𝐓𝟐. 𝐁𝐚𝐫𝐝𝐨𝐜𝐤 𝐲 𝐆𝐢𝐧𝐞 • 𝐮𝐧 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝

Capítulo 12

La vuelta a casa fue silenciosa, por una parte Goku tenía cierto ¿miedo?, este torneo se jugaba la vida de sus seres amados. Aún así, también tenía mucha emoción de ver a su padre pelear con esa gente, dado a que no tenía tanta fuerza que el, su padre era muy cabezota y nunca se rendía, además de tener menos compasión con los enemigos, cosa que para su desgracia, Goku no heredó.
La llegada fue tensa, la mirada de su padre hacia Raditz era intensa, tenía cara de pocos amigos y su ancha mandíbula estaba presionada. Su madre también parecía enfadada, mientras que su hermano estaba indiferente.
-H-hola a todos.-dijo Goku, para después desplazarse junto a Bulma y decirle que tenia hambre. Bardock decidió separar su mirada de su primogénito para pasarla al menor.
-¿Cómo os fue? -dijo pesadamente.
-A nosotros bien, pero a vosotros no sé. ¿Por qué estáis tan callados y tensos? -en cuanto pronunció esas palabras Gine entró dentro de la Corporación Capsula. -Ya, enserio, que ha ocurrido papa.
-Tu hermano le ha dado por querer enfrentarse a ti, y no queremos que eso pase. Le ha dado un disgusto a tu madre. Voy con ella, ya mismo vuelvo y me cuentas todo. -dejando una palmada en su hombro fue junto a su mujer.

Bardock
Su pequeña figura, estaba sentada frente al estanque en el patio de Bulma, sus dedos rozaban la cristalina agua, que se mezclaba con sus lágrimas. Me acerqué y posé mi mano en su brazo, sin saber muy bien que decir. Se dio la vuelta quitándose sus lágrimas, me pareció muy tierna la escena pero me obligué a apartar la idea de mi mente.
-Mujer, no debes darte estos sofocones por el atolondrado de nuestro hijo, Goku sabe doblegarlo, solo se dará cuenta de que no tiene alternativas.
-Sí pero... son mis hijos... ¿Por qué no se pueden llevar bien?
-respiré pesadamente y atrapé sus labios con los míos. El beso duró más de lo que pensé, me deleiteé con los dulces labios de mi esposa antes de separarme y mirarla a los ojos. -todo saldrá bien. -la abracé tratando de calmar sus demonios.