Capítulo 13

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Título alternativo: 🎶Y mientras tanto hagamos videollamada 🎶 ¿Pizza o comida china?

Por fin, después de lo caótica que había sido la semana, era jueves. Habíamos tenido examen de matemáticas y de Historia, además de todo lo que había pasado con Percy. Este jueves se sentía como un viernes pequeño, porque todos éramos conscientes de que los exámenes habían acabado por la semana.

Yo tenía razones para ansiar que fuera jueves. La secundaria de Piper la dejaba salir de clases a las dos de la tarde los jueves y viernes. Yo salía a las cuatro, pero con el tráfico de Nueva York llegaba a casa más cerca de las cinco.
Piper iba a llamarme apenas saliera de clases, cuando yo ya estuviera en casa gracias a las tres horas de diferencia entre Los Ángeles y Nueva York. Era bueno, porque jamás me atrevería a usar una laptop o un teléfono en las calles de Nueva York. No solo por los monstruos sino porque era muy probable que me asaltaran.

Normalmente, yo odiaba el metro. Me perdía muy fácilmente y me asustaba que los neoyorquinos carecieran del concepto de espacio personal. Además, siempre pasaban cosas extrañas a las que los nativos hacían la vista gorda.

En consecuencia, siempre pasaba el último periodo inquieta y deprimida. Pero hoy estaba rebotando en mi asiento y tenía mis audífonos listos para ponérmelos apenas sonara la campana.

-Estás de muy buen humor. - Percy me dijo, con sospecha. A mí me encantaba literatura pero no lo suficiente para justificar mi actitud.

-Voy a hablar con Piper hoy.- Respondí. - La extraño.

-Mándale saludos. - Dijo mientras guardaba su estuche y cuadernos en la mochila. Yo lo imité. -No te olvides de ponerte ropa cómoda mañana.

-¿Ropa cómoda?- Pregunté, extrañada.

-Mañana es viernes. -Dijo. Yo lo miré, aún en blanco. -¿No te acuerdas? Te iba a enseñar a usar el metro.

-¡Oh! Si, por supuesto.- La verdad, con todo lo que había pasado esa semana, se me había olvidado por completo.

-A menos que... ¿No quieres?- Dijo con ojos de perrito pateado.

-¡Por supuesto que quiero!- Dije, un poco demasiado rápido. Percy me regaló una sonrisa brillante. -Lo había olvidado, lo siento. -Le sonreí de vuelta. -¿Esto cuenta como ropa cómoda?-Pregunté.

Percy me miró de arriba a abajo con ojo crítico. Yo vestía una falda, unas medias gruesas, botas y un sweater.

-Tal vez no la falda. -Dijo a regañadientes. -No vamos a la mejor parte de la ciudad, después de todo. -Percy frunció el ceño.- El metro no es el mejor lugar para las faldas. Te acompañaré a casa hoy.

-No es necesario, Percy. -Le dije mientras me ponía los audífonos. -Viviré. Puedo defenderme sola.

-Me dejaría más tranquilo si te acompaño a casa. -Percy me miró con ojos suplicantes. -¿Por favor?

-De acuerdo.- Suspiré. La campana ya había sonado y yo quería llegar a casa lo más pronto posible. Comenzar a discutir con Percy sería contraproducente, así que dejé que me acompañara.

Estábamos saliendo del metro cuando mi teléfono comenzó a soñar de forma insistente. Intenté contestar, pero mi teléfono era una adquisición reciente y no lo manejaba tan bien como me gustaría. Había sido un regalo de mamá, unos días después de llegar a Nueva York. La ciudad era inmensa, me había dicho. Es más complicado para los monstruos encontrarte y ya eres mayor. Tu olor será más débil.
Pese a todo lo que mamá decía, yo tenía la mentalidad de una semidiosa. Durante muchos años de mi vida, la tecnología había sido sinónimo de peligro y, por lo tanto, intentaba usarlo lo menos posible. Casi siempre lo dejaba en casa.

OPERACIÓN BLUE (Percy Jackson Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora