11. 모임

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Alice


Nos encaminamos de nuevo en dirección a los ascensores con intención de subir al ático, donde se encontraba la terraza que el edificio de la SBS tenía por cafetería. Tras unos incómodos segundos de silencio nos adentramos en uno de ellos, siendo así sus únicos ocupantes. Observé cómo Yoongi se recolocaba su gorra negra mientras se apoyaba en el cristal del ascensor.

—¿Qué te ha dicho? —me aventuré a preguntarle. Él se limitó a encogerse de hombros y a fijar la mirada en la nada, sumido en sus pensamientos.

—En resumen —comentó con voz queda, en un tono casi tan bajo que me vi obligada a dar un paso hacia él para captar todas sus palabras—. Que me busque otra compañía antes de que me echen a la calle.

—Yoongi... —dejé caer los brazos y le miré con expresión entristecida. Él, sin embargo, sonrió.

—No te preocupes, era algo que ya daba por hecho.

Tras aquello nos mantuvimos en silencio mientras ascendíamos porque el habitáculo iba llenándose poco a poco de gente. Nos vimos obligados a quedarnos recluidos y pegados el uno al otro en una de las esquinas del ascensor.

Aún me tensaba a su lado. Gracias a la noche que habíamos compartido juntos sentía que podíamos llegar a llevarnos bien, que ese sentimiento de encajar completamente al lado de una persona había vuelto, y que podría permanecer perfectamente a mi lado en forma de amistad. Pero su presencia, ese aura de misterio que no dejaba de desprender... hacía que cada tendón de mi organismo se quedara rígido cada vez que la distancia entre nuestros cuerpos disminuía.

Salí la primera en cuanto llegamos a la última planta, porque la cabeza me daba vueltas y necesitaba aire. Él, con una calma inaudita, me siguió. Ambos recorrimos los pasillos en dirección al ático que mi empresa había transformado en una adorable cafetería.

—Qué de gente —gruñó Yoongi en cuanto vio a través de la enorme cristalera la cantidad de personas que se aglomeraban en las mesas y hablaba animadamente.

Me paré en seco unos segundos para observar cómo el chico fruncía el ceño y se quedaba pensativo. Recordé el reciente incidente en el baño, y me dije a mí misma que tal vez aún no estaba preparado para lidiar todos los días con tanta gente. Di un paso hacia atrás y tiré de la manga de su cazadora vaquera oscura.

—Eh —dije, con suavidad—. Nos lo pedimos para llevar, ¿de acuerdo? Hay un sitio mucho mejor al que podemos ir —improvisé.

Él asintió con la cabeza aún sin mirarme, colocó esa gorra negra con dos aros plateados que siempre llevaba y me adelantó para entrar en la cafetería. Sorprendida por su rapidez, seguí sus pasos hasta ponerme en la pequeña cola de gente que se encontraba en fila tras el mostrador. Me asomé para buscar sus ojos, que estaban fijos en un cartel en el que se indicaban todos los tipos de cafés que ofrecían.

—¿Qué quieres? —preguntó al ver que le miraba.

—Un caramel macchiato.

—Eso es para débiles —se quejó con una mueca de asco que me hizo reír.

—¡Alice! ¡Suga!

Una voz que no identifiqué me puso el corazón a mil por hora. Espera, ¿quién se suponía que nos conocía a los dos? ¿Y quién se suponía que conocía tan bien a Yoongi como para llamarle por aquel nombre de pila que ya no utilizaba? Me giré desconcertada hasta toparme de frente con la cara de una persona que sí reconocí. Se me revolvieron las tripas al instante. En realidad, no sabía gran cosa acerca de aquella mujer, pero la recordaba. La recordaba porque era conocida de Jimin, ya que trabajaba junto a él en la misma sección de la empresa.

Non-Ethereal » Min Yoongi 《CLOSED》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora