un pequeño silencio y suspira-¿te... encuentras bien?

- Sabia que morias por hacer esa pregunta. No podrías vivir sin mi jamás.

- Justo en este momento me arrepiento profundamete de llamar.

- Bien, no torturare a tu bonita persona. Estoy bien, solo cai de un árbol.

- ¿Por qué estabas en un árbol?

- Porque mi nuevo trabajo es ser agente supersecreto de la cia. No le cuentes a nadie- la escucho reir. Parece como si tapara su boca para no romper en carcajadas.

- Tus disparatadas ideas no responden a mi pregunta.

- Quería volar.

- Podría creerme eso.

- No puedo creer que creas eso que nadie creería.

- No quieras confundirme niño bonito.

- ¿Bonito?- se que es una estúpida palabra, pero eso indica que ella me encuantra lindo de algun modo.

- Da igual, no es la parte de la oración que debías prestar atención.

- Es lo único que recuerdo.

- Tienes muy poca memoria entonces.

- Suficiente para recordar esos bellos ojos azules.

- Sigo sin saber porque estabas en el árbol.

- Conteste esa pregunta, si mal no recuerdo.

- Y luego negaste que sea cierto.

- De acuerdo, tienes la razón. Espiaba a mi hermano.

- Eso no parece algo muy bueno.

- El estaba con su novia. Debo cuidar su castidad lo mas que pueda. Ella podría ntentar corrompirlo.

- Ya es algo que yo no quiero escuchar.

- Pero aun asi no has cortado la llamada.

- Debe ser que quiero hablar contigo.

- Y yo definitivamente no cortare la comunicación. Jamás hablas tanto en persona.

- Aunque quiera seguir con la interesante conversación de la castidad de tu hermano. Debo colgar. Espero que te mejore. Extraño verte en clases- corta sin permitirme decir una palabra. Sabe que sin dudas esa ultima frase me dejo mucho que pensar.

Casi estoy por llamarla de nuevo cuando escucho gritar a David en el pasillo. Con pesades me levanto y a pasos torpes me acerco a la puerta de mi dormitorio. Lo veo en la puerta de las gemelas con el pequeño perrito prendido de su pierna. Las niñas están fulminándolo con la mirada y mama no cabe en si de sorpresa. Creo que se armara el lio.

Despacio y en silencio me encierro en mi habitación. Ya tengo algo en lo que pensar y no me meteré en problemas por David, se que las gemelas querrán vengarse. Además, no hay necesidad de intervenir, mama es demasiado buen apara echar el perrito a la calle. En todo caso, las niñas no lo permitirán.

 SimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora