v e i n t e

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consecuencias

Jongin se arrepintió de haber mantenido relaciones sexuales con Kyungsoo de la forma en que lo hizo, uno punto dos segundos después de haber llegado al orgasmo.

A pesar de la sonrisa complacida tinturada en los labios de Kyungsoo cuando se dejó caer en la cama rendido al suelo, no pudo evitar sentir una enorme pena mezclada con culpa porque la piel blanca de su hyung hablaba incluso cuando él estaba rendido al sueño.

Kyungsoo tenía rasguños, moretones y los glúteos rojos e hinchados de tanto manotazo que le propinó Jongin, cada extensión de su cuerpo había sido violentada y aunque no se quejó, Jongin igualmente se sentía la persona más sucia existida sobre la faz de la tierra. Recordar que él había recurrido a este tipo de sexo salvaje lo hacía verse como una persona vil y cruel. Estaba cegado por su rabia, canalizó sus emociones de la peor manera para que al final ¿qué? No obtuviera nada más que un remordimiento que lo estaba carcomiendo de adentro hacia afuera.

Aún bajo el choque de sus propias emociones, Jongin fue capaz de limpiar los vestigios de sus actos, limpió las piernas gruesas de  Kyungsoo y parte de la sábanas aunque estuviesen ya manchadas, para finalmente arroparlo de pies a cabeza y besar su mejilla en un claro intento de redimirse. Iba a hablar con él en cuanto la luz del día aclarara sus pensamientos, iba a pedirle perdón porque fuese como fuese, Kyungsoo no merecía ni merecerá nunca semejante trato tan brusco de su parte, no lo merecía viniera de donde viniera.

En silencio dejó la habitación cuando arregló un poco el desastre en el que se había convertido y vagó por los pasillos desérticos durante media hora. Dejó que la fría brisa de media noche adormeciera sus sentidos, que arrastrara como corriente de agua viva sus pesares; no tenía cara para enfrentar el hecho de que abusó de una forma no acostumbrada de Kyungsoo, de que a pesar de que sintió placer y que brindó placer, la culpa estaba matándolo y muy probablemente, de mero remordimiento no iba a llegar hasta el amanecer.

Pero, si Jongin creyó que ya había tenido suficiente con la culpa, pues se había equivocado rotundamente, porque aún faltaba darle la cara a su mejor amiga que se había quedado en su habitación preocupada por él y no esperando definitivamente que le llegara con aquella escabrosa historia.

Espero desde lo más profundo de su corazón que al llegar, Soojung estuviera dormida, pero sabía que estaba pidiendo mucho, y lo reafirmó cuando nada más al cruzar el umbral de su puerta ella le recibió con una cara de muy pocos amigos, con nada más que la bombilla de la lámpara encendida y sentada contra el lado de la pared de la cama. Jongin tragó duro, de antemano había sido difícil reconocerse a sí mismo que había sido una bestia con quien amaba, terrible también sería hacerlo delante de ella.

Él, ya no tenía fuerzas. Parecía un despojo de algo.

—¿Y bien? —preguntó Soojung, aún de brazos cruzados. Ella estaba esperando una explicación y Jongin no la culpaba, actuaría de la misma forma si fuera el caso contrario.

Arrastró los pasos hasta la cama y en el supremo silencio en que había caminado desde la habitación de Kyungsoo a la suya, se dejó caer entre las sábanas, apretujadándose al cuerpo rígido de Soojung. No tenía palabras para expresarse, se sentía sucio y desleal, sentía que en sólo una madrugada había faltado a todos los principios que se encargó de resguardar durante sus años de vida. Tembló nada más de pensar que un día, alguien le tratara con la brusquedad con la que él trato a Kyungsoo. Frotó su piel y unas cuántas lágrimas empezaron a caer.

—Esta bien, ya entendí —musitó ella, acomodándose al lado de Jongin y colocando sus manos cómodamente en su pecho, se sentía caliente y agradable. Jongin botó uno de esos suspiros cuando se está llorando y se aferró a la protección de la que siempre gozaba cuando se trataba de Jung Soojung—. No haré  preguntas, pero no llores, no me gusta.

They Never Know → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora