Piper Mclean es una hija de Afrodita. Una hija de Afrodita que shipea intensamente a su amiga ____ con Percy. Hace lo que cualquiera haría en su posición.
Crear la operación Blue.
____ Blackthorn es una hija de Apolo que busca su lugar en el mundo...
Título alternativo: Continuamos donde quedamos la vez anterior, el verano está llegando a su fin, Percy es un encanto y Piper quiere seguir siendo una buena amiga.
Jackson era un buen bailarín. Era lógico, si pensabas en ello. Toda la gracia y coordinación que necesitaba para manejar una espada se traducía también en la improvisada pista de baile.
Yo no lo hacía mal tampoco. Sí, era un poco tiesa, pero me defendía. Decente, como en todo. (¿Y no estaba ya cansada de aquella frase? La verdad es que sí.) Me gustaba mucho bailar en mi cuarto o sola. Podía hacerlo frente a más personas pero me ponía nerviosa y no lo disfrutaba igual.
-Oh, vamos. ¿Por qué estás tan tensa? Disfruta un poco.
-No me gusta bailar en público. - Dije mientras esquivaba uno de sus intentos de cogerme por la cintura.
-No sé si creerte, solecito. Hace apenas unos minutos bailabas con Kayla. - Me sonrió. Lo dejé cogerme por las caderas y pegarme a él.
-Me pone nerviosa que me miren mientras bailo. - Intenté decirlo en un tono plano, pero más bien salió como un chillido.
-¿Te pongo nerviosa?- Preguntó, impasible. Su expresión estaba en blanco, pero tenía un brillo malicioso en la mirada.
-Pfff.- Me burlé. - Cuidado, Jackson. O puede que tengamos que sacar algunas cabañas para hacer espacio para tu ego en el campamento.
-Whoah. Creo que alguien tiene bastante ira reprimida.- Me hizo girar y quedé con mi espalda contra su pecho. Se inclinó para hablar en mi oído. - Dicen que no es sano embotellar las cosas.
-Si quisiera que me dieran consejos clichés iría a terapia.- Eché la cabeza hacia atrás, riendo. Percy se rió también. No tenía gracia. -Me gustas, Jackson. Eres divertido.
-Lo sé. - Volví a reír. Me gustaba Star Wars. Percy siguió hablando tras darme una pequeña sonrisa. -Ahora, en serio. Tú también me gustas. Eres una buena persona.
Nos quedamos allí, bailando frente al fuego.
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Al día siguiente desperté con un sobresalto. Había una forma extraña en el suelo de la cabaña. Una especie de bulto envuelto en mantas. Salí de mi cama, bajo la de Kayla, y miré arriba. Al parecer, mi hermana se había caído y había seguido durmiendo en el suelo. Me estiré. Pensé en ir a caminar por la playa.
Era temprano, apenas amanecía, así que no consideré necesario vestirme. Agarré una sudadera que estaba tirada, tal vez de Austin y unas sandalias. Me puse ambas cosas mientras salía de la cabaña.
Caminé hacia la playa y respiré profundamente. El verano estaba por llegar a su fin y yo no sabía que hacer. ¿Volver a Nueva Roma? Era una opción, pero extrañaba a mi madre.
