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Horas después de regresar al salón Daniel salió para ir al baño.
Caminó por los pasillos y entre múltiples salones, pues los baños quedaban un poco retirados de su salón.
Llegó a pasar por el laboratorio de química y se percató que la puerta se encontraba entre abierta y con el rabillo del ojo vio a Devendra dentro del laboratorio revisando instrumentos sobre la mesa. Daniel se detuvo en seco y se regresó para observar a través de la pequeña abertura.
Devendra estaba haciendo limpieza de instrumentos con ayuda de la profesora de química, la cual Daniel siempre olvidaba su apellido pero no su nombre. La doctora Salma Nguyen.
No alcanzaba a escuchar lo que decían pero se percató que debía haber otra persona más en el lugar puesto que también le dirigían la palabra a alguien más en otra parte del laboratorio. Tal vez la asistente de la doctora.
Inconscientemente Daniel abrió un poco más la puerta con sumo cuidado. Había algo en Devendra que aún lo seguía atrayendo, aún después de lo que había pasado.
Justo en el momento en que ella notó su mirada y volteaba a verlo asomado por la puerta, una mano tocó la espalda de Daniel, dándole un susto de muerte.
- ¡Joder! -- Trató de no gritarlo para evitar que supieran que había estado observandolas desde afuera del laboratorio.
- ¿Doyle? -- Al voltear vio que se trataba de Roger, quién parecía extrañado de verlo asomándose por la puerta. -- lo siento, no fue mi intención darte un infarto.
Se tranquilizó un poco al ver que solo se trataba de él y no de un prefecto o de algún profesor, pues sentía que lo que estaba haciendo algo ilegal o inclusive prohibido.
- Viejo, no. Nada de eso, sólo me agarraste distraído.
- ¿Que haces aquí afuera? -- Preguntó mirando la puerta del laboratorio.
- Eh, nada. -- Mintió. -- Creí haber escuchado algo romperse, creo que no estoy poniendo atención a las cosas. De hecho iba al baño.
- ¿De verdad? También iba a los baños.
Ambos empezaron a caminar en dirección al final del pasillo, donde estaban los baños para hombre. Roger no le caía precisamente bien a Daniel, debido a lo sucedido con Janneth, pero sintió que no tuvo opción en ese momento más que seguirle el juego.
- Oye Dan, no sé si Mitchell te comentó acerca de mi fiesta de fin de año.
- No, no lo hizo. -- Volvió a mentir, pues tenía la sensación de que Roger no le había hablado solo por hablarle. Tenía que haber algo más.
Antes de doblar hacia otro pasillo, volteó a ver la entrada del laboratorio por última vez y vio a Devendra asomándose por la puerta.
- Debí suponerlo, -- Dijo regresando a Daniel a la plática. -- al fin y al cabo es de Mayers de quien hablamos. Pero haré una fiesta de fin de año en mi casa la próxima semana.
Mientras Roger le contaba a Daniel sobre la fiesta, un chico que no conocía salió de los baños, dejándolos solos en el lugar. Roger escogió un mingitorio para hacer lo suyo, en cambio Daniel prefirió la privacidad de un baño cerrado.
- ¿En serio? -- Trataba de sonar interesado.
- Si viejo, ya sabes, habrá alcohol y buena música. Y quién sabe, tal vez los dealers de la escuela lleven algo de hierbas mágicas.
- Oh, pues eso suena ideal.
- Si, a lo que voy es que ustedes están invitados. Toda la escuela está invitada, bueno, nuestra generación.
- Vaya, muchas gracias. Haré lo posible para estar ahí esa noche.
- Es el miércoles de la próxima semana, empieza a las 7 pero mejor lleguen a las 9, cuando ya todos estén agarrando el ambiente.
- Cuenta con ello.
Daniel salió del baño y vio a Roger lavándose las manos en el lavabo. Se puso a lado de él y se sintió muy incómodo.
Recordó lo que había sucedido y quiso apartarse de él cuanto antes.
- Daniel, espero y no sea molestia, pero la verdad me gustaría ver a Janneth ese día en la fiesta.
Vaya, lo que faltaba.
- ¿A Janneth?
- Si. Escucha sé que lo que pasó estuvo mal, pero creo que sería bueno despedirme bien de ella.
No te acerques nunca más a ella.
- Pues, no lo sé hombre...
- Vamos Dan, habla con ella al respecto y estaré agradecido, así no me veré en la necesidad de comentarle que estabas espiando a Nolan.
Le guiñó el ojo y se fue rápidamente del baño, dejando a Daniel helado.
¿Acaso había sido eso una amenaza? ¡Claro que sí! Ese hijo de perra lo había amenazado con contarle a Janneth.
Daniel se quedó parado frente al espejo tratando de digerir lo que Roger le acababa de decir.
¡Lo había amenazado!
Ese hijo de puta.
Terminó de lavarse las manos se volvió a mirar al espejo. Y le metió un golpe.
El cristal se quebró al recibir el impacto de su puño. Su cara reflejada en él, se dividió el múltiples pedazos quebrados que por suerte no cayeron al suelo haciendo más escándalo. Se quedó mirándose por un momento y después observó la mano con la que había golpeado el vidrio.
Su nudillo estaba un poco raspado pero no había sangre, al menos nadie sabría que fue él quien había roto el espejo.
Consideró sus opciones, pero esto no se iba a quedar así.
Salió rápido de la escena del crimen y casi se vio en la necesidad de echarse a correr para alcanzar a Roger. Una vez que estuvo atrás de él entró en acción.
- ¡Oye idiota!
Al escuchar la voz de Daniel volteó a verlo pero antes de que pudiera hacer algo, él lo azotó contra la pared y lo sujetaba del cuello de la camisa.
- ¡¿Qué mierda?!
Quiso seguir hablando pero al ver a Daniel levantar el puño frente a su cara, prefirió quedarse callado.
- No te acerques a ella, nunca más.
Las palabras de Daniel salían como susurros cargados de rabia. Se podía notar en sus ojos que hablaba en serio.
Roger lo miraba y no podía evitar sentirse incómodo y perplejo, pues nunca antes alguien lo había amenazado de esa manera.
Daniel aún no lo había soltado cuando escuchó su nombre salir de la boca de Davendra.
Ambos voltearon en dirección a dónde ella había hablado y la vieron de pie al final del pasillo con expresión de confusión y un poco de miedo.
- Devendra.
Roger aprovechó el momento para empujarlo y apartarse un poco de él. Ante éste movimiento Davendra salió corriendo por el pasillo, dejando a Daniel y Roger solos nuevamente.
Volvió a concentrar su atención en Roger.
- No vuelvas a cometer una estupidez como ésta Doyle. No tienes idea de con quién te metes.
Roger empezó a caminar sin quitarle la vista, levantó su mano y finjió tener un arma entre sus dedos, y disparó.
Al desaparecer por el pasillo, Daniel se acomodó la camisa y trató de arreglar su peinado.

Al regresar a su salón, tomó asiento a lado de Janneth. Su mano le temblaba un poco y al percatarse ella de esto, colocó sus manos sobre las de Daniel.
- Tardaste un poco, ¿todo bien?
- Si, -- Volvió a mentirle. -- es sólo que estoy un poco inquieto.
Daniel sentía que le había mentido mucho a Janneth en los últimos días, y sabía perfectamente que ella no era idiota, y tarde o temprano lo haría cantar.

Enamorado de Janneth Jenkins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora