Segundas intenciones

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Takao asintió con la cabeza y miró los ojos castaños de Furi. Aun recordaba su mirada gentil y amable cuando se habían reunido todos en el aeropuerto... esa fue la primera vez que lo vio... y ahora que lo veía por segunda vez, se preguntó a dónde se había ido ése chico.

– Me gusta cuando son obedientes –dijo Furi bajando el cuchillo y acelerando hasta que sobrepasó los cien kilómetros por hora– ¡Ahora... Takao... debo pedirte un favor, así que escucha con atención! –tuvo que alzar la voz para hacerse escuchar por sobre el sonido del vehículo– ¡Necesito que me digas a qué distancia se encuentra el vehículo que nos sigue! –.

El pelinegro miró a Kouki con el ceño fruncido porque no entendía a qué se refería, debido a que no había ni un alma que habitara por esos lugares. Sin embargo, para quitarse la duda, miró hacia atrás y vio una camioneta realmente gigante... con ruedas altas como los camiones... y avanzaba bastante rápido. Se atrevía a decir que en cualquier momento los alcanzarían.

– ¡Está a menos de tres metros! –gritó Kazunari girando hacia adelante nuevamente– ¡En poco nos alcanzará, debes acelerar más! –.

Furihata sabía que no iban a lograr escapar de la persona que los seguía, ya que el vehículo con el que estaba conduciendo, era bastante limitado, y no estaba equipado con los disparates que tenía la camioneta que estaba a punto de chocarlos.

– ¡Sujeta el volante! –dijo Kouki al otro, debía pensar en lo que haría... tenía cuatro opciones y en dos de ellas terminaba con vida, en las otras dos terminaba muerto... Escapaba con vida o era capturado con vida. Encontraba la muerte tratando de huir o lo mataban cuando lo capturaran. Simple.

El pelinegro tomó el volante con un poco de torpeza y trató de seguir el camino mientras Kouki sacaba un par de cosas de su mochila. Takao se estaba arrepintiendo bastante sobre haber aceptado viajar con Furi... ya estaba viendo que en cualquier momento iba morir.

Furi aventó una esfera negra por la ventana y a los segundos después se escuchó un gran estallido, pero la camioneta gigante seguía en su lugar, ni siquiera redujo la velocidad un poco.

– Maldición –masculló el castaño sacando dos esferas más. Si eso no funcionaba, entonces tendría que ir al plan b.

Lanzó las granadas y explotaron a los pocos segundos, ésta vez, una explotó debajo de la camioneta y ésta saltó por los aires, volcándose y quedando fuera de servicio por el momento. Entonces Furihata frenó unos metros más allá y trató de calmar su respiración.

– ¿Q-Qué fue eso? –preguntó Takao realmente asustado, nunca había vivido algo tan extremo.

– Algo que sin duda fue lo más genial de tu vida –respondió Kouki riendo– Sin embargo, debes irte, así que quiero que respondas a mis preguntas con rapidez –obtuvo un asentimiento rápido y continuó– ¿Estas tratando de sabotearme?

– ¿Qué...? ¡No! Por supuesto que no.

– Entonces ¿Por qué me estas tratando de seguir?

– Me contrató Akashi... para reemplazar a Daiki... pero eso ya lo sabes ¿No?

– Lo sé –soltó una risa corta y continuó guardando sus pertenencias dentro de la mochila– Te sugiero que no trates de encontrarme, Takao. Sé que crees que soy una buena persona y todo eso, que jamás te haría daño o algo por el estilo pero... cuando me siento amenazado, soy capaz de todo, y no quiero hacer daño a alguien que parece no merecerlo, me refiero a Shintaro –Takao abrió los ojos como platos y observó al chico que lo estaba amenazando como si le estuviera hablando del clima– Así que de ahora en adelante, voy a ser mucho más minucioso con mis próximos movimientos, y aunque trates de encontrarme, no podrás. Si algún día llegas a dar con mi paradero, entonces será porque yo lo quiera. Por lo demás, abstente de investigarme más de la cuenta, ya sabes todo de mí y realmente te veo como mi enemigo. Eres peligroso. Muy peligroso, y por eso mismo, debes de tener cuidado con lo que te digo.

#2 Persiguiéndote... para matarte [AkaFuri] KNBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora