Carecer.

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No podía describir lo que sentí al verla junto a el, su cuerpo pegado al suyo y con una expresión feliz.

¿Acaso yo jamás podré darle algo parecido?

Me quedé quieto por un momento, sin mover un sólo músculo y hasta con la respiración congelada por el golpe que recibí justo en el pecho, sentía asco al saber que los sucios dedos de aquel chico estaban rozando la piel de Caroline,  ahora todo yo me resultaba tan inútil,  quería correr a abrazarla y que ella sienta mi calor, no el de alguien más.

Ella me miraba expectante,  con una ceja levantada, como si yo fuera tan molesto en su vida. Golpe bajo.

-Mi abuela- mi voz era sólo un murmullo - se encuentra mejor,  quería que lo supieras.

No podía comparar nada tan hermoso como el brillo que desprendian sus ojos al pronunciar esas palabras, ella corrió hasta mi y se abalanzó para rodearme con sus pequeñas manos en un intento de un abrazo.

¿Dije que no existía nada más hermoso? 

Pues verla sonreír dé ese modo se había convertido en mi nueva fascinación. Todo lo que ella tenía me hacía querer saltar de emoción.

Muchos dirán en estos momentos.

Suena muy gay.

Pero cuando alguien te gusta, la cursilería toma otro nivel.

Sin darme cuenta había correspondido a ese abrazo que tanto anhelaba...

¡Alto,  Alto ahí ¡

Detengan la película por un momento.

¿Que acabó de decir?

¿Que Caroline me gusta?

¿Que quería abrazarla?

Oh hijos de su puta madre .

Me aleje tan rápido de su cuerpo que por un momento pensé que caería de espaldas,  sólo que algo detuvo que el intento del demonio estrellara su lindo trasero en la acera, y cuando digo "algo" me refiero al otro intento del demonio denominado un mal perdedor.

-¿Que ocurre contigo?  - grita Caroline mientras sus manos siguen aferradas al chico.

¿Que querían que hicieran? Me asusté un poco ¿Vale? Tanta cercanía y tantas emociones no van juntas.

-No me gustan mucho los abrazos - miento descaradamente.

-Para la próxima sólo dile - oh vaya, alguien metió su cuchara en la sopa de alguien más - Si serás idiota, casi haces que caiga.

-A ti no te importa - mi pecho empieza a subir y a bajar con cada palabra, con cada gesto, con cada respiración de este tipo.

- Claro que me importa - responde mientras ayuda a que Caroline estabilice bien su cuerpo y la rodea con uno de sus brazos - Ella me importa, y tu vienes aquí a querer agredirla - me mira con asco - poco hombre.

Lo que pasa de ahí en adelante es un poco agresivo chic@s, no lo intenten en casa.

Tengo agarrado de el cuello a el imbécil novio de el intento del demonio, siento la furia y la adrenalina recorrer mis venas,  quiero que tenga mi puño pegado en su rostro, tal vez quebrarle un poco la nariz, creo que le haría un gran favor al hijo de puta que tengo en frente.

-Te recomiendo que me sueltes- dice este sin el más mínimo rastro de miedo.

-¿por que haría algo así? - pregunto mientras siento que Caroline grita desesperada.

¿Puedes Curar mis heridas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora