Viaje al Origen - Parte 1

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Naoko salió de su habitación con una pequeña mochila colgando de su hombro. No tardó en encontrar a su mentor, dándole comida a Appa y hablando a la vez con Katara.

-¡Naoko!—habló Aang—Ven, súbete a Appa, no tardaremos en partir.

Naoko caminó y se subió al enorme bisonte, donde pudo ver en altura al Avatar caminando con Katara, alejándose un poco, solo lo suficiente para que ella no escuchara lo que hablaban.

-Bien, ya nos vamos—dijo Aang.

Katara lo abrazo con fuerza.

-No me gusta que te vayas, me quedaré muy sola.

-Lo lamento, pero necesito que te quedes aquí, ya te explique todo el plan.

-Si y me halaga que solo me lo confiarás a mí.

-Siempre confío en ti.

Aang se inclinó y besó a su novia con dulzura. Katara sonrió y lo abrazó de nuevo.

-Pero te irás por mucho tiempo.

-Mientras más pronto parta, más pronto regresaré.

Y Katara no tuvo más opción que aceptar esa realidad. Se despidió de el con un fugaz beso en los labios, antes de verlo subir a Appa.

-¡JipJip!—gritó y comenzó a volar.

Katara agitaba su mano hacia el cielo, despidiéndose aún de su novio. Sabía que lo iba a extrañar, pero también sabía que iba a volver. Aang era un gran maestro y le tenía mucho cariño a sus discípulas, si no, no haría lo que tenía planeado.

Recordando a Momoko y Sango, Katara entró al Palacio para avisarle a Sokka, Suki y Zuko sobre la partida de Aang, antes de dirigirse a la habitación de las otras niñas, para llevar a cabo el plan de Aang.

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Naoko estaba sentada en la silla de Appa, comiendo unas frutas que había traído en su mochila.

-¿No quiere nada, maestro?—le preguntó a Aang.

-No gracias, Naoko—contestó Aang.

-Por cierto ¿A dónde vamos?

-A un lugar muy especial.

Naoko parpadeó confundida ante esa respuesta. Siguió comiendo, las horas pasaban, hasta que finalmente divisó una isla en el inmenso mar.

-ese es nuestro destino—le dijo Aang.

Naoko miró la isla. Era algo grande y tenía dos enormes montañas rocosas. Al otro lado, una imponente ciudad con una gigantesca pirámide le robó el aliento, eran los restos de una civilización a simple vista muy gloriosa, y antigua.

Appa descendió sobre la ciudad y tanto Aang como Naoko bajaron del bisonte.

-Deja tus cosas aquí, Naoko—indicó Aang. Naoko le obedeció y dejó su mochila y demás cosas en la silla del bisonte.

Naoko miró a su alrededor. Era todo muy bello.

-Estas son las ruinas de una gran civilización llamada "Los guerreros del Sol". Ellos fueron los primeros maestros fuego de todos los que existieron.

Naoko miró ahora con más respeto las ruinas que se presentaban justo frente a ella.

-Ven, vayamos a recorrer la ciudad.

Avatar: La leyenda de Aang. Libro IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora