10. Don't wanna fall in love

3.4K 333 78
                                    







Alice.

Pero tuve que decirle que no. Accedí a quedarme un rato más con él aquella noche porque en el fondo yo también quería alargarla, pero ya me sentía lo suficientemente mal como para emborracharme aún más. Llegó un punto de la noche en el que Jimin no dejaba de salir de mi cabeza, y no me quedó otra que rendirme ante mi arrepentimiento y huir de allí antes de que pasara algo entre Yoongi y yo que —ambos sabíamos que no debía ocurrir—.

Sin embargo, en mi afán por devolverle la libreta que un día le regalé, me vi obligada a quedar con él al día siguiente. En realidad, obligada no era una buena palabra para definir la sensación que tenía sobre todo aquel tema.

Para ser sincera, me había divertido tanto aquella noche con Yoongi que me había dejado, en parte, confusa. En un desliz de despreocupación se me ocurrió que tal vez podríamos hacer borrón y cuenta nueva para ser amigos. Pero lo cierto era que se trataba de una tarea imposible deshacernos del pasado así, sin más. Me lo había demostrado con aquellos arrebatos en los que me daba caricias y me abrazaba por la espalda sin previo aviso. Pero, ¿sabéis lo peor de todo? Que no pude apartarle de mí. Porque, básicamente, no quise.

Estar a su lado me proporcionaba una increíble sensación de libertad que, al menos hasta entonces, sólo había sentido con él. Cuando le miraba, era capaz de ver en sus ojos que todo era posible; que si le pedía otra ronda más de cerveza, me la concedería; que si quería decirle que nos fugáramos, accedería. Pero no era esa clase de libertad descontrolada en la que todo podía pasar. Sabía que estaría segura si me mantenía a su lado, y eso me creaba tal sensación de cobijo que me asustaba.

—Me lo he pasado bien —confesé, una vez doblamos la esquina que llevaba a mi calle. Me detuve, algo que él no comprendió de primeras. Continuó andando varios pasos hasta que se dio cuenta de que no le seguía, y paró en seco para girar su cara y observarme.

—Y yo —contestó metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón negro. Una media sonrisa se dibujó en su rostro—. Mañana solo café, ¿eh?

—Nada de alcohol hasta que mi hígado vuelva a su ser —bufé. Eran casi las doce y media y los efectos del alcohol ya habían remitido un poco. O eso quería creer.

—¿Eso significa que nos vamos a emborrachar más veces?

—¿Por qué lo sacas todo de contexto? —cabeceé y me apoyé a su lado en la pared.

—Porque quiero que digas que sí —dijo, llevándose una mano a la nuca para rascársela.

Tragué saliva y aparté la mirada. Ya no llevaba la cuenta de cuántas veces había hecho ese gesto con la única finalidad de que sus ojos de gato no me hicieran decir cosas que no debía. Él era el Yoongi que recordaba. Aquel que se abría en la intimidad, aunque luego fuera una dura roca de cara a la palestra.

—Ya se verá —dije, agitando la mano para quitarle importancia y apartándome de él, separándome de la pared—. ¡Hasta mañ-!

—Espera —me interrumpió. Agarró mi muñeca y tiró de ella, haciendo que mis débiles piernas tropezaran. No me quedó otra que caer sobre su pecho. Y, de nuevo, obtuve su cara a unos centímetros de la mía. Podía sentir su maldito aliento golpeándome la mejilla. Así, tras unos segundos de silencio en los que me giré dubitativa para mirarle, carraspeó—. Tengo un regalo para ti. Lo he puesto en tu bolsillo.

Se me puso el corazón en la garganta. Aproveché aquella imagen para aguantar unos segundos más en aquella posición antes de recordarme que todo aquello me estaba afectando en exceso. Con un movimiento lento que hice con la mano que tenía libre —la que Yoongi no sujetaba— me llevé la mano a uno de los bolsillos. Al ver que no encontraba nada, me dirigí al bolsillo restante. Y palidecí. Palidecí porque no hizo falta ver de qué se trataba para darme cuenta de lo que era.

Non-Ethereal » Min Yoongi 《CLOSED》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora