Lentamente se detuvo frente a la casona abandonada. Bajó la ventanilla de la camioneta y observó por unos segundos hasta que se aseguró de que no había nadie, entonces bajó del vehículo y sacó el bolso que había cogido antes de escapar, lo colgó de un hombro y caminó dentro del lugar. Por supuesto que no le faltó el cigarrillo colgado flojamente de sus labios, ya era una costumbre. Aquel cigarro era como una parte más de él... y es que Kouki no podía vivir sin aquella mortífera arma blanca.
Ni siquiera se detuvo para abrir la puerta, simplemente lanzó una patada y ésta salió volando de lo vieja y astillada que estaba. El chico tiró sus cosas lejos y le dio una mirada rápida al lugar que sería su hogar por dos días. Estaba cansado de estar conduciendo por tanto tiempo sin detenerse... y es que las cosas se habían salido de control... sin percatarse, su nombre había comenzado a ser más escuchado entre los barrios bajos.
Desde que cumplió dieciséis años su vida se había tornado un poco más interactiva. Comenzó a interesarse por aquellas personas que aparecían en los noticieros rogando por su inocencia pero que de igual modo eran condenados a la cárcel. Debido a ese interés, sus habilidades con los químicos y su inigualable imaginación, lo llevaron a salir de casa y comenzar a investigar más de cerca. Llegando así a su primer acto de ayuda, donde terminó con un par de heridas de bala que no llegaron a ser mayores, sin embargo le sirvieron de experiencia para sus próximos planes.
Sus habilidades en el combate cuerpo a cuerpo, eran pésimas, esa fue la razón para que se dedicara a trabajar en los ámbitos que le eran más fuertes, la tecnología, la investigación, la habilidad para trazar planes y que salgan al pie de la letra... y un poco después, su habilidad para utilizar armas de fuego. El dinero no era un problema, por lo que siempre que adquiría un juguete nuevo, lo guardaba en el almacén cerca de su casa y a su corta edad, ya contaba con miles de armamentos y equipos de trabajo, sin embargo... ahora que lo habían descubierto, tenía que escapar para que no destruyeran su preciado escondite.
Habían pasado tres días desde que un grupo relacionado con la ley, había comenzado a seguirlo. Aquel día se había levantado temprano como acostumbraba, se había preparado un café y cuando iba a beberlo, el tazón se quebró y cayó al suelo en mil pedazos, pero no se había roto por sí solo, sino que una bala había atravesado la ventana y había dado de lleno en la porcelana. Kouki se tiró al suelo y, un segundo, después toda la habitación fue invadida de disparos por todos lados. Los vidrios y las astillas volaron por los aires, todo quedó inservible y lleno de agujeros. Fue una suerte que el joven haya reaccionado rápido, de otro modo, habría muerto.
Cuando todo se detuvo, Furi se movió a una velocidad increíble, tomó un bolso que había preparado en caso de emergencia y se tiró fuera de la casa saltando por una ventana. Corrió hasta el arbusto más cercano y se ocultó pensando en su próximo movimiento y obtuvo la respuesta cuando vio que, del camión blindado, comenzaban a bajar todos los agentes equipados con sus armas y trajes de combate negro.
Una vez todos abandonaron el camión, el pequeño Kouki corrió agazapado y se subió al camión ajeno arrancando de inmediato. Aceleró todo lo que pudo hasta que el vehículo iba a la par con los latidos desesperados de su corazón. Las manos y el cuerpo le temblaban y un impulso lo obligó a mirar por el espejo retrovisor y... vio a una persona de pie con un arma entre las manos y los brazos levantados apuntando en dirección al camión. Lo único que pudo distinguir de esa persona fue su inconfundible cabello rojo, y lo único que jamás iba a olvidar de esa persona era su indudable precisión al disparar, porque apenas jaló el gatillo, el neumático trasero del camión estalló y el vehículo se volcó metros más allá.
Con un par de lesiones menores, el castaño salió rápidamente y corrió sin detenerse a mirar atrás de nuevo... hasta que encontró un escondite y esperó a que pasaran las horas. Una vez estuvo seguro de que no lo encontrarían, salió y consiguió una camioneta vieja. En su mente trazó un viaje que lo alejara bastante de su hogar y en tres días llegó a aquella casa abandonada donde se encontraba en esos momentos.
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#2 Persiguiéndote... para matarte [AkaFuri] KNB
Fanfic"El pasado construye el futuro"... ese es el lema que él tiene más que claro. "Sonríe a pesar de lo que hayas sufrido, porque la sonrisa, es lo que siempre tendrás sin importar nada"... "Ayuda a todo aquél quién te lo pida" y se lo ha tomado al pie...