Capitulo 9

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Luego de varias horas de carretera al fin veía un lugar conocido. Estaciono su carro y bajo las maletas con prisa antes de que empezara la tormenta que el cielo anunciaba sin duda alguna.

Se dirigió a la puerta que para su sorpresa estaba sin llave. Se extraño y sintió miedo. ¿Quién podría estar? Abrió lentamente y todo estaba tal cual como lo recordaba. Para ser una casa de campo la habían decorado muy moderna. Sintió un poco de tristeza al recordar pero decidió ignorar aquel sentimiento.

Se adentro con cautela tratando de encontrar la respuesta a su duda. Siguió caminando hasta encontrar con una luz proveniente de la habitación principal. Se quedo helada al ver lo que ahí se encontraba.

¿Qué haces aquí? – a penas logro pronunciar

Sentado en la enorme cama rodeado de cajas llenas de álbumes de fotos que yacían en ese lugar olvidados. Salió de su mundo para encontrarse con aquellos ojos chocolate que aun le hacían perder el norte.

Dulce – exclamo poniéndose de pie. – no puedo creer que estés aquí – trato de acercarse a ella pero se lo impidió.

Respóndeme, ¿qué haces aquí? – insistió

Quería venir a distraerme, esta también es mi casa Dulce –

Espero que por lo menos hayas venido solo Christopher – grito furiosa girándose sobre sus talones para salir del lugar pero Christopher la detuvo tomándola del brazo atrayéndola hacia el.

Sus cuerpos estabas a escasos centímetros. Sus respiraciones se aceleraron al sentir el calor que emanaban sus cuerpos al estar tan cerca. Un rayo hizo que ambos se sobresaltaran y Dulce aprovecho el momento para zafarse.

No me vuelvas a tocar en tu vida ¿Me entendiste? – a penas pudo darse cuenta de que el había encontrado las cajas llenas de recuerdos que ella había mandado a esa casa para no poder verlas mientras estaba en su casa de la ciudad.

¿Por qué están aquí nuestras fotos? – pregunto confundido regresando a la cama para tomar uno de los álbumes, sin querer escapo una de las fotos al suelo y el la levanto al darse cuenta. Dulce noto inmediatamente que foto era y sus ojos se cristalizaron.

¿Es el? – pregunto Christopher al ver el ecosonograma – ¿el es mi hijo?

Era – respondió fríamente ella sintiendo como su corazón se quebraba.

¿Por qué no me lo dijiste Dulce? – ella soltó una risotada sarcástica tratando de evitar las lagrimas.

A ver cuando querías que te lo dijera ¿las noches que no llegabas o en las que llegabas todo borracho? – expuso sarcásticamente. El no encontró las palabras para responderle – no entiendo al destino definitivamente alejo de ti y al parecer el solo me hace encontrarte cuando menos quiero verte – dijo saliendo de la habitación

El trato de ir tras ella y al encontrarla la vio parada frente a la puerta con sus maletas.

Dulce no te puedes ir con la tormenta, es muy peligroso – le aconsejo

A penas termine me marcho para que puedas disfrutar de TU CASA – dijo haciendo énfasis – no te molestare mas

Déjame hablar contigo, ¿no entiendes que no estamos aquí por casualidad? – apunto Christopher con frustración. Ella lo ignoro y se dirigió a uno de los cuartos a acomodar sus cosas.

Paso toda la tarde ignorándolo, pero no podía ignorar el hecho de sentirse tan vulnerable a su lado. Recordó el momento en que estuvieron tan cerca. Era imposible no desear sus besos. Se llevo una de sus manos a la frente con frustración.

Sintió como alguien abría la puerta de su habitación y entraba de prisa. Cerrando la puerta a sus espaldas con llave.

¿Te has vuelto loco? – inquirió furiosa

Vamos a hablar quieras o no, me tienes que escuchar – respondió Christopher inmediatamente. Se acerco a su cama para estar cerca de ella.

Ni te atrevas a acercarte ni un poco mas – dijo nerviosa

¿Por qué? ¿tienes miedo de que te bese? Porque muero por hacerlo – dijo muy cerca de ella

¿Qué es lo que quieres hablar Christopher? – se alejo bruscamente de el

Perdóname Dulce – dijo tomando sus manos – fui un imbécil, me deje llevar por la rutina deje que los te amo se escaparan me encerré en mi mundo te deje para luego – acaricio su cara, ella trato de impedírselo pero no pudo y cerro los ojos al sentir su contacto – me equivoque puse cosas insignificantes por encima de mi matrimonio, no quise perderte Dulce – su voz empezaba a oírse entrecortada – Cuando te vi tan mal ese día me quería morir y luego nuestro hijo... – hizo una pausa – me ausente en momentos que se han ido para siempre -

Ya basta Christopher –

Yo no merezco tu perdón, porque yo no los cuide – las lagrimas de Christopher se hicieron presentes - vivo arrepentido cada día de mi vida por haberte hecho todas esas cosas. Tú eres mi mayor necesidad Dulce. Perdóname por favor. Yo te amo. – no pudo contenerse y se echo a llorar en el regazo de Dulce.

No me hagas esto por favor – verlo llorar le partía el alma. Ella dudo al principio, pero luego acaricio tiernamente su cabello tratando de consolarlo – no puedo perdonarte – musito al borde de las lagrimas – no logro sacar esa imagen de mi mente – se llevo las manos a la cara con frustración – no me mirabas como la mirabas a ella – dijo entre sollozos - no fui suficiente para ti – El se reincorporo y logro abrazarla

Nunca digas eso Dulce – hizo que Dulce lo mirara a los ojos – yo me dedique a perderte – ambos lloraban – déjame recuperarte – le suplico – Te juro que esta vez no fallare –

Dulce sabia que ni queriendo ella podría olvidarlo. Quería creer sus palabras. El estaba perdido en sus ojos llenos de lagrimas la vida no le bastaría para pedirle perdón. La escasa distancia que separaba sus bocas hacia que la sangre les hirviera de deseo.

No me dejes sola – fue lo único que pudo decir.

Nunca mas – Christopher acorto los centímetros que los mantenían separados y se fundió en sus labios. Mientras mas descubría su boca se sentía mas cerca del paraíso. Se besaron como nunca antes lo habían hecho. Si fuera necesario el daría hasta la vida por quedarse por siempre con ella.

¿Que nos paso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora