Venganza y destino [YAOI//Omegaverse]

VIII: Canciones

Despertó con el corazón latiéndole en la garganta ante el sonido familiar que sus oídos percibían. Era la voz de su madre, su madre estaba cantando. Las palabras de la canción que ambos solían tararear mientras jugueteaban en el jardín le atravesaron como cuchillos y le sacaron de su profundo sueño. Se dejó llevar una vez más por la suave melodía mientras los recuerdos de su felicidad venían a él uno tras otro ¿Acaso aún seguía dormido y estaba soñando? ¿Era otro de esos sueños con su madre que solían atormentarle cada noche? Pero ¿Por qué se sentía tan real? ¿Y por qué en lugar de sufrir se sentía en paz y calmado? Se sentía feliz.

Se había pasado todo el día caminando por el bosque sin rumbo fijo, tratando de evitar lo inevitable. Su tío pronto le encontraría y él—En el estado en el cual se encontraba en esos momentos— no podría hacer nada para defenderse. Solo estaba retrasando su final, alargando su agonía. Por otro lado, tal y como lo sospechó, Bum solo le había dado problemas. El omega era débil y lento, le costaba seguir el paso de la caminata y se detenía con frecuencia a descansar, retrasando su ya de por sí escaso avance. Finalmente la noche les alcanzó si haber caminado gran cosa, por lo que no tuvieron de otra que buscar refugio en una caverna mugrosa que encontraron en la base de una pequeña montaña. Lo último que Sangwoo recordaba era caer rendido de cansancio sobre el frio suelo de piedra.

Se detuvo un momento en la oscuridad mientras sus ojos se acostumbraban a la penumbra que le rodeaba, hasta que finalmente las siluetas a su alrededor fueron más claras. Gracias a la luz de luna que se colaba por la gran entrada de piedra, pudo notar que aún se encontraba en la cueva que habían tomado como refugio para la noche. La voz se hizo un poco más fuerte y ahora, con su cabeza menos nublada por el sueño, pudo notar que la persona que estaba cantando no era su madre. El tono era un poco más grave, pero aun así hermosamente dulce, arrastrando las sentimentales palabras de aquella canción de su infancia. Imagine. Su madre y él la cantaban juntos mientras estaban en el jardín, en medio de las hermosas flores y plantas llenas de frutos, aquel tiempo en el que fue feliz. La canción provenía de fuera de la cueva, se levantó y con paso cuidadoso se abrió camino a tientas en la semi-oscura cueva hasta la entrada.

Asomó cuidadosamente su rostro hacia las afueras de la abertura en la mugrosa caverna y entonces lo vio. Ojos cerrados, el suave viento nocturno de la primavera azotando sus negros cabellos, la luz blancuzca de la luna iluminando su rostro, dándole cierto aspecto angelical, como si fuese una criatura fantasmagórica y mística. Bum estaba cantando en medio de la noche la canción de su madre. La suave melodía brotaba de sus labios como un refrescante rio de emociones, de felicidad. Era como si cada parte de él le recordara al alfa aquellos momentos de alegría que ya creía haber olvidado, perdidos en algún lugar profundo de su oscuro ser.

—Imagine there's no heaven, It's easy if you try. No hell below us, above us only sky— Su Corazón se estremeció un poco dentro de su pecho ante la letra de la canción, y por primera vez en mucho tiempo se sintió como en casa, seguro entre los brazos de su madre. Lejos de todo peligro—Imagine all the people living for today... Imagine there's no countries, It isn't hard to do.

Se acercó al omega si pensarlo dos veces y se dejó caer a su lado, acostándose sin previo aviso en su regazo. Bum se detuvo en cuanto lo sintió.

—No te detengas—Dijo Sangwoo al tiempo que cerraba los ojos y se acomodaba mejor en la piernas de un muy confundido Bum—Sigue cantando, por favor.

El pelinegro pareció dudarlo unos segundos, pero finalmente continuó con su canción. Y allí estaban ambos, en medio del silencio del bosque, sin nada más que la voz de Bum y el sonido del viento acompañándolos, cada uno perdido en sus propios pensamientos.