VIIPara John, la noche transcurrió entre sueños intranquilos, originados por la incertidumbre de qué o no hacer respecto a lo que atestiguó durante la madrugada; quizá si escribía a su madre sobre el asunto, disfrazándolo como algo sucedido a una familia lejana...
Todo aquello lo meditaba con los ojos aún cerrados, tendido en la cama mientras disfrutaba del calor emitido por lo último de la leña en la chimenea, escuchó que llamaban a la puerta y se puso en pie con un bostezo para abrir.
"Watson, buenos días", saludó uno de los criados al entrar para dejarle el atuendo del día, esperando ahí para ayudarle a vestirse, "recuerde que tiene que asistir en el vestido al señorito Holmes."
Ah, aquello iba a ser interesante...e incómodo. El menor de los Watson tendría que ver los resultados desastrosos en el cuerpo del joven pelinegro cuando le ayudara a vestirse...aunque no tenía que ayudarle a vestirse en el estricto sentido de la palabra ¿o sí? Sherlock ya no era un niño y era lo bastante mayor ("por favor, anoche estaba intimando. Con un hombre" pensó antes de arrojar aquello fuera de su mente con rapidez) como para poder ponerse la ropa él solo, seguramente sólo tenía que ir, dejarle la ropa y aguardar afuera de la habitación.
"¿Y cuanto tiempo tengo que esperar fuera de la habitación?" Preguntó John sin reparar del todo en que el criado se encontraba terminando de sacudirle los hombros del saco oscuro, haciendo tiempo para que él pudiera calzarse la camisa.
Aquella pregunta le ganó una mirada de confusión al joven rubio por parte del criado. "¿A qué se refiere? Tiene que ayudar al señorito con absolutamente todo, así como ahora mismo hago yo con usted. Le doy un consejo: no se moleste en mostrarle mancuernillas, al joven no le gusta usarlas por lo general, exceptuando las ocasiones de visita cuando Lady Holmes lo obliga a usarlas." Sonrió al recordar aquello, dejando en claro que de cierta manera extrañaba asistir a Sherlock con sus prendas.
"Pero si tiene dieciocho años, ambas manos le son funcionales al igual que las piernas," demasiado funcionales, "¿Por qué no puede vestirse él? No me parece ningún inútil." Y por el gesto que hizo el criado, John supo que su pregunta había tomado la forma de ofensa.
"No está usted siendo alojado en una casa de banquero o comerciante, ¿ha notado donde se encuentra? En uno de los círculos más altos de la aristocracia; si bien es bastante cierto que el señorito Holmes posee extremidades responsivas, uno de nuestros trabajos es asistirlo a él y al resto de la familia Holmes. Ahora," el criado terminó de ayudarle a vestirse y le sacudió una solapa del saco para darle el toque final al atuendo, "sea buen hombre y acuda a asistir al señorito, no lo incomode, no responda si él no le pregunta y no ajuste demasiado sus zapatos; después es complicado retirarlos cuando desea cambiarse para salir a cabalgar." Y con ese último consejo, aquél hombre envió a John fuera de la habitación.
Pensando en que definitivamente toda la situación probablemente le tomaría un año o más en asimilar, el menor Watson llamó a la puerta de la habitación de Sherlock, repitió un par de veces más y al no obtener respuesta, abrió la puerta con sigilo y entró. Las cortinas aún se encontraban cerradas y, aún así, lograba notarse la ligera silueta del pelinegro por debajo de cubiertas y sábanas, descansando despreocupado después de su pequeño "ejercicio" la noche anterior.
"Hacerle esto a tus padres... No mereces el lugar que sostienes." Murmuró John al recordar, suspiró y se dedicó a abrir cortinas y apagar el fuego de la chimenea que aún sobrevivía.
"Dijo el hombre que se inmiscuye en asuntos ajenos a él." Escuchó decir a Sherlock mientras se dedicaba a sacarle la ropa para ese día; entonces el menor Holmes si había notado cuando lo miró en las caballerizas junto con el tal Joshua. 'hombre muerto, Watson' pensó al salir del clóset con la ropa de Sherlock mientras éste permanecía sentado al borde de la cama, vistiendo una bata de casa verde opaco con detalles de hojas refinadas, bordadas en las orillas con seda amarilla, al llegar casi hasta el piso, la prenda refinaba más su figura.
"De igual manera, aunque debo cederte la razón sobre lo incorrecto que es meterse en cosas de otros, es mucho más incorrecto yacer con una persona del mismo sexo. Mi falta, Dios sabrá perdonármela en mi lecho de muerte si le pido perdón de corazón y con buenas acciones ¿pero la tuya? Me temo que en el infierno no hay batas de lana ni botones de oro." Le reprendió John, lo que provocó que el pelinegro revoleara los ojos al levantarse y cerrar distancia entre ambos, cuando lo hizo, el rubio evitó sentirse intimidado por la notable diferencia de altura y en cambio, le sostuvo la mirada en silencio.
"Mi único dios es el conocimiento y los progresos científicos, Watson. Tu dios es el que se ha encargado de aniquilaciones y privaciones desde hace más de cuatrocientos años," siseó Sherlock mirándolo fijamente, a tal punto que parecía inspeccionar la mente de John mientras hablaba, "no te preocupes. Me aseguraré de tener todas las comodidades en el infierno." Sonrió y marcó distancia para retirarse la bata, importándole poco el encontrarse completamente desnudo.
La primera reacción de John ante su desnudez, fue admirar por completo la piel mármol del pelinegro, sus ojos andando por cada músculo, cada reborde y; que Dios en el cielo lo perdonara; logró admirar el bello contraste del par de hematomas purpúreos en las caderas del aristócrata, nacidos probablemente al agarre de Joshua la noche anterior... Pero ¿por qué le parecía bella la vista? ¡Tendría que estar sintiendo asco! Por supuesto, asco al conocer el origen de aquellas marcas...y el mismo asco le llevó a sonrojarse y le ordenó darse la vuelta. "Por amor de dios, Sherlock ¡cúbrete con algo! ¡Somos hombres!" exclamó sin volver a mirarlo.
"Brillante deducción, muy simple y obvia, pero brillante para comenzar." El joven aristócrata tomó la camisa de seda del borde de la cama y se la colocó de manera que, aunque abierta (porque abotonarla ni demente sería su trabajo) pudiera cubrirle sus intimidades lo suficiente; ya había estado bien de provocaciones, al menos por ese momento.
Cuando John sintió que Sherlock estaba cubierto al menos un poco, se giró y con un suspiro comenzó a ayudarle a vestirse: le ayudó a abotonarse, aguardó a que el pelinegro se calzara el pantalón para asistirle con los calcetines de seda y los botines (y de nuevo cruzó su mente la pregunta sobre cuantas familias se alimentarían con el costo de todas las prendas) una vez que terminó con corbata, chaleco y levita, se permitió un nuevo suspiro pero ésta vez de satisfacción por un trabajo bien hecho.
"Gracias" musitó Sherlock de pronto, tomando a John por sorpresa.
"¿Gracias por qué?"
"Porque no me delatarás con nadie sobre lo que atestiguaste anoche." Sherlock sonrió y se encaminó a la puerta.
"¿Y cómo sabes que no lo haré? Yo nunca mencioné algo así." Reprochó John.
"Tu voz no, pero tus ojos si." Y con aquella frase, salió de la habitación, dejando a John en completo silencio y un ligero sonrojo que comenzaba a odiar por ser Sherlock quien los provocaba.
Nota:
Sherlock ha hecho referencias a un ateísmo así como también se ha mostrado un poco irrespetuoso (que raro -sarcasmo-) en cuanto a la religión de John (¿cual es? queda a elección de ustedes) y aunque personalmente no creo en gran cosa, esos comentarios no fueron hechos para agredir o insultar a alguien.
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The London Husbands
FanficHistoria Johnlock que gira alrededor de la época victoriana (no asociada a TAB) con John y Sherlock como teens. Sherlock es un aristocrático dolor en el trasero, para bien o para mal, John termina cruzándose en su camino y, como en cualquier línea t...