8. 그림자 (I)

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Alice.

Como empezaba a hacer calor, opté por ponerme unos pantalones cortos y una blusa con los hombros descubiertos. Intenté no arreglarme en exceso porque no quería relacionar aquella noche con un evento especial. Solo iba a ver a Yoongi. ¿Qué más daba qué me pusiera?

Vi por el rabillo del ojo cómo Jimin se tumbaba en el sofá, y noté por un momento un sentimiento de arrepentimiento recorrer mi espalda. Tal vez sería mejor no ir. Sí, mejor llamaba a Yoongi y le decía que no podía. Que tenía mucho trabajo que hacer, o que me había tropezado y me había torcido el tobillo. ¡Cualquier excusa valdría! Porque sentía que me estaba metiendo en la boca del lobo, y una vez dentro no sabía si iba a tener escapatoria. Tragué saliva y miré la hora. Tenía que irme, pero yo seguía ahí, parada como un pasmarote.

—Pequeña —escuché la ronca voz adormilada de Jimin a unos metros de mí—. Vas a llegar tarde.

—Oh, sí —di un respingo y me giré para dirigirme al perchero del hall para coger mi bolso. Jimin giró su cara noventa grados y esbozó una pequeña sonrisa al mirarme.

—Estás preciosa.

—Qué va —respondí inmediatamente, agitando la mano, nerviosa—. No me he maquillado mucho.

—Es como más preciosa estás.

El calor comenzó a subir por mi cuerpo y se concentró en mis mejillas, convirtiéndolo en un rubor rosado. La sonrisa de Jimin se amplió al verme, así que aprovechó que estaba colocando mi bolso para levantarse, revolverse el pelo y acercarse a mí. Intenté evitar su mirada casi inconscientemente hasta que sus brazos me rodearon en un abrazo cálido.

—Ten cuidado, ¿vale? —dio un beso en mi frente y puso sus manos sobre mis brazos, momento en el que aproveché para examinarle—. Cuando vayas a volver, mándame un mensaje aunque sea tarde.

Me quedé durante unos segundos con cara de póker analizando la dulce expresión de su cara. ¿Por qué le estaba mintiendo así? Me encontraba frente a un precioso ángel caído del cielo, no podía haber otra explicación. No pude hacer otra cosa que preguntarme por qué me había elegido a mí, si ni siquiera merecía la mitad de lo que él me daba. No me podía permitir alguien tan atento, dulce y bueno, cuando yo ni siquiera era capaz de ser sincera con él. A pesar de que no tenía ninguna intención impura con Yoongi, me sentí terriblemente mal por aquella mentira, así que esperaba no tener que formularla nunca más.

Agité la cabeza levemente para apartar esos pensamientos irracionales que no dejaban de surcar mi mente y le sonreí, dispuesta a terminar con aquello cuanto antes.

—Volveré pronto, te lo prometo —me volví a acercar a él para rozar mi nariz con la suya y depositar en sus labios un suave beso antes de girarme y dirigirme a la puerta.

Ambos nos despedimos, y yo salí de allí como alma que lleva el diablo. No solo por los nervios, sino porque estaba al límite de llegar tarde. La calle a la que me dirigía no estaba muy lejos de nuestro apartamento, pero aun así necesité andar a paso ligero para no llegar veinte minutos tarde. En su defecto, fueron diez.

Cuando llegué a la entrada de la tienda de conveniencia, me apoyé en el cristal del escaparate y entrecerré los ojos para examinar los coches que estaban aparcados a lo largo de la calle. Al ser una zona mayormente empresarial, la mayoría eran negros, deportivos y de gama alta, así que sólo fui capaz de distinguir el de Yoongi cuando este salió de él para hacerme una seña. Parpadeé confusa ya que no fui capaz de reconocerle al principio, pero unos segundos más tarde supe que era inconfundible.

Acaté sus indicaciones y anduve en su dirección. Él volvió a meterse en el coche antes de que yo llegara, pero dejó la puerta abierta para que entrara a su lado, en la parte trasera. Vestía completamente de negro. Aparentemente, eran un pantalón y una camiseta normales, pero si te fijabas bien podías distinguir el símbolo de Yves Saint Laurent en ambos. Los zapatos tampoco tenían pinta de ser de mercadillo, y a pesar de que el cubrebocas —que Yoongi había apartado para colocarlo bajo su mentón— y la gorra negra le proferían una imagen de chico misterioso, no era la clase de imagen que yo recordaba de aquel muchacho de pelo oxigenado y cazadora de cuero ajada.

Non-Ethereal » Min Yoongi 《CLOSED》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora