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El viento sopla con fuerza y las hojas vuelan dándole un aspecto irreal al paisaje que contemplo con admiración. El otoño es mi estación preferida, no hace frío, ni calor, es simplemente agradable.

El patio trasero de la escuela siempre está vacío en las horas de clase, es el lugar perfecto para encontrarme con él sin que nadie nos vea, aunque luego me coma un regaño.

Siento temblar todas mis extremidades al verlo apoyado en una pared, sonriendo mientras mira el cielo cubierto de nubes grisáceas. Un remolino se forma en mi estómago cuando sus ojos se encuentran con los míos y vuelve a sonreír.

Mark es mi compañero de clases. Vino hace dos años de Estados Unidos con su madre luego de que sus padres se divorciaran. Es lindo. Me gusta Mark; aunque sus amigos no sean los mejores, él es amigable.

—Hola.— Su voz me lleva a un transe del que me cuesta salir y su presencia altera todos mis sentidos.— Te estaba esperando.

Me estaba esperando. Dijo que debía confesarme algo y aquí estoy.

—Sí, lo siento. Vine tan rápido como pude.

El uniforme no se ve tan ridículo en él como en el resto, me gusta eso.

—No sé cómo hacer esto... Uh...— Su mirada se desvía hacia un punto lejano.— De verdad yo... —Me acerco hasta quedar a su lado y recostarme en la pared.— Renjun.

—¿Sí?— Cierro mis ojos con tranquilidad, el día es hermoso hoy.

—Lo siento.— Se escapa de sus labios, como si estuviera suspirando, antes de comenzar un beso inesperado.

Siento una corriente eléctrica recorrerme por completo y todo está bien, hasta que unas manos nos apartan con fuerza haciendo que me golpee contra los ladrillos.

—Siempre supe que eras maricón.— Oh dios, no.— ¿Qué pasó, nenita? ¿Se te dilató el ano?— Yoongi habla.— El chino marica no puede hablar. Mark le dejó las piernas flojas.

No alzo la vista, no quiero hacerlo. Min Yoongi es una escoria. Sin embargo, levanto la cabeza y observo a Mark con la cabeza gacha.

Hay más personas al rededor, no sé quiénes son, pero todos están riendo y burlándose. No me hace falta mucha imaginación para adivinar quiénes son de todas formas.

—¡Hyung! ¿Qué haremos con él?— Dice uno de los que están en círculo, rodeándonos.

—No lo sé. Hagan lo que quieran, me da asco sólo mirarlo. Debería darte vergüenza deshonrar a tu familia de esa manera. ¿Qué dirán todos cuando sepan que te gusta que te den por el culo? ¿Prefieres dar?— Se burló.— ¿Te gusta el pene de Mark?— Todos ríen menos el nombrado que se tensa en su sitio.— ¿Por qué no se lo comes?

Me siento sucio. En el centro, como si fuera un espectáculo. Yoongi toma con fuerza mi mentón y me obliga a ver a Mark. Cierro mi boca hasta hacerme doler los dientes.

—¿Vas a llorar? Yoongi-hyung, el maricón va a llorar.— Aporta Donghyuck.

¿Por qué?

—Qué asco.— Mark me miró y mi pecho dolió.

El infierno se desató para mí aquel día, cuando en el patio de la escuela besé a un chico y sus amigos me golpearon sin piedad.

La primera vez que besé a un chico se sintió tan vacío.

La primera vez que besé a un chico me condené a mí mismo y en aquel pueblo chico, donde todos conocían a todos, llegó una nueva familia.
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Supongo que esto también puede verse como una introducción por eso lo publico.

Espero que les guste y esperen los siguientes capítulos, que voy a empezar a publicar cuando acumule algunos. De todas formas, va a ser una historia corta con capítulos como este.

Bye~

La primera vez que besé a un chico •ReNo• [Próximamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora