#004: "La magia de hacer amigos"

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Los dos días de libertad acabaron y ahora me encuentro en el asiento del copiloto del coche de mi hermano, en frente de un lugar desconocido para mí y frente a una gran multitud de gente de más o menos mi edad.

-Sal del coche –me ordenaba Mark- voy a llegar tarde.

-Es que… no quiero.

-Voy a llegar tarde.

Bufé y abrí la puerta del coche con pocas ganas antes de que pudiera salir Mark me agarro del brazo y se acercó a mi oído.

-Recuerda que te llamas Mia.

Bien ahora me había recordado el gran error que había tenido hace dos días de darle mi verdadero nombre a mi nuevo vecino. Después de aquello volví a cerrar las cortinas y no he vuelto a asomarme a la ventana. Posiblemente una actitud de cobarde, pero también puede que hubiera dado con un chico buscón y muy bueno en los ordenador que buscara sobre mi pasado, ya sabía que podía desmentirlo, pero… no tengo excusa, soy tonta y no se me ocurrió hacer otra cosa en aquel momento, era un chico sexy y bueno había hablado con más chicos sexys –Derek, por ejemplo- pero tenía algo que… no sabría explicar el qué, en aquel momento en que pensé que tenía aquel color amarillo en los ojos, no había bebido y menos me había drogado, había desayunado lo mismo que todos los días y no noté que me echaran alguna sustancia que pudiera hacer que viera cosas raras, y tampoco era algo raro el color de los ojos de un chico, pero sí que cambiaran de color.

-Te quiero –dijo Mark sacándome de mis pensamientos y dándome un beso en la mejilla.

-Y yo a ti –le respondí dándole otro beso a él.

Salí del coche y me dispuse a enfrentarme a este nuevo asqueroso día.

-Pasa un buen día –me gritaba Mark desde su coche- todavía pienso en tu venganza.

Eso hizo que me riera, fue muy gracioso verlo todo el día andando como un cangrejo con las piernas abiertas del dolor, tampoco le había hecho tanto daño, ¿no? Quería a mi hermano, pero cuando se trataba de una pelea no podía perder.

Entré por la puerta y estaba todo el pasillo lleno de alumnos. Todo muy perfecto, ahora posiblemente alguien notaría mi presencia.

Lo primero que debía de hacer era ir a la recepción y pedir las clases que me tocarían y ya olvidarme del resto. Avancé por el pasillo y pude notar que era el centro de algunos grupos de chicos y chicas, bueno, hoy no llevaba nada raro: una camisa, unos vaqueros ajustados y mis convers.

-Esa debe de ser nueva –escuchaba a un chico.

-Esta buenísima –respondía otro.

Seguí andando con la cabeza agachada, sin intentar escuchar lo que iban diciendo sobre mí.

-Es guapa –decía una chica desde una taquilla mientras se limaba las uñas- pero como se atreva a acercarse a Roy…

-¿Puede considerarse muerta?

-Efectivamente.

Parecía que iba a empezar bien el primer día, si empezaba a acercarme a alguien podría estar ya muerta y parecía que nadie se iba a acercar a darme la bienvenida o guiarme por todo el instituto. Más que perfecto.

Después de unos minutos y de seguir algunas flechas donde decían donde podrían estar las salas por fin llegue hasta la recepción.

-Hola –me dijo una señora que estaba detrás de aquella mesa, diría que está sentada pero no, está de pie y apenas llega.

-Hola –le respondo- Soy…

-Mia Evans, ¿cierto? –terminó por mí la frase.

Asentí.

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