5. 태양

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Alice.

Hacía meses que no pasaba tanto miedo. Cuando Yang me llamó a gritos por un caso urgente, jamás habría esperado lo que ocurrió a continuación. Ella se había acercado a mí minutos después de despedirme de Yoongi, con la cara desencajada.

"¿Tienes idea de dónde puede estar Agust D?", me había preguntado. Yo negué con la cabeza, pero por mi mente pasaron mil posibles opciones. Tal vez estuviera dando un último trago de whisky o una última calada a su cigarro de marihuana antes de salir al escenario -en el mejor de los casos-. También cabía la posibilidad de que se hubiera quedado dormido, o de que Haneul le hubiera llamado por teléfono y estuvieran pasando el rato hablando. Se me ocurrieron un sinfín de posibilidades, pero no aquella.

Los minutos pasaban interminables mientras el desconcierto se iba sembrando alrededor de toda la sección en la que trabajábamos. El MC había tenido que disculparse con los espectadores por el inesperado incidente -cosa que no pasaría desapercibida para la SBS- y nosotros seguíamos sin tener ni idea de por qué Yoongi no salía del baño. Parecía responder sin sentido y de mal humor cada vez que alguien se acercaba a preguntarle. Sin embargo, pasó otro largo y eterno rato en el que, a pesar de que personas de maquillaje, peluquería, e incluso su manager se acercaron para hablarle a través de la puerta, él no contestaba ni con un bufido. Aquello ya me preocupó mucho más.

Sobre todo cuando comenzó a correr como la pólvora el rumor de que se escuchaban fuertes golpes en el interior del lavabo.

Todo ocurrió rápido en cuanto se decidió que lo mejor sería irrumpir en el lugar, por si le había ocurrido algo grave a Agust D. Me acerqué a la escena fingiendo que sólo tenía curiosidad cuando en realidad se estaba empezando a formar un ovillo de preocupación en mi estómago. Yang se dio cuenta, por lo que me permitió observar la situación desde cerca.

Así, dos de los responsables de mantenimiento se encargaron de descolgar la puerta a la fuerza. Y así fue como me encontré de frente con una de las imágenes que jamás olvidaré.

Yoongi, apoyado en la pared y con las manos y los brazos chorreando sangre, se estrujaba el pelo como si estuviera escuchando algo terrorífico dentro de él. Obviamente, me importó más bien poco llamar la atención del resto de los presentes. Grité. Grité, y corrí hacia él para abrazarle sin importarme una mierda si me rechazaba. Porque por un momento me quise morir ante aquella imagen. Porque, por mucho tiempo que hubiera pasado, sentí la necesidad de protegerle a toda costa.

—Alice... —escuché que susurraba, al escuchar mis ininteligibles sollozos.

Levanté la cabeza para mirarle a los ojos y tomé su rostro entre mis manos. Inspeccioné su mirada empañada de lágrimas antes de limpiar con el mayor temple que pude las que aún rodaban por sus mejillas.

Agradecía que no me hubiera apartado de él al darse cuenta de que se trataba de mí. Me dolía admitir que el cariño que le tenía era aún lo suficientemente grande como para romperme el corazón sin siquiera quererlo, pero la verdad era que todavía quedaban tantas incógnitas en aquella historia que a veces sentía que no había terminado.

Él me observaba atentamente mientras cogía sus destrozadas manos y las inspeccionaba, intentando no ahogarme con mis propias lágrimas -había entrado tan en pánico que estaba empezando a hipar a causa del susto-. Escuché los pasos de un par de personas más detrás de nosotros, pero la voz de Yoongi hizo, para mi sorpresa, acto de presencia justo antes de que llegaran a nuestra altura.

—No os acerquéis —gruñó. Alcé la mirada para clavar mis ojos en los suyos, inyectados en sangre.

—P-pero... debemos curar esas heridas... —escuché la voz de Yang. Me giré bruscamente para observar a mi jefa y amiga, que fruncía el ceño y mostraba las palmas de sus manos en son de paz. Hizo una mueca en mi dirección para que la ayudara.

Non-Ethereal » Min Yoongi 《CLOSED》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora