Capítulo 64

649 82 8
                                    

El viernes de nuestra semana juntos, Taemin comenzó a actuar de manera diferente, su pasión se había desmoronado.

En el ascensor, se alejó de mí, de pie con rigidez en la esquina opuesta, su chupete llegando de repente a sus labios, inquietándome mientras lo chupaba nerviosamente.

Una vez dentro del apartamento, se retiró a la pequeña mesa circular a las afueras de la cocina, superando su sala de estar ahora amueblada. A regañadientes, se sentó allí, doblando una de sus piernas debajo de sí mismo.

Pisando un territorio desconocido, llegué a él. Le quité el chupete, y la falta de armonía entre nosotros, lo puso más nervioso, y yo fue incapaz de cantar la misma melodía que él, esta melodía cacofónica.

"Hijo mío" le dije, con los nudillos en su mejilla, "¿por qué estás así?"

Un golpe repentino en mi mano me hizo quedarme en shock. Suponiendo que fue un malentendido, lo acaricié en un intento de redimirme, pero me golpeó de nuevo, el chupete cayendo al suelo.

Verlo llorar fue inesperado, cuando las lágrimas cayeron, también lo hizo mi corazón.

"¡Yo no soy él!" Imploró, para mi sorpresa, de pie, en señal de protesta lo cogí de la muñeca, me alejó.

No dejando, se volvió a gritar a través de los chorritos, atrapado en una rabieta, pero herido por algo, superficialmente, me gustaba pensar. Pero lo que me gustaba pensar no coincidía con lo que vi, lo que he oído, desde el niño desanimado.

"¡No soy él! ¡No lo soy!"

Era horrible cuando se ponía así, tan desesperado, aterrado por el pánico. Por lo general, yo era bueno en tratar con ello, sin embargo, en un momento en que ni siquiera podía descubrir la fuente de su consternación, llegaba a ser inútil.

"¿Quién?"

Suspendido en una mirada de total devastación, busqué desesperadamente una salida, no para mí, sino pasa él, porque sabía que éstas no eran las aguas en las que él quería morder el anzuelo.

"Yoogeun"

Dios me libre. Mi príncipe de esmeraldas y rubíes se sentía inseguro por un niño fallecido, un cadáver infestado de gusanos en un cementerio anticuado, una lápida con malas hierbas.

"¿Has tomado tu medicina hoy?" Tenía la sensación de que no lo había hecho, y me reprendí por permitir el desliz.

"No"

Me levanté para traer la botella del mostrador, dos pastillas de color blanco en mi palma. Estas, así como una botella de agua, destapada, fueron colocaron sobre la mesa frente a él.

"No quiero" Sacudió la cabeza.

"¿Qué pasa?"

"Es demasiado"

Nunca quise que ocurriera una perturbación, no cuando estaba tan cerca de irme.

De repente, sujetó mi rostro, y me atrajo más cerca.

"Papi, soy tu bebé. Solo yo"

"Yo lo sé, Tae" Puse mis manos sobre las suyas.

"No, tú crees que soy él. No soy tu presa. Soy tu bebé"

"No creo que seas él"

"Por favor, mírame, papi"

Me rompió el corazón, porque pensé que ya sabía que era el único, mi más querido, mi vida.

HIJO DE PAPÁ ~ 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora