Capitulo 28: ¡MI BEBE!

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Entro al hospital corriendo, se topó con la recepcionista y pregunto por Miley. Le hicieron algunas preguntas, sobre si era familiar, entre otras que Justin casi ni escuchaba porque no prestaba atención, lo único que quería era verla. Cuando al fin le dijeron el número de la habitación, 134 salió corriendo sin escuchar las indicaciones de la señora.

Al llegar al cuarto piso, camino mirando todas y cada una de las puertas del lugar hasta que llego a donde quería. La habitación 134.

Toco un par de veces antes de entrar, esperando oír su voz. No se escuchó nada. No hubo respuesta. Tomo la perilla de la puerta para entrar, pero uno de los médicos que venía lo interrumpió diciéndole que no era horario de visitas. Por más que le haya rogado el doctor no cedió. 

Se sentó en una de las sillas que se encontraban. La sala de espera. Esperar… ahora lo que menos quería era esperar. Deseaba verla, pedirle perdón y besarla como nunca antes. Decirle que nada iba a pasarle, que todo estaría bien.

Cuando tal doctor salió del cuarto camino hasta Justin.

—¿Usted es familiar? —Preguntó serio.

—Soy…soy el novio. —Tragó saliva.

—Mire… puede entrar a verla… pero tengo malas noticias para vosotros. —Indicó. Justin pensó lo peor y asintió esperando su respuesta. 

—¿Qué…que paso? —Preguntó nervioso.

—Ella como usted sabe… estaba embarazada. —Comenzó. Justin sabía perfectamente que era lo que vendría ahora, se tiró en la silla esperando que el medico continuara su puto discurso. —Buscamos entre los informes y vimos que ella tenía ya un problema con el embarazo ¿es cierto? —Él asintió nuevamente. —Los golpes fueron demasiado fuertes para ella y la niña… la señorita… perdió el bebe. —Finalizo. 

Al oír eso, cerró los ojos instantáneamente. Las lágrimas comenzaban a salir sin previo aviso. Miley había perdido al bebe. ¿Pero qué golpes? ¿Qué le paso a ella? ¿¡Quien mierda le pego!? ¿Dónde fue después de irse de la casa? —todas esas preguntas no salían de su cabeza. Lo único que sabía era, que no iba a descansar hasta no meter preso al hijo de puta que le hizo esto a su novia.

—Lo lamento mucho…—Apoyo el médico. —Ella no sabe nada aun, creí que sería mejor que se lo dijera usted. 

—Si claro…—Suspiró. —Usted… ¿usted sabe que fue lo que le paso?

—Aun no eh tenido oportunidad de hablar con ella para que nos diga que fue lo que paso exactamente. Pero según la ambulancia, dicen que fue golpeada, la encontraron en una casa de las calles Miley. Los vecinos llamaron ya que encontraron sospechoso tantos gritos y demás. —Explicó.

Justin tomo aire antes de entrar a la habitación, ¿Cómo le diría que había perdido a su hija? Esa pequeña niña, que él prometió que criarían juntos. Ya no existía. Ya se había ido… a un lugar mejor, y todo por culpa de quien sabe quién. Maldito sea el momento en el que la dejo irse de la casa. Maldito sea el momento en el que celo a Caitlin. 

—¿Justin? —Preguntó apenas audible.

—Sh… sh no hables. —Pidió. 

—Justin, ¿Dónde estoy? ¿Le…le paso algo a mi bebe? —Fue lo primero que pregunto, lo que más le importaba, su bebe.

—Miley... ¿A dónde fuiste después de irte de casa? —Preguntó, lo único que quería saber ahora era quien fue el maldito que le hizo esto.

—A…a la casa de Greyson. —Respondió insegura. Justin abrió los ojos como platos. ¿A la casa de Greyson? ¿¡Que mierda fue a hacer a la casa de Greyson?!

Iba a gritarle millones de cosas, iba a retarla y preguntarle porque. Pero recordó que eso no era lo más importante en este momento. Más tarde se encargaría de regañarla y matar a golpes hasta dejar inconsciente al jodido de Greyson.

—Justin… ¿Dónde está mi bebe? —Preguntó al notar que tenía la panza mucho más pequeña que antes.

—Miley...—Comenzó. —Greyson, te…te golpeo, y… eso hizo que tu…—No sabía cómo mierda decírselo. —Perdiste él bebe. —Finalizó para después abrazarla. 

—No… mentira, Justin… ¿Dónde está? —Comenzaba a llorar. —Yo no la perdí, no… Francisca, ¿Dónde está Francisca Justin? Me dijiste que todo estaría bien Justin no…—Simplemente no quería aceptarlo. Aunque muy dentro suyo sabía que era cierto. —No ¡JUSTIN NO! ¡POR FAVOR QUIERO A MI BEBE! ¡NO ES JUSTO! —Comenzó a gritar y patalear. 

Justin no paraba de abrazarla y acariciar su cabello, susurrándole al oído algunas cosas para calmarla, aunque se le hacía imposible ya que lo único que hacía era gritar y maldecir por haber ido a la casa de su propio enemigo.

Hasta que llegaste tú (Miley Cyrus & Justin Bieber) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora