Capítulo 14

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Exhalé fuertemente antes de salir del interior de la camioneta. Hoy, como todos los demás, no era un buen día. Pero, por otro lado, me encontraba satisfecha de saber que mi horario me permitía entrar dos horas más tarde en viernes que de la hora general.

Era mejor que nada.

Cerré la puerta de la Escalade y caminé en dirección al interior de la facultad. El ambiente cálido del interior en contraste al frio que había comenzado a alzarse en las afueras, era algo fascinante. Se sentía como si acabara de entrar en la estación del verano.

Seguí mi camino, pasando el salón donde Nathan y Ashley debían encontrarse, y donde el infierno para ambos abundaba en forma de llamas ardientes. Así mismo, Fletcher y yo compartíamos la primera clase; sin embargo, me vi obligada por London a buscarlo esta mañana para irnos juntos a la universidad, él simplemente no estaba presente. Por supuesto que no me esforcé ni un poco en buscar su trasero, pero estaba segura que no se encontraba cerca. Supuse que Demián había tenido que discutir algo con él, y que por ello no lo había encontrado.

Entré en el salón de clases, disminuyendo mi velocidad al mismo tiempo en que algo grande y llamativo capturaba mi atención. Al frente del salón, había una caja, una caja negra de regalo que estaba cerca de un metro por un metro. Tenía un gran moño rojizo en el centro, y también algunos globos flotantes a un costado del gran moño. De inmediato me pregunté si se trataba de alguna broma, o realmente era un detallazo que alguien había tenido. Me encaminé hasta mi banca, dejando mi bloc de notas y mi bolígrafo en el tablero. Luego tomé asiento y observé la caja sin nada más que hacer. Era un obsequió llamativo, incluso podría decir que dulce.

Completamente aburrida, observé a mí alrededor. Mis compañeros de clase no eran exactamente las personas más divertidas, tampoco las más aburridas, pero podían mejorar. Estar presente de vuelta en la escuela se sentía de algún modo extraño. Aún podía recordar el ambiente en mi vieja escuela, era casi caótico. Tenía compañeros sonrientes y bromistas, pero al mismo tiempo presentaban cierta madurez.

En alguna época pasada, cuando el sistema escolar era diferente, a mi edad ya hubiera conseguido un título universitario. No fue hasta el prometido de mi hermana y su padre, que todo se reorganizó. Los niveles media superior y superior podían alcanzar más años de lo pensado; los niveles media superior no eran tres años como se pensaba, sino hasta seis; y el nivel superior podía alcanzar más años para las diferentes carreras. Esto lo había reorganizado el gobierno a causa de los Black, porque pasar más tiempo en una escuela que en casa podía llegar a ser más seguro de un modo extraño.

Si en algún momento en el pasado estudiar fue agotador, ahora era el más grande dolor de cabeza. Sí, las personas generalmente obtenían conocimientos más seguros por la cantidad de años extras dentro del estudio, pero muchos simplemente no lo soportaban y quedaban fuera.

Solo los más disciplinados triunfaban.

Fruncí el ceño cuando comencé a sentir algunas miradas de mis compañeros puestas en mí. De inmediato, las alertas se alzaron y me pregunté que estaban mirándome. ¿A caso algo le había sucedido a mi cabello? ¿Me había traído diferentes pares de zapatos? No dudé en averiguarlo. Mire a mis pies, a mis manos y me pasé las manos por el cabello. No encontraba que algo estuviera gravemente mal en mí. Y para ser sincera, me sentía muy cómoda conmigo misma.

Algunas de las miradas siguieron puestas sobre mí. También lo hicieron algunos murmullos.

Me volví hacia Lilian, quien se encontraba al fondo en la última banca.

—¿Algo está mal? —pregunté.

Lilian frunció el ceño y sacudió la cabeza. No se encontraba muy enérgica como siempre, pero supuse que su estado de humor se debía a que las mañanas lo caían muy bien.

Lazos de Sangre #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora