14. 성적인

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Se podría decir que la cara me Jimin cuando me recibió a la hora de la cena en casa era un poema. Me miró de reojo y me saludó con un movimiento vago de cabeza que yo acepté como si me acabaran de echar un jarro de agua fría por encima. Me acerqué con pasos sigilosos, como si estuviera a punto de encontrarme con mi depredador, y apoyé el mentón sobre su hombro. Estaba concentrado cocinando algo.

—¿Qué haces? —cuestioné con voz dubitativa.

Él se encogió de hombros y, como si no se hubiera dado cuenta de mi presencia, se dirigió hacia la nevera para coger algo, dejándome atrás. Agaché la cabeza nerviosa. Nunca le había visto enfadado a pesar de que le había dado mil y un motivos para ello.

—Tenemos que hablar —dijo él, soltando aquella frase tan cliché y haciendo que me sintiera dentro de la típica comedia romántica.

—Lo sé —me apoyé en la encimera y suspiré.

—¿Qué es eso de trabajar con Suga? ¿Desde cuándo habéis pasado de encontraros por los pasillos a querer trabajar juntos? —la ira se contenía en sus palabras. Lo notaba porque las escupía como si le quemaran por dentro.

—Es que... —intenté recordar la versión de Yoongi para que no desentonara con la que yo le tenía que contar a Jimin. Aun así, dudé entre decirle o no la verdad—, ugh...

Me llevé ambas manos al pelo y lo agarré, frustrada. No sabía qué contarle. Estaba hecha un lío, y él se dio cuenta. Se acercó a mí, cogió mi cara entre sus manos y la dirigió a él para que le mirara directamente a los ojos.

—No me mientas, Alice.

Recorrí cada una de sus tensas facciones algo alterada. Por un momento, me di cuenta de que no sabía cuándo me había metido en todo aquello. No tenía ni idea de qué quería, de si prefería anteponer mis deseos a los de Jimin, o de si mis verdaderos deseos eran los que realmente pensaba que eran. Al tenerle allí, frente a mí, comencé a dudar acerca de mis propios sentimientos y a plantearme si todo eso que sentía cuando tenía a Yoongi cerca era real.

—¿Recuerdas esa libreta que siempre llevaba conmigo? —él asintió—. Era de Yoongi —él pareció contener la respiración por un momento pero me dejó continuar—. Se la devolví, y leyó lo que había escrito. Pensó que era bueno y me ofreció el trabajo.

—Entonces hablasteis antes de que él me llamara —concluyó, agravando la voz.

Yo asentí y agaché de nuevo la cabeza a pesar de que él había hecho un esfuerzo por mantener mi mirada fija en la suya. Pero, por Dios, era realmente difícil.

—Escúchame —Jimin apoyó sus manos sobre la encimera aprovechando que seguía reclinada sobre la misma, rodeándome—. Es tu vida, y yo no voy a entrometerme en ella. Si es lo que quieres, adelante. Pero debes saber que no me hace gracia.

—Aún no lo tengo claro —confesé.

—Como quieras —intentó dulcificar su tono, pero se notaba que seguía incómodo con aquel tema—. Lo único que te pido es que no me mientas. Cualquier cosa menos eso, Alice.

Alcé la vista intentando mantener los ojos secos y me atreví a acortar la poca distancia que nos separaba para abrazar su torso. Él respondió rodeando mi cuello y dándome un breve beso en la parte más alta de mi cabeza. Apreté mi cara contra su pecho, pero aun así no fui capaz de contener una lágrima que resbaló hasta toparse con la camiseta de Jimin. Mierda. ¿Por qué todo tenía que ser más difícil de lo que debería?

—Enfádate —murmuré, al notar sus manos acariciando mi pelo—, tienes todo el derecho a hacerlo. Deja de protegerme —mi voz se quebró—, no me lo merezco.

Non-Ethereal » Min Yoongi 《CLOSED》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora