Capítulo 8

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Mi hermana y su prometido no se encontraban en casa. La mansión Black estaba una vez más en silencio, bajo la vigilancia de los Black de rango menor. El silencio me había puesto los pelos de punta, porque me daba la oportunidad de pensar en él. Esta noche probablemente me reencontraría con Fletcher, lo podía sentir, como un presentimiento que no podía dejarme en paz. La idea de volverlo a ver había estado fuera de mis planes.

Ni siquiera imaginé que London fuera capaz de perder la cabeza. Su idea de arrastrar a Fletcher hasta la mansión Black era un gran error.

La antigua chica, Annabeth, había puesto todas sus ilusiones sobre la mesa dejando que otras personas fueran libres de pisotearlas. Había dado su amor por un chico quien finalmente se encontraba a kilómetros de distancia. Había confiado en personas que solo la habían usado como carnada para un fin y que en conclusión, habían terminado con ella convirtiéndola en alguien más.

No recordaba haber sido esa chica, no recordaba sonreír como lo había hecho y tampoco podía traer a colación los sentimientos que había tenido por Fletcher. Era como si las cápsulas se hubieran encargado de borrar de alguna manera cada momento y sentimiento que tuvimos. Sin embargo, mi subconsciente era capaz de cuestionarse como finalmente me había rendido, dejando a Annabeth se convirtiera en alguien más. Pero conocía la respuesta; me gustaba ser esta nueva yo, me gustaba ser Dekhan. Una nueva chica, sin problemas, sin dolor y sin ser manipulada.

Miré a través de la ventana, donde la noche había caído. Al parecer no faltaba mucho para que Demián y London regresaran de su junta con Dimitri. Se suponía que yo debía de haber estado presente, pero me había negado rotundamente. Me mantuve firme a la idea de quedarme en casa y enfrentar a los demonios en mi cabeza.

Me alcé del suelo y caminé en dirección al espejo. El reflejo mostraba a una chica un poco más delgada en unas áreas y más fuerte en otras. Había unas cuantas ojeras por debajo de mis ojos y mi piel lucia más pálida que de costumbre, pero era yo, Dekhan, el resultado de ser una Black.

Caminé hasta mi armario y saqué el uniforme que usaría para esta noche. El uniforme Black era diferente al de los reclutados del plantel A, este era negro y tenía capucha, además de que se amoldaba perfectamente a mis curvas. También estaba acompañado de unas botas que llegaban hasta la rodilla. Me tomé mi tiempo para vestirme y arreglarme, hasta que el nuevo reflejo en el espejo mostró algo agradable.

Pero me faltaba algo más.

Algo de lo que probablemente London no estaría muy feliz si decidía tomarlo de su habitación, pero que justamente era necesario para esta noche. Primeramente porque eso reforzaba mi nueva personalidad y no me haría dudar de mis acciones. Me haría fuerte, más inteligente y sin temores.

Sin piedad.

Le había dicho a London que no me importaban los planteles; era cierto. Pero yo no era estúpida, no sabía que podría depararme el futuro. No tenía ni idea de si en algún momento volvería a ser mi antigua yo, la chica que aún se preocupaba por los demás, y a la le importaban los planteles. Esa era la razón de porque mantendría mi distancia respecto a ciertas personas, pero no de todas como por ejemplo: Fitz, quien no sería una excepción.

Pero para ello tenía que ser fuerte y separar mi mente de mis sentimientos. Lo bueno es que sabía cómo lograrlo con tan solo una pequeña herramienta. Salí de mi habitación tratando de hacer el menor ruido posible y caminé en dirección a la habitación de London. Sabía que era en su cajón izquierdo donde guardaba lo que necesitaba, y lo sabía porque Demián lo había mencionado por accidente en una de nuestras reuniones mañaneras, pensando que nunca le daría importancia al tema.

Lazos de Sangre #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora