CAPITULO 1

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Hábiles, femeninas, cuerpos perfectos moviéndose al ritmo de la música

Acá, allá. Mirara donde mirara Micaela allí estaban. Había traseros por todas partes, traseros cubiertos tan solo por unas diminutas tangas

Madre de dios.

Atravesó la multitud de mujeres que gritaban " Muévete, guapa, muévete" un selecto club de lesbianas striptease situado a las afueras de Buenos Aires y donde solo se le permitía la entrada a mujeres lesbianas. Micaela estaba pasando por un largo periodo de sequía sexual, por lo que la visión de aquellos exquisitos ejemplos de femeninos la hacia sentir.. Algo... necesitada.
Pensaba tener una noche con un hombre, pero su amiga, la convenció a ir a un club de lesbianas.

La selección de mujeres era impresionante por lo que no le resultaría difícil encontrar una bailarina para la despedida de soltera de su hermana, como muy bien le había dicho a su vecina Barbara Martinez.

Con la que por cierto, había tenido una conversación un tanto extraña.

Esa mañana Micaela estaba sacando de su Mini Cooper las cosas para la fiesta y justo en el peor momento se le rompió una bolsa dejando caer preservativos y lencería erótica.

Al ver que Barbara acudía a ayudarla, Mica había estado a punto de echarla para evitar que viera todos aquellos regalitos. Sabía que su vecina se azoraba con facilidad, pues cada vez que la veía en bikini por la piscina de la comunidad se ponía a tartamudear y ni siquiera era capaz de mirarla a los ojos. Y cada vez que ella se quejaba de su inexistente vida sexual se le ponían las mejillas de un rojo furioso.

Era una buena chica, siempre dispuesta a ayudar. Tenia la atractividad de una profesora despistada, a pesar de sus enormes lentes y de la ropa holgada que usaba. Pero lo cierto era que tenia una sonrisa preciosa que siempre hacia que Micaela tuviera una misteriosa sensación en el estómago cada vez que la veía.

En resumen su vecina Bárbara era lesbiana, era un diamante en bruto esperando a que llegara la mujer adecuada y la puliera. Pero esa mujer no sería ella, no señor.

Para empezar, Bárbara era un cerebrito, doctorado en psicología, mientras que ella ni siquiera había logrado terminar el instituto. Bien era cierto que había obtenido el título de artesana, pero eso no había echo que dejara de sentirse insegura por su falta de formación.

Además, Barbara era de esas mujeres a las que sólo les interesaba las relaciones estables, mientras que Micaela había aprendido a golpes que la vida era demasiado corta. Su nueva filosofía de vivir el presente no le permitía comprometerse con nadie para siempre.

Y sin embargo, no dejaba de fantasear con ella.

Ahí estaba el problema. Barbara le había dado la caja de ropa interior comestible sin decir una palabra y sus manos se rozaron un instante, Micaela había preferido no hacer caso a la descarga eléctrica que le había provocado tan breve contacto.

-Que suerte la mia -había dicho Micaela sin siquiera mirarla a los ojos-. Primero me falla la empresa de catering, después me llama la stripper para cancelar su actuación y ahora se me rompe la bolsa.

-¿Una stripper?

- Si, para la despedida de soltera de Belen. Es el sábado en la noche.

-Yo se donde puedes encontrar otra. Una amiga mía trabaja en un club que se llama traseros desnudos. Es "la chica enmascarada". Dile que vas de mi parte.

Y allí estaba, sexualmente necesitada y rodeada de mujeres prácticamente desnudas.

Enmascarada (Barbica) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora