Su cuerpo se sentía débil mientras prácticamente se arrastraba hacia las puertas del castillo. Le había resultado casi imposible llegar a la construcción de roca ubicada en la cima del acantilado mientras intentaba, por todos los medios posibles, no llamar la atención de los miembros del clan que rondaban por aquella área. El viaje de retorno le había tomado más tiempo del que esperaba ya que tuvo que evitar la zona este de la manada para no levantar sospechas, tomando de esta manera la decisión de ir por el camino del bosque y escalar el acantilado. Mala idea #354. En su estado y con el cuerpo completamente mojado aun por el agua del rio, el ascenso a través de la empinada formación rocosa se había convertido en una verdadera odisea. Eso, sumado al hecho de que en algún punto de la escalada el improvisado vendaje que había amarrado alrededor de su brazo se desató, reanudando la pérdida de sangre, desembocó en su lamentable condición.
Le alegró el notar que la entrada se encontraba sin guardia alguna. Todo parecía en calma, por lo que pudo deducir que las noticias de su traición aún no habían llegado a oídos del clan. Con paso apresurado, retomó el ritmo de su carrera y se escabulló en el castillo, intentando rescatar de entre sus recuerdos nublados por la pérdida de sangre, el camino a seguir para llegar al salón en el que estuvo hablando durante la mañana con la omega de cabellos rojizos. Luego de algunas vueltas terminó encontrándose a sí mismo una vez más en aquella habitación. Encaminándose a la sala vecina se encontró, justo donde había estado durante la mañana, a un inerme Bum. Se había quedado dormido sobre unos de los sillones de la sala con un libro de cubierta negra apoyado sobre las piernas, en él se podía leer claramente en brillantes letras color carmesí las palabras: "El hilo rojo del destino"
--Que título más cursi—Susurró el alfa mientras observaba al pelinegro dudando entre despertarle o no.
Se acercó cuidadosamente al sillón y se puso en cuclillas para quedar al nivel del increíblemente frágil hombrecillo. Se le veía tan débil y vulnerable allí dormido, pareciese que incluso la más ligera brisa fuese capaz de romperle. Como antes, sus pensamientos volaron al omega de su sueño, aquel que le había observado con una profunda decepción antes de que despertara. Una idea repentina se formó en la mente de Sangwoo. Él nunca quería que Bum le mirara de esa manera. Por primera vez desde que le había conocido, cedió ante sus deseos y acarició suavemente el oscuro cabello del más pequeño, olvidándose de todo lo que estaba sucediendo en ese instante.
--Hermoso—Dejó escapar en un suave susurro.
Acercó su rostro al cuello de Bum y aspiró profundamente. El aroma dulce del roció primaveral mesclado con una esencia que era incapaz de describir invadió sus fosas nasales. Él había aprendido a odiar la primavera después de que su padre muriese en una de ellas, pero al percibir en Bum aquella fragancia tan propia de la estación, pudo recordar todas las primaveras en las que había sido feliz al lado de su padre. Todas las sonrisas que había compartido su madre. Por primera vez, después de mucho tiempo, había vuelto a recordar aquella sensación a la que algunos llamaban felicidad.
--¿T-Taeyang?—La voz confundida del pelinegro le había sacado de sus pensamientos. Levantó lentamente la cabeza para encontrarse con un adormilado Bum, el cual le observaba algo aturdido y con un profundo sonrojo en sus mejillas— ¿Q-Que estás haciendo?
Sangwoo no supo que decir, después de todo, ni siquiera él conocía la respuesta exacta a ese interrogante ¿Qué estaba haciendo cuando se suponía que debía raptar a aquel chico y matarlo? Lo correcto habría sido aprovechar el momento de vulnerabilidad del pelinegro, poniendo en marcha su plan. Pero en lugar de ello, había optado por perderse en la fragancia dulce del más pequeño, dejándose embriagar por el apacible aroma que parecía brindarle una sensación de paz ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
--¡Estas herido!—Le sobresaltó el grito del pelinegro— ¿Qué te ha sucedido? ¿Dónde están los demás? ¿Dónde está mi padre?
Una vez más, Sangwoo solo pudo quedarse en silencio sin saber que responder.
Bum se hallaba preso del pánico al ver la profunda herida en el brazo de Taeyang. Un millón de escenarios sobre lo que posiblemente había sucedido a su padre y los soldados en aquella misión atravesaron su mente y ninguna de ellas era alentadora.
--¡Responde!—Grito desesperado al rubio que parecía de piedra frente a el— ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está mi padre?
¿Por qué Taeyang no respondía? ¿Por qué solo le miraba con tristeza?
Sin saber que más hacer, se abalanzó sobre el alfa intentando hacerle reaccionar mientras le suplicaba con la mirada una respuesta a sus confusos pensamientos. Pequeños sollozos de incertidumbre empezaban a escapar de su garganta.
--Corre—Fue lo único que escucho salir del rubio antes de que le apartara de un fuerte empujón.
Aquella mirada. Había visto aquella mirada en Bum y sintió como si el mundo se desmoronara bajo sus pies.
En aquel momento se convenció completamente de que no podía hacerle daño a esa persona. Nunca podría.
--Huye ¿Qué acaso no lo ves?—Las palabras salían de su boca sin que pudiese detenerlas—Yo solo quiero herirte, a ti y a los que más quieres. Si no huyes cuanto antes te mataré.
El rostro del pelinegro se contrajo en obvia confusión mientras le observaba perplejo desde el suelo de piedra.
--Taeyang ¿Qué estás diciendo?—Preguntó con hilo de voz—Perdiste sangre, has de estar confundido. Permíteme ayudarte.
En efecto la pérdida de sangre había nublado sus pensamientos, pero no en ese aspecto. Soltó una fuerte risa algo psicótica mientras volvía a empujar con fuerza al pelinegro, quien se acercaba dispuesto a sanar sus heridas.
--¿Acaso eres idiota o sordo?—Habló con decisión y furia—Te estoy diciendo que escapes ¡Corre! ¡Lárgate de aquí!
--Pero Taeyang...—Intentó hablar Bum con los ojos cristalizados.
--¡Ya deja de llamarme así!—Le interrumpió el alfa en medio de gritos—Mi nombre es Oh Sangwoo ¡AHORA LARGATE!
Le tomó con fuerza del brazo y comenzó a guiarle rumbo a la salida, pero antes de llegar a esta, la joven omega con la que se había encontrado aquella mañana irrumpió en la habitación.
--¡Joven amo! Hemos sido comunicados de una traición. Usted debe...—Sus histéricos gritos se detuvieron repentinamente al observar la escena frente a ella—Amo Bum ¡Aléjese de él! ¡Guardias! ¡Guar...!
De un golpe Sangwoo la derribó, dejándola inconsciente sobre el piso.
--¡¿Qué hiciste?!—Gritaba Bum presa del pánico mientras intentaba ayudar a la omega— ¡¿Qué hiciste?!
--Te advertí que huyeras—Sangwoo le tomó del brazo y tiró de él, esta vez en dirección a la gran ventana de piedra que daba al rio. Tenían poco tiempo antes de que les atraparan los guardias.
Observó la corriente cristalina del rio de los amantes muchos metros debajo de ellos. La caída no les mataría. Sin pensarlo dos veces, envolvió a Bum en un abrazo y saltó de la ventana. A partir de ese punto no habría vuelta atrás.
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En multimedia "Dirtyheavysoul" de Twenty-one pilots. Tengo esa canción pegada, y escribí los tres capítulos mientras la escuchaba. No tiene nada que ver con el capitulo, pero ALV XD
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Venganza y destino [YAOI//Omegaverse]
FanfictionSegún decían los viejos, las parejas destinadas por los dioses a estar juntos se enlazaban en cuerpo y alma, uniendo sus espíritus para siempre y reencontrándose en la siguiente vida. Dos amantes trágicos se reencuentra en medio de una situació...