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A los pocos minutos, Janneth saca otro tema de conversación.
Después de aproximadamente 20 minutos comiendo y conversando, finalmente todos acaban.
Mitchell, quien apenas puede con su alma, se recarga en su silla.
- Joder, a ésto le llamo comer.
- Tu lo has dicho, Mayers. -- Dice Janneth después de pasarse el último pedazo de verduras.
Daniel también se recarga en su silla. Aún tiene un extraño presentimiento en la actitud de Janneth.
- Pediré la cuenta.
Al levantar la mano, Hank -- Quien estaba en la caja. -- se acerca rápidamente con ellos.
- ¿Necesitan algo más muchachos?
- No, Hank. Sólo la cuenta por favor.
- En seguida.
Hank regresa a la caja y después de teclear algo en la caja registradora, extrae el pequeño papel blanco de la cuenta y regresa a la mesa central donde se encuentran Daniel y sus amigos.
- Muy bien chicos, serían $27.
Los 4 amigos se apresuran a sacar un total de $2.
- Quédate con el cambio Hank. -- Le dice Kyllian.
- Muchas gracias muchachos. ¿Quieren un caramelo?
-- Pregunta sacando un puñado de dulces envueltos en papel metalizado de colores de su bolsillo. -- La casa les invita.
- Que sean dos para mí. -- Pide Mitchell con tono moribundo.
El dulce de Janneth es de fresa, el de Daniel y Kyllian de menta y los dos de Mitchell de tutifruti.
Amy, llega para recoger los platos y vasos de la mesa mientras que Daniel y los demás toman sus mochilas.
Se despiden de Hank y su esposa, y antes de irnos Amy le pregunta algo a Hank.
- ¿Les comentaste del próximo lunes?
- Oh, es verdad. Muchachos esperen.
Todos se detienen en seco para escuchar a Hank.
- El próximo lunes será día de "todo lo que pueda comer por $20"
- Oh, Hank. -- Suspira Mitchell. -- Tu si sabes cómo consentir a tus clientes.
Hank y su esposa se carcajéa ante semejante comentario. Pero es verdad.
- Aquí estaremos Hank, cuenta con eso.
- Que así sea mi niña, -- Le responde a Janneth. -- que así sea.
Terminan de despedirse y salen a la calle.
El día ha refrescado un poco y el ambiente sienta agradable.
Los chicos caminan varias calles adentro del centro en busca de camiones que los regresen a sus casas.
Mitchell y Kyllian viven a unos cuantos minutos de las casas de Janneth y Daniel. En la parada del autobús se despiden de ellos, pues Daniel tiene que ir a Pets y Janneth quedó de verse en el centro comercial con Bárbara.
Y cómo era de esperarse, en ese momento a solas con él, Janneth ataca.
- ¿Qué sentiste cuando miraste a Devendra a los ojos?
Oh, vaya.
- Nada, -- Dice con tono seguro, aunque tal vez sea mentira. -- fue sólo un momento muy incómodo.
- ¿Pero no sentiste nada?
- No, -- Ansiedad. -- nada.
Daniel sabe perfectamente qué Janneth se preocupa mucho por él. Siempre ha sido así.
Cuando empezó la adolescencia para ambos, se hicieron una promesa. La más importante de sus vidas.
Todo el mundo les podría fallar, todos. Desde su familia, sus amigos, parejas. Inclusive Kyllian y Mitchell.
Pero ellos jamás se fallarían, jamás dejarían al otro a su suerte y mucho más importante: jamás romperían alguna promesa. Pues las promesas eran muy importantes para ellos.
Así que, cuando todos les dieran la espalda, uno siempre iba a estar por el otro, sin importar cuántos años pasaran.
Y desde entonces, ha sido así.
Mientras Daniel recordaba esa promesa, no se había percatado que Janneth aún lo estaba observando. La curiosidad seguía en su mirada, pero ella sentía que era verdad y mentira de alguna manera.
Después de todo, uno nunca actúa normal frente a la chica con la que compartiste poco mas de un año y medio de noviazgo.
Daniel volteó a verla, y le dedicó la sonrisa más sincera y calidad que pudo. Haciendo que Janneth le devolviera el gesto.
- Está bien Dan. -- Dijo aún sonriendo.
Caminaron unos cuantos metros antes de que Janneth lo abrazara fuertemente.
Daniel la rodeó al instante con sus brazos. Al ser un poco más alto que Janneth, su cabeza sobresalía un poco, pero la acomodó sobre el hombro.
Se dejó llevar por aquél aroma dan delicioso de ella. Le encantaba porque era un aroma natural, ya que Janneth no era fanática de usar algún perfume o loción.
Después de aproximadamente un minuto abrazados en medio de la calle, Janneth le dijo al oído:
- Te amo, idiota.
No era necesario verlo, ella sabía que Daniel en ese momento estaba sonriendo.
- Yo también te amo. -- Le dijo de la manera más sincera.
Una vez más, el tiempo se ha suspendido.
Antes de que ambos se separen, ella le da un pequeño beso cerca de la comisura de la boca. Y por un momento se quedan frente con frente, sus narices están tan juntas, que se acarician.
Janneth abre los ojos y sus planetas aparecen en escena, mirando fijamente los ojos de Daniel.
Un pequeño destello de deseo cruza fugazmente la mirada de Janneth.
Joder, es tan hermosa.
Pero finalmente se separan, sólo ha sido otro más de esos momentos.
Pero Daniel no le aparta la mirada.
- ¿Qué tanto miras Doyle? -- Pregunta con su blanca sonrisa.
- Nada, sólo el pedazo de espinaca entre tus dientes.
- ¡Carajo! -- Exclama con horror y rápidamente saca un pequeño espejo de mano y comienza a revisar uno a uno sus dientes.
Daniel no puede con la broma y se parte de risa frente a ella, quien se da cuenta al momento de la burla y lo golpea en el hombro.
Pero a ella también le causa gracia, y lo acompaña en la risa.
- Lo siento. -- Se disculpa Daniel aún entre risas y sobando su hombro.
Ella le da un abrazo rápido para después volver a posar sus planetas en él.
- Eres un idiota, andando que se te hace tarde.
Vuelven a tomar el camino y en menos de 5 minutos llegan a la parada.
Janneth toma un autobús directo al centro comercial. Antes de subir se despide de Daniel con otro beso en la mejilla. Esta vez más rápido.
Él se queda en la parada unos segundos viendo el autobús irse. Y, otra vez, se siente un idiota.
Faltan 15 minutos para que den las 3. Por suerte Pets & More queda a dos cuadras de la parada de los autobuses.

Enamorado de Janneth Jenkins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora