capitulo 27

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Corrijo lo que dije anteriormente. La playa no es genial.

Resulta que le primer día me quede dormido en el sol y los siguientes dos días me la pase caminando como un niño que se había hecho caca. Además, he estado todo el día parado porque me dolía apoyar mi culo en la silla. ¡Y ni hablar de acostarme! Eso lo intente una sola vez y aun siento como quema mi cuerpo.

Ahora mi piel se sale como la de una serpiente y tengo tantos colores de piel que ya ni sé de donde provengo. Además olvide sacarme los anteojos y parece que llevo un antifaz a todos lados. Ahora nadie puede decirme que no soy un superhéroe.

Todo el mundo miraba a Liz (porque la considere una persona apta para invitar). Esa con ese traje de baño rojo y sus ojos azules llamaba la atención de todos. Además su piel tomo un tono más dorado y oscuro que los hacía resaltar aun más. Yo por su puesto estaba muy celoso y quise marcar mi territorio. Caí vergonzosamente cuando quería ir a su lado y me torcí un tobillo. Si, ese que ya esta torcido.

Por suerte valió la pena, ella paso mucho tiempo cuidándome y me gane unos cuantos besos. Y con lengua, por si querían saber.

Y conseguí una mejor amiga. Bueno, le robe la mejor amiga a Liz. Por supuesto que el torbellino rubio conquisto también la playa.

Por otro lado, David y Ariadna tuvieron su propia habitación, y estoy muy orgulloso de decir que escuche cosas sucias al otro lado de la pared.

Ahora que estoy mejor de mi pie y mi piel quemada puedo tomar una poco de sol, bajo la sombrilla. Se ve que muy bajo la sombrilla porque estoy luchando por que alguien se de cuenta que no puedo abrirla y que cuando se cerró mi cabeza quedo atrapada dentro.

No veo pero juro que escucho la risa de mi hermano y mis amigos. Me rindo, no puedo sacarme esto. Debe ser que se enamoro profundamente de mí. Dejo de sentir la presión y veo aparecer el rostro sonriente Liz, ella posa suavemente los labios sobre los míos y se aleja abriendo la sombrilla.

Miro a David con reproche.

- Debes ser el peor hermano de toda la historia- hace un gesto desinteresado con la mano y corre hacia el agua cargando a Ariadna en su hombro.

- Ella esta enloqueciendo- me giro hacia Liz.

- ¿Por qué?

- El tiene demasiadas cosas tiradas en la habitación. Comento que haría una huelga de sexo.

- Ya decía yo que había demasiada paz. Ellos saben cómo entenderse de todas maneras- hago una pausa mientras tomo su mano- además el no va a quedarse sin sexo. Seguro mañana va a ser como el mucamo de todo el hotel.

- Tu también tienes mucho desorden- me encojo de hombros y sonrío.

- Si pero no estoy recibiendo sexo, así que no hay extorción.

- Pero podríamos hacer un trato- la miro unos segundos con los ojos entrecerrados.

- ¿Un trato que implique dolor?- Liz frunce el ceño.

- ¿Qué pasa contigo y el dolor?

- Mire 50 sombras con Selena- ella suelta una carcajada y se acomoda mejor en su silla. Soy adolescente y no puedo evitar notar que cuando ella se sienta de costado sus senos se aprietan entre sus brazos.

- No soy sadomasoquista simón- frunzo el ceño mientras miro nuevamente sus ojos.

- Eso no es lo que dijo el torbellino- vuelve a reír. Relajo mi cuerpo cuando entiendo que el pequeño diablillo rubio se burlo de mi.

- ¿Es que acaso quieres ser Cristian?

- ¿Serias mi Anastasia?

- No lo creo- ella suelta mi mano y se sienta recta- ¿en verdad te gusta?

Pienso en mentirle pero de ultima niego con la cabeza mientras la tomo de la cintura he intento sentarla en mis piernas. No sé cómo es que en las películas parece tan fácil, pero déjenme decirle que no lo es. Así que como soy un desastre con patas acabamos en la arena a un lado de la silleta que ahora tiene a mi mano como prisionera. Creo que voy a llorar de la mala suerte que he tenido en este viaje y jamás agarrare un regalo de un pingüino que desconfía de mis súper poderes.

Liz libera mi mano y me da muchos pequeños besos en mi cara. Quiero decirle que mi rostro está bien, que lo que me duele es la mano, pero estoy bien con que ella me de muchos besos así que me callo y disfruto. Cuando ella se da la vuelta y recoge la silla le saco la lengua a un grupo de muchachos que estaban viéndola. Así como un hombre que cuida lo suyo.

Pero aun quiero llorar por mi mala suerte.

- ¿Así que te interesa el trato?- su pregunta me saca de la guerra de miradas que estaba teniendo con uno de los chicos.

- ¿Vas a visitarme más seguid?

- Voy a hacer algo mejor que eso- la miro cuando se para frente a mi tendiéndome la mano para ayudarme a levantarme. Niego con la cabeza y me tiro hacia atrás recostándome.

- ¿Algo mejor?

- Si

- ¿Cómo qué?

- Como ir contigo los días que nos quedan- me siento de golpe mirándola. Ella vuelve a extenderme la mano, yo niego nuevamente.

- Limpiare ni bien lleguemos, ni siquiera parecerá que la gente paso por esa habitación. Será como recién estrenada.

- Genial, ahora levántate.

- No quiero, pasare el resto del día en la arena.la silla me odia- ella se arrodilla frente a mi rostro y me sonríe.

- Si no te levanta tendrás mucha arena, y no me voy a bañar contigo- ¿bañarse conmigo? Todos oyeron eso cierto? Ella dijo que se iba a bañar conmigo.

Me levanto como un resorte de la arena.

Tan fuerte que choco nuestras frentes.

¡Genial! Otra cosa para agregarle a las fatídicas vacaciones. Por lo menos Liz esta riéndose de mis desgracias.

 SimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora