Secrets

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De pequeña solía sentarme en el regazo de mi abuelo, esperando todas aquellas historias, que me transportaban a mundo diferentes, a mundos fantásticos, yo solo escuchaba, cerraba los ojos e imaginaba. Todas hablan de lo mismo.

Todas sus historias trataban de lo mismo, diferentes historias que acababan de la misma manera. Todas aquellas de terror para los años que tenía. Aunque me daban miedo una parte dentro de mi solo quería escucharlas.

Siempre me arrebataba mis pequeñas manitas de los ojos, no podía evitar imaginar todo aquello que me contaba, mi madre siempre acaba regañandole por contarle aquellas historias a una niña de solo seis años. Las chicas de mi edad hablaban de cuentos sobre princesas y amor, pero a mi abuelo no le gustaban que fueran de amor, siempre ha visto el amor como algo malo, «el amor nos hace débiles, recuérdalo, mi pequeña Crystal», repetía siempre, es algo del cual tienes que enseñar tus sentimientos, y él no era de esos, nunca antes le había visto llorar, una de las cosas en las que alguien puede expresar lo que siente. 

-Mi pequeña Crystal -empezaba a narrar- ¿Quieres que te cuente una nueva historia?

-Si -decía bastante ilusionada, mientras salía corriendo y me sentaba encima de sus piernas.

-Estas criaturas están presentes en muchas culturas alrededor del mundo. Hoy te contaré una según la mitología griega, el primero fue Licaón, rey de Arcadia, Este era un rey sabio y culto y una persona muy religiosa que había sacado a su pueblo de la barbarie en que vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo continuó siendo un bárbaro, ya que a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos e incluso se dijo que asesinaba a todo forastero que llegara a su reino pidiendo hospitalidad. Al enterarse, el mismo Zeus, dios de los dioses, quiso comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo para hacer una visita a Licaón. Este inmediatamente pensó en matar a su visitante, pero se enteró a tiempo de que se trataba de Zeus y lo invitó a participar en un suntuoso banquete. Todo habría salido bien de no ser porque Licaón no pudo resistir la tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo; y ordenó que le sirvieran la carne de un niño. -Había escuchado muchas historias respecto cosas así, solo pensaba que eran historias y no serían ciertas- Zeus se dio cuenta de ello y, encolerizado, condeno a Licaón y a todos sus descendientes a convertirse...

-¡Abuelo, te he dicho millones de veces que no les cuentes esas historias! -la voz de mi madre siempre hacía que sobresaltara de sus piernas y saliera corriendo a mi cuarto.

Puede que por esto solo pudiera soñar en lobos, y los secretos que escondían detrás de aquellos ojos color miel.

Yo sabía que todas estas historias eran inventaba, o eso es lo que pensaba.

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