Felicidad

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Habían pasado dos días desde esa noche. Justo les había caído en fin de semana, por lo que ni siquiera se cruzaron en la universidad. Mike y Chester habían llegado a la conclusión de que lo mejor era esperar un par de días para salir corriendo a los brazos del otro, ya que ambos necesitaban un poco de tiempo para asimilar lo que estaba pasando en sus vidas.

Por supuesto que esto no significaba que no querían verse, todo lo contrario.

Mike estaba prácticamente desesperado. Lo extrañaba horrores. El primer día pensó que sería más sencillo, con la mudanza de Anna se distraería por completo y no tendría que estar pensando en Chester constantemente, pero no.

Cuando despertó se encontró con que Anna ya se había ido, por lo que tuvo que pasar el resto del día y la noche tirado en el sillón viendo películas pensando en Chester. Varias veces pensó en aunque sea llamarlo para oír su voz, pero era consciente de que su relación con Anna era muy diferente a la de Chester y Samantha, ya que él sí la había amado en un cierto punto.

Pero Mike no podría estar más equivocado, Chester se pasó los días de la misma forma que él. Tirado viendo documentales del National Geographic Channel que en realidad no le importaban ni un poco, esperando a que en algún momento entrara una llamada de Mike. Él le había mandado un mensaje previamente avisándole que Anna no estaba embarazada y que iban a divorciarse.

Chester no quería ser egoísta y ponerse a saltar de alegría, porque había visto la luz en los ojos de Mike cuando éste hablaba de su hijo y sabía que en un cierto punto lo quería. Pero aun así, la noticia lo había puesto más que feliz.

Hola, sólo llamaba para saber cómo estás” practicó Mike al lado del tubo del teléfono. No necesariamente tenía que decirle otro tipo de cosas, sólo una charla amigable bastaba. “Hola, Chester, ¿cómo has estado?” practicó de nuevo. “Sabes, he estado pensando, ¿te gustaría ir al cine?” sacudió la cabeza, “No, no puedo invitarlo al cine” se dijo a sí mismo, como si fuese estúpido por pensar en esa posibilidad. Chester seguramente necesitaba pensar.

Mordiéndose las uñas enfocaba la vista en la televisión, pero la mirada siempre se le iba de reojo al teléfono, tratando de hacer que suene con sólo mirarlo. ‘¿Por qué no lo llamas?’ se preguntó a sí mismo. ‘No, es estúpido, sólo llevo dos días sin verlo. Tampoco pasó tanto tiempo… Dios, ¿cómo hice para estar 10 años sin verlo?’ pensó llevándose una mano a la cara. ‘Sólo dos días, mañana vas a verlo’ sonrió al pensar en lo estúpido que se veía por estar extrañándolo, ‘Listo, dos días, Chester. Nada más’. El teléfono comenzó a sonar y al salir corriendo a atenderlo se cayó al suelo y tiró consigo el tubo. Se arrastró y lo tomó, aclaró su voz y tratando de sonar casual dijo, “¿Hola?”.

‘¡TE EXTRAÑO TANTO!’ quiso gritar Mike pero se contuvo, sobre todo porque el tubo había sido levantado pero nadie había hablado hasta luego de unos segundos. Se estremeció al escuchar la voz de Chester del otro lado, sonando despreocupado. ‘Genial, él no es un desastre porque lleva dos días sin verme al igual que yo.

Compórtate, Michael’ pensó y trató de sonar igual de despreocupado que el otro. “Hola, Chester. ¿Cómo te trata la vida?”. ‘¿QUÉ CARAJOS? Yo no hablo así, ¿qué parte de ‘compórtateno quedó claro? Estúpido’ pensó, golpeándose mentalmente.

¿Huh? Em, bien, creo” dijo Chester. ‘¿Cómo te trata la vida?’ pensó frunciendo el ceño hasta que se dio cuenta de lo que estaba pasando, Mike estaba nervioso. Se mordió el labio y pensó en algo que decir, algo que lo pusiera peor sólo por diversión. “Justo salía de bañarme, es por eso que tardé en contestar. Ni siquiera me dio el tiempo a ponerme una toalla” dijo él riéndose como si realmente fuese verdad.

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