Capitulo 2

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    Desperté en un hospital, con una nota en mis manos, no había nadie en la habitación que me pudiera haber dejado esa nota. En el interior, sólo estaba un símbolo dibujado con color dorado y marron, formado con triángulos y rayas, que parecía como si emanara luz propia.

    En el momento que desperté supe que estaba en un sueño. Ya no estaba en el hospital, no miraba nada al rededor, ni siquiera mi cuerpo, ni siquiera se podría decir que estaba viendo un color, si no el vacio.

     De la nada, apareció un punto blanco y otro negro, poco a poco se empezaron a combinar, hasta que explotó.
    De ese punto, se expandió una gran mas de luz y oscuridad que continuó hasta el horizonte.

    Pero llegó el punto en que la luz y la oscuridad empezaron a pelear, la oscuridad quería cubrirlo todo, pero la luz no quería permitir eso.

    Tardé bastante tiempo para comprender ese sueño.

    Tardé un par de semanas en que me dieran de alta, tenia algunas fracturas y muchas heridas internas, según el doctor, es un milagro que siga con vida.

    Durante el tiempo que estuve, internado, mi madre me visitó un par de veces, y me contó la historia de cuando nací, paso algo parecido. Cuando estaba en el vientre de mi mamá, mi corazón se aceleró a tal punto que mi corazón estuvo a punto de estallar, y los médicos ya me daban por muerto, pero logré nacer, lo que todos llamaban un milagro.
    Me contó, que no soy alguien común, desde que estaba en su vientre ella lo sabía. Había algo en mi, solo hacia falta descubrirlo.
 
    Durante el tiempo ahí, en ningún momento deje de sentir que alguien me observaba.

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    No podía dejar de pensar en lo sucedido en aquel callejón, aquella criatura, la piel de Frank, mis espadas, todo se sentía tan real, pero no había forma en la que pudiera serlo, concluí que todo fue alucinación, un sueño, o simplemente un recuerdo falso que creó mi mente mientras deliraba por el golpe, que era lo que tenía mas sentido.

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    Me dieron de alta y mi mamá fue por mi para dejarme a mi casa, vivo sólo desde que me gradúe de la preparatoria, ya en casa me esperaba mi papá con la comida lista. Después de que terminaríamos de comer y después de la reañada que me pegaron por no haberme fijado a ambos lados antes de cruzar la calle, se fueron. El hecho de que solo ella me visitara en el hospital me hizo ver algo: ¿Qué demonios estoy haciendo para ser tan antisocial y no tener amigos?

    No pude dormir en toda la noche, aun sentia dolor por los golpes, pero no fue necesario salir con algún vendaje o algún yeso, ya había sanado, otro milagro para los doctores, sólo estaba algo moreteado, pero fuera de eso, todo estaba bien.

   Aun sentía esa sensación de estar siendo siempre observando, cuando miraba por la ventana miraba a aquel tipo que miré antes del accidente, pero desaparecía, seguro sólo era una alucinación más, o tal vez le estoy dando muchas vueltas al asunto.

    Al siguiente día desperté ya con tiempo, me arreglé y empecé mi camino hacia la escuelas. Aun tenia la sensación de ver al tipo cuando volteaba hacia atrás.

    Llegó un punto en el que ya arto de la desesperación, empecé a correr para alejarme. En la carrera, pasaba frene una tienda de conveniencia, y de la puerta salió un chica, no alcancé a frenar a tiempo y terminé chocando con ella. Media unos 10 centímetros menos que yo, de cabello rubio y corto, hasta la mitad de su cullo, de ojos color miel, traía puesto el uniforme que usamos sólo en eventos especiales en mi escuela. Me levanté y tomé su mano para ayudarla a levantarse. La verdad, cuando la levanté, me sorprendí un poco, tenia un cuerpo jodidamente hermoso.

    Nos presentamos, su nombre era Mirai, y era nueva en mi escuela, eso explicaría el uniforme en el día equivocado. Empezamos a caminar juntos hacia la escuela.

    En el camino pasamos frente al callejón donde pasó lo de aquella noche con Frank, o lo que se suponía que pasó.

    Le pedi a Mirai que se adelantara, que había algo que tenia que revisar, ella accedió, aunque no pude evitar ver algo de nervios o ansiedad en su rostro. Ella siguió el camino.
 
    Observaba desde de la entrada, cuando alguien me toma del hombro.

   Cuando volteo mi cuerpo para ver quien era me empezó a empujar hasta que estaba contra la pared en el fondo del callejón.

Aquel sombrío hombre que creía que era sólo una alucinación, me tenía acorralado.

Tenia un sombrero cuya sombra no dejaba que se viera parte de su cara, solo su sonrisa de oreja a oreja, que probablemente no pueda olvidar en mi vida...



   

El Juego De Los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora