v e i n t i c u a t r o

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de un momento para otro

Habían pasado una dos semanas y seis días y Jongin se sentía flotar sobre las nubes, ululando de aquí para allá, suspirando a cada esto y sintiéndose de repente el chico más alegre y afortunado sobre la faz tierra. Claro que esas semanas (y seis días) no eran suficientes vale para tener una idea clara de las cosas que estaban sucediendo pero Jongin, quien nunca había tenido nada solido y duradero con respecto a Kyungsoo, ahora sentía esto como un premio, aunque esto se resumiera sólo a coexistir en el mismo plano con el mayor sin terminar el día en una disputa.

Era algo estable e inestable al mismo tiempo pero Jongin se sentía a gusto, la sonrisa que portaba día y noche era genuina y las personas a su alrededor tenían el mejor color no importase cómo las viera. Desde esa noche, la misma en la que pareció declararse un alto al fuego entre él y Kyungsoo, Jongin había estado empezando a vivir eso que nunca experimentó, la estabilidad junto a alguien que le hacía sentir especial solo con una mirada.

Kyungsoo no lo expresaba en palabras, no lo reflejaba de continuo pero sus pequeños gestos eran otros, ya no actuaba de forma cortante ni agresiva, y en los pasillos podían intercambiar un pequeño trozo de alguna conversación y reírse minuciosamente por ello. Soojung seguía diciendo que era poco, pero para lo que representaba la humanidad de Do Kyungsoo hasta era mucho. Ella como Jongin estaba sorprendida e insistía en que algo de impacto le había sucedido. Jongin también lo pensaba, pero era una idea que se mantenía dentro de su cabeza, tenía miedo de darle forma y que esta adoptara la silueta de una aguja que estallara la burbuja que tan feliz lo mantenía.

Aparte de eso, Jongin estaba atravesando un momento importante en lo que su carrera correspondía. Un día de esos entre semana y semana, Sehun había llegado muy emocionado con un papel que certificaba su inscripción al festival de redacción libre. Jongin por un momento se desconectó porque ciertamente, Sehun lo había inscrito sin permiso, pero después meditó mucho y atendió los consejos del chico, de su amiga, y de incluso la señora Jung, así que con una sonrisa terminó aceptando el hecho de que ahora tenía que crear un escrito de más de dos mil palabras y declamarlo el día del festival. Los únicos dos amigos que tenía confiaban en él, entonces, Jongin comenzó a creer en sí mismo.

De alguna forma que todavía no podía explicar las buenas situaciones de su vida le habían dado el valor para hacer las cosas, para llevar con mejor seguridad su estilo de cabello y ropa, para sonreírle a las chicas que pasaban por su lado y susurraban cosas como "«no sabía que era así de guapo». Valor, mucho valor para tomar la mano de Kyungsoo en el jardín un día de esos que se encontraron, o para arrastrarlo en silencio hasta las poco concurridas canchas y besarlo hasta que se le desgastaban los labios.

Jongin cogió una fuerza bruta y la albergó dentro de su corazón para invitar a Kyungsoo al día del festival; tenía miedo de ser rechazado porque era una costumbre que no mermaba en él. Tantas noches pidiendo en silencio un momento para dormir juntos, pidiendo amor, pidiendo caricias y besos que al final eran menospreciados, le daban algo de memoria para tener en frente a sus peticiones, mas la sonrisa de Kyungsoo, una sinuosa en forma de corazón incentivó su fuerza y aplacó su miedo.

—Voy a participar en un festival de redacción libre —siseó, mientras sus manos trabajaban sobre las línea de la vida de Kyungsoo, acariciando paulatinamente—. Me preguntaba si...

—Estaré allí —respondió Kyungsoo sin dejar espacios para dudas, buscando sus ojos para así, brindarle una de esas miradas tan significativas que encerraba sentimientos que Jongin no sabía cómo poner en palabras. Estaba seguro que Kyungsoo tampoco—. Ganarás, eres el mejor escribiendo. Y también enseñando; gracias a ti, Sehun aprobó su examen.

They Never Know → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora