1 / Domingo

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Tiene un planeta en sus ojos.
¿Alguna vez han conocido a alguien que tenga los ojos azules? ¿Han notado, que algunos tienen pequeños pigmentos de color verde entre el color azul?
Como si el color azul fuese mar, y el color verde fueran pequeños continentes.
Como si tuviera un planeta en sus ojos.
Ése era el caso de Janneth Jenkins; quien, como casi siempre, se encontraba cepillándose el cabello frente a su espejo. El cual estaba decorado con algunas pequeñas luces blancas a su alrededor.
Y como en casi todas las ocasiones, Daniel se encuentra acostado sobre su cama, observándola, como si su vida dependiera de ello.
La música suena de fondo, dándole un poco de ambientación a su recámara. A Janneth y a Dan siempre les ha gustado el hecho de tener un poco de música de fondo, que generalmente es pop o indie, da igual de qué artista se trate, debe ser siempre un ritmo relajante.
A pesar de que las preferencias musicales de Daniel sean más pesadas y movidas, le agrada mucho compartir momentos relajados con ella.
Janneth se percata de que nuevamente Daniel está embobado mirándola. Sonriendo involuntariamente.
- ¿Qué te divierte tanto Dan?
- Ver cómo tratas de arreglar el desastre que tienes por cabello. -- Bromea.
Janneth sabe que es una broma, si no fuera así, no le estaría dedicando esa sonrisa que para Daniel es perfecta.
- Lo dices sólo por que no has visto el revoltijo que tienes sobre tu cabeza.
Daniel se acomoda y se sienta al borde de la cama para poder observarla mejor.
- Mi cabello siempre es un desastre.
- No lo voy a negar.
Deja el cepillo sobre su tocador de madera blanca, junto a sus demás cosas de maquillaje.
Se levanta de la silla en la que se encontraba sentada y camina a la cama donde se encuentra Daniel.
Se detiene justo frente a él. Ambos cruzan miradas y los planetas que Janneth tiene en sus ojos se posan en los ojos café claro de Daniel.
- Veamos qué podemos hacer.
De su muñeca se retira una dona de color azul claro y con cuidado se encarga de hacerle a Daniel una cebolla, tratando de arreglar aquella maraña de cabello largo y suave.
Daniel y Janneth cruzan miradas una vez más y siente que contempla un universo justo frente a él.
Las pecas en las mejillas y nariz de Janneth asemejan a pequeñas constelaciones. Y junto a los planetas en sus ojos, Daniel compara a Janneth con un universo.
- Listo, ya quedaste. O algo así.
Las palabras de Janneth devuelven a Daniel a la realidad.
- Gracias, señorita estilista.
- Ya sabes lo que dicen, tienes que ayudar al necesitado.
- Grosera. -- Responde Daniel con una sonrisa y con tono indignado.
Janneth ríe un poco y empuja a Daniel nuevamente a la cama para meterse con él enseguida.
Se recuesta a su lado y casi puede oír su respiración. Siente sus latidos y pone su brazo ligeramente sobre su pecho. Daniel lleva puesta una camisa sin mangas y con el pecho un poco descubierto, así que ella acaricia su piel por unos instantes.
- ¿Sabes? Yo también podría ser estilista.
- Ja, claro. -- Se burla Janneth.
- Es verdad. Si pongo en práctica algún libro de belleza, tal vez ponga mi estética propia.
- Dan, sabes tanto de belleza, como yo se Batman.
- Oye nunca es tarde para aprender.
Ella se acomoda para poder verlo mejor. Estando tan cerca de él puede notar que un poco de barba empieza a aparecer nuevamente sobre su cara, y por un breve momento acaricia su mentón con sus delgados dedos.
- Concéntrate primero en graduarte como licenciado en turismo.
- Siempre hay que estar preparado para otra cosa. Bien puedo ser licenciado, tal vez diseñador, o agente de ventas.
- Tranquilo, Barbie multiusos, tu ya eres vendedor. -- Dice entre risas.
Daniel retira un mechón de cabello de la frente de Janneth.
- ¿Puedes creerlo? Sólo una semana y terminaremos la preparatoria.
- Lo sé, estamos a nada de ser universitarios.
Los planetas de Janneth desvían su mirada hacia las paredes de su habitación, donde cuelgan varios dibujos y pinturas que ha hecho y que Daniel ha pintado para ella.
Entre ellas se encuentra el cuadro a medio empezar de un paisaje rural hecho con lápices. Aunque conociendo a Janneth, terminará con acuarelas.
- Ése me va a gustar. -- Le dice señalando el cuadro.
- Dices lo mismo de todos los cuadros que empiezo. -- Responde dándole un ligero golpe en el pecho.
- Bueno, es que siempre me gusta como quedan.
Se voltea y mira fijamente el cuadro.
- No lo sé, siento que algo le falta al boceto.
- Tranquila, eso es lo que es, un boceto. Tus pinturas siempre acaban muy diferentes a tus bocetos.
- Lo sé, pero hay algo que no me cuadra en este.
Se levanta de la cama y camina hacia el tocador; agarra un lápiz y empieza a hacer trazos sobre el boceto, corrigiendo algunos árboles y agrega una pequeña cabaña a su dibujo.
Se aleja un poco para apreciarlo mejor.
- Me gusta más ¿qué opinas?
Daniel vuelve a sentarse al filo de la cama, viendo los arreglos que Janneth acaba de hacer.
- Hmm, -- Janneth se coloca a lado suyo. -- he visto mejores dibujos hechos por niños de preescolar.
Hace una expresión de ofendida y golpea a Daniel en el brazo.
- ¡Es broma, es broma!
- Idiota. -- Dice sonriendo.
Se arroja sobre el, abrazándolo.
- Podré ser un idiota, pero soy tu idiota.
- Así es, eres mi idiota.
No se separan. Están frente a frente, sus labios están tan solo a centímetros de tocarse. Sus manos se entrelazan y Janneth abre un poco la boca.
Pero de un instante a otro, ambos desisten. Ninguno siente incomodidad, solo ha sido otro de esos momentos.
Janneth se recuesta sobre el pecho de Daniel y siente sus latidos nuevamente, su respiración calmada.
- ¿Te digo la verdad? -- Voltea a verlo. -- Se verá hermoso.
No dice nada, no es necesario. Su sonrisa lo dice todo.
Janneth y Daniel se conocen desde los 4 años, y durante 14 años han crecido juntos, viviendo a tan sólo 2 casas de distancia.
Janneth es la única persona con la que él comparte tantos gustos, pasando desde musicales, literarios, artísticos.
Inclusive comparten el mismo círculo de amigos.
Sólo existe un pequeño y minúsculo detalle.
- Daniel, eres el mejor amigo que una chica pueda tener.
Y Daniel, está enamorado de Janneth desde los 13 años.
- Pues, qué pésimo gusto para elegir mejores amigos tienes.
Janneth se limita a reírse de su comentario. Él la rodea con sus brazos.
- Tu también eres la mejor amiga que pudiera pedir Janneth.
- No lo negaré, tú te sacaste la lotería conmigo. -- Bromea.
- Vaya vaya, pero si es la señorita modesta.

Enamorado de Janneth Jenkins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora