#2 Persiguiéndote... para matarte [AkaFuri] KNB

Planes y objetivos

Cinco años después...

– Veamos qué haces ahora, cariño –susurró Furi con una sonrisa traviesa.

Se lamió los labios lentamente y fijo sus ojos en aquella figura que le hacía enloquecer... pero enloquecer de ira. El video en la pantalla de su computadora estaba en vivo, por lo tanto cada movimiento que se mostraba en ella estaba ocurriendo en tiempo real, y... Seijuro estaba ahí. Con su imponente presencia arrogante y altanera, y no había que olvidar su equipo Delta-no-sé-qué, de agentes secretos o lo que sea.

Kouki estaba ardiendo en ira. Quería agarrar a ese pelirrojo y encerrarlo en un contenedor de basura para nunca más tener que verlo. Siempre, pero siempre le arruinaba los planes justo en el último minuto. Era impresionante la forma en que llegaba justo en el momento en que todo iba a salir perfecto y esta vez no se quedó atrás. Era justo la última fase de su plan para liberar a su cliente... pero todo se había arruinado y tendría que entrar a trazar un nuevo plan de último minuto.

– Vas a perder como siempre –murmuró el castaño mientras movía los dedos sobre su teclado a una velocidad increíble.

Akashi estaba invadiendo la propiedad de su cliente sin contenerse, sin embargo tenía el presentimiento de que, al igual como tantas otras veces, no lograría estar a la par de su contrincante.

Desde aquél primer encuentro que habían tenido hacía cinco años atrás, nunca, jamás había logrado estar un paso por delante de Furihata, y eso que él era absoluto... su equipo Delta ni siquiera era suficiente para estar a la par del castaño... a eso también se debe agregar el hecho de que gracias a ese mocoso de Kouki, su equipo tenía un integrante menos y ese integrante era Aomine, su informático y agente de campo que había "muerto" pero en realidad estaba viviendo en algún lugar del mundo con su pareja famosa que también había "muerto" Ryota Kise... todo gracias a la gran ayuda de Kouki.

Maldición, si Akashi tan solo hubiera disparado directo a su corazón, nada de eso estaría pasando... cinco años persiguiéndolo ¡Cinco años! Y aun no podía darle caza. Siempre que estaba a punto de lograrlo, el castaño se las arreglaba para escapar victorioso, y no solo él, sino que sus clientes también lograban escapar de la ley.

El trabajo se acumulaba y acumulaba. Los reportes que daba a sus superiores siempre eran los mismos y estaban comenzando a impacientarse. Querían ver resultados. Querían ver a Furihata muerto o tras las rejas, pero una de las dos opciones tenía que llevarse a cabo. Ya le habían dado a Seijuro suficientes oportunidades y suficiente tiempo para atraparlo. Si no lograba capturarlo pronto, la misión sería asignada a otro agente y Akashi estaría completamente fuera del caso...

El pelirrojo recorrió todo el lugar con su arma lista para disparar, pero no había nadie dentro de la casa. Su equipo se encargó de revisar el exterior y tampoco había nada, sin embargo los ojos del emperador no pasaron por alto la luz roja parpadeante justo enfrente suyo. Retrocedió lentamente antes de que la bomba se detonara y apenas puso un pie fuera de la casa, el lugar estallo lanzándolo lejos y dejándolo inconsciente.

Dentro de su camioneta, Furi celebró en silencio y cerró la computadora para llevar a cabo la última fase del plan. Ahora que el pelirrojo había sido derribado, podía realizar el final sin problemas.

Con todos los planes arruinados por Seijuro, el insistente deseo de Kouki por desear la muerte de su oponente, jamás se olvidaba. Y era por eso que cada vez esperaba matarlo, pero de alguna forma, Akashi siempre lograba salvarse por los pelos.

A sus veintiún años, Kouki no había hecho nada más productivo con su vida que dedicarse a gastar el dinero heredado en ayudar a los demás. Le importaba poco lo que pasara con él mismo, a decir verdad su vida no le valía nada, y si un día su corazón dejaba de latir, entonces para él no supondría problema, ya que lo aceptaría con gusto.