Para aclarar las cosas

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Furi escapó a duras penas, pero lo logró. Estuvo muy cerca de ser descubierto por Himuro, ya que una vez en la calle, se veía completamente distinto a como era realmente. En menos de cinco minutos se había vestido como todo un vagabundo, papel que calzaba por completo con su cojeo en la pierna, y había saltado a la calle desde el segundo piso. De ahí caminó como un borracho y bajó la cabeza mientras murmuraba incoherencias y soltaba risas que solo los ebrios hacían. Himuro lo observó atentamente pero cuando el hombre se le acercó y le pidió una moneda, sus sospechas se esfumaron y lo dejó en paz.

Apenas el castaño estuvo fuera de vigilancia, se colgó la mochila sobre el hombro y comenzó a caminar al hospital que se encontraba cerca... y dadas las casualidades de la vida, ese hospital tenía como médico a Shintaro Midorima, por lo tanto le pediría un par de favores, después de todo, el doctor aún se sentía en deuda por el viaje que les había financiado al extranjero para acompañar al idiota de Daiki en su casamiento. Le sería fácil obtener atención médica sin registrarse.

***

Por otro lado, Seijuro estaba teniendo graves problemas para despertar. Sentía todo a su alrededor pero no podía moverse ni abrir sus ojos. 

Tendría que esperar horas para poder hacer algo, y no tenía ese tiempo. Su equipo comenzaría a preocuparse y si no lo encontraban, se irían y él quedaría allí. Por dentro esperaba que a alguno de sus subordinados se le ocurriera buscarlo en las escaleras de emergencia, de preferencia Himuro, que era el único que tenía buenas intenciones.

***

Murasakibara y Himuro seguían en la entrada del hotel esperando algún indicio del objetivo, pero no sabían que solo desperdiciaban tiempo porque Kouki ya se había marchado.

Atsushi estaba en la puerta, haciéndola girar y girar sin parar, hasta que se apretó un dedo y se puso a lloriquear como un niño.

– Muro-chin... duele –dijo con un puchero mirando al otro con reproche.

Himuro frunció los labios y lo miró fijamente. Suspiró porque Atsushi siempre le hacía lo mismo, lo trataba como si fuera importante pero en realidad no lo era, sino que otra persona ocupaba ese lugar... tal vez ya era hora de retirarse del juego y dejarlo ir... después de todo ya iban dos años con ese juego unilateral.

– No debes jugar con las puertas, ahí tienes el resultado –lo reprendió el pelinegro, ocultó su rostro tras su flequillo para evitar la mirada infantil del otro– Voy a ir a revisar adentro, esto ya está tardando mucho...

– Muro-chin... Aka-chin dijo que esperemos aquí...

– Voy a entrar –masculló Himuro pasando por su lado y empujando la puerta giratoria.

Odiaba cuando el grandote nombraba a Akashi... y siempre lo hacía en los peores momentos. Ignoró por completo las órdenes de su jefe y revisó todos los lugares en el lobby, entonces se adentró a las escaleras de emergencia...

***

Haizaki trató de seguirle el paso al pelirrojo, pero éste se movió muy rápido como para hacerlo, estaba seguro de que si lo encontraba, le iba a hacer unas cuantas cosas, sin importar si lo mataban en el proceso. Ya estaba harto de ese enano.

Pulsó el botón del ascensor, pero éste no llegó nunca, así que bajó por las escaleras de emergencia. Mientras lo hacía, comenzó a silbar relajadamente y pensó en cada cosa que le haría a su jefe. Una sonrisa afilada se adueñó de su rostro y lamió sus labios con anticipación.

***

Seijuro seguía en su misma situación, solo que ahora escuchaba unos silbidos a la distancia... y conocía muy bien esa melodía... era Haizaki y se aproximaba lentamente. Sin embargo, había otro sonido de pisadas y éste provenía de los pisos inferiores... rogó para que sea quien sea, lo encontrara antes que Shougo.

#2 Persiguiéndote... para matarte [AkaFuri] KNBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora