IX: Pesadillas

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    <<SANGWOOO>>:


Despertó una vez más con el corazón latiéndole de tal manera, que llegó a considerar la idea de que si seguía golpeando tan fieramente contra su tórax, terminaría por salírsele del pecho. La respiración agitada y las gotas de sudor perlando su frente, aún en una fresca noche de primavera, eran acompañadas por la sensación de haber estado gritando durante horas. Su conmoción momentánea fue tan grande que no notó las lágrimas que le empapaban las mejillas hasta que se frotó las manos por el rostro, en un vago intento por tranquilizarse de una vez por todas, al tiempo que se incorporaba sobre el duro y rocoso suelo de la cueva. A su lado, Bum dormía plácidamente dándole la espalda, al parecer sin notar los estragos causados por el mal sueño del alfa.

Esa era la quinta noche consecutiva que se despertaba alterado, siempre luego de tener la misma pesadilla horrorosa. Sus malas noches de sueño se remontaban al día posterior a su conversación con Bum fuera de la cueva—La misma noche en la que le había oído cantar por primera vez—y ya casi estaba al borde de enloquecer. Cada vez se le hacían más insoportable el dolor y la confusión que aquellas quimeras espeluznantes le causaban, sobre todo por el hecho de que ni siquiera sabía a ciencia cierta el Porqué de ese dolor para empezar. El sueño era similar al que había tenido aquella última noche en la casa que compartió con su padre, pocas horas antes de ejecutar el plan que lo había llevado a estar vagando por el bosque sin rumbo fijo. La noche anterior a secuestrar a Bum:

Se encontraba frente al rio de los amantes, el brillante filo de una espada bañada en sangre color carmín le atravesaba el abdomen, enviando agudas punzadas de dolor por todo su cuerpo. Sus miembros permanecían inmóviles por el estupor y el miedo ¿Miedo a que? No estaba seguro. Frente a él yacía un omega pelinegro—Al cual ahora reconocía como su rehén y primo, Bum—Gritando su nombre y suplicándole con la mirada, justo antes de ser silenciado por el rápido movimiento de una hoja de acero que asimilaba el brillo fugaz de un relámpago.

El pequeño omega se desplomaba frente a sus ojos, ante lo cual los labios del alfa parecían despertar de un largo letargo para gritar con su último aliento el nombre de su amante: << ¡Bum!>>. El dolor profundo en el corazón, la sensación de pérdida, el vacío y, lo peor de todo, el miedo puro que sintió al oír aquella voz conocida—Esa maldita voz—Pronunciar un lleno de orgullo:<<— ¿Te gusta lo que vez, pequeño sobrino? ¿Disfrutas tu ultima visión antes de arder en el infierno?>> Finalmente terminaban por despertarle entre gritos y lágrimas, con un dolor completamente real perforándole el pecho, haciendo mella en él. .. Su primera reacción luego de abandonar la insistente pesadilla era chequear a Bum, solo para confirmar que este dormía plácidamente muy a pesar de todo el drama que se desarrollaba justo a sus espaldas.

Había transcurrido una semana o algo así—Cada día le era más difícil recordar la cuenta—Desde que escapó del castillo llevando consigo a nadie más y nadie menos que al hijo del alfa del clan norte—Su queridísimo tío—Y las cosas en general no habían cambiado demasiado. Seguían Jodidos. Ha-Neul de seguro les estaba pisando los talones en esos momentos, su brazo iba de mal en peor, se encontraban débiles por no haber consumido carne en todo ese tiempo—Bum seguía oponiéndose al hecho de cazar—, No tenían ni idea de a donde carajos se dirigían con certeza y, la cereza que coronaba el pastel: No sabían dónde rayos se encontraban, se habían perdido en el bosque luego de caminar sin rumbo fijo por varios días, avanzando lentamente gracias a su herida y a la—Al parecer intrínseca—Capacidad de Bum para ser torpe.

Pero mientras que en general las cosas seguían prácticamente iguales—O quizá peores—por la otra cara de la moneda, la relación Rehén-Secuestrador que mantenía con Bum había mutado desde aquella noche bajo la luz de la luna, convirtiéndose en algo más profundo, difícil de describir. Ahora hablaban más, casi todo el tiempo, sobre libros y supervivencia. Sobre jardines, plantas, canciones y, de vez en cuando, una que otra acerca de sus madres. Había descubierto pequeños detalles sobre Bum que le interesaban en un sentido que ni él mismo podía entender: Su amor por la lectura y la botánica, su talento musical, además de su absurda e insensata creencia infantil en el amor, la felicidad y las almas destinadas.

Venganza y destino [YAOI//Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora