{Capítulo 11}

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Voy dando ligeros pasos hacia la puerta de mi dormitorio. Tengo a Harry pisándome los talones, pero aun el miedo estruja mi pecho, sin olvidar a mis pensamientos, obstruyendo mi cerebro. Deposito la mano en el picaporte. Inhalo, exhalo, abro. Un ápice de suerte inunda mi ¿mañana? ¿tarde? aun no estoy percatada de la hora, pero parece ser que hoy la suerte ha decidido hacer presencia. Le agradezco mucho por ello. Me giro hacia Harry y sus ojos esmeralda calma mi pulso aun ligeramente acelerado. Siento sus dedos entrelazarse con los mios, calmándome totalmente. Anduvimos pausadamente hasta llegar a la escalera, donde debíamos bajar de uno en uno. Fui la primera en bajar. Al llegar a abajo estaba desierto también. O estaba adquiriendo demasiada suerte o algo estaba pasando. Creo que es momento de hablar me giré y ahí estaba el tras de mí. Me paré haciéndolo a él pararse también.

- ¿Qué hora es?

- Las 11, están todos en clase. 

- ¿No deberías estar en clase?

- Al igual que tú - se rió - pero por un día no van a matarnos, además no van a expulsarnos. 

Su comentario incito mi risa. Pero no me dio tiempo a seguir riendo dado que cogió y tiro de mi hacia fuera  salimos al jardín donde en una mesa se alojaba una cestita.

-¿ Te apetece desayunar?

-Claro.

 Nos sentamos uno frente a otro y observe sus movimientos, sus gestos. Su sonrisa torcida, sus manos adornada de anillos, el movimiento de sus tatuajes al estirarse y contraerse sus músculos. El ligero movimiento de su pecho al respirar. La manera en que peinaba sus rizos y tras ello sacaba todo y lo colocó en la mesa. Entonces poso sus preciosos ojos sobre mí, entreabrió sus labios y hablo:

- ¿Por que no apartas la vista de mi?

- Disfrutaba del placer de mirarte.

- Puedo darte otros placeres.

Sonreí. 

- Quizás más tarde.

- Claro Alice.

- ¿Lo has descubierto?

- Digamos que me he encontrado por accidente tu ficha en el despacho de Travis.

- Te has arriesgado por mí, vaya, parece que te gusto.

- Lo estas comprobando no - me guiño el ojo- 

- Yo creo que no lo suficiente.

- ¿No? ¿Qué más debería hacer?

¿De verdad estamos hablando de esto? ¿Gustarse? basta.

- Dejémonos de tonterías, basta. -mire la mesa - Vaya has traído fresas mi fruta favorita.

Me introduje una en la boca disfrutando de su sabor dulce. Juro que no hay nada en el mundo que se comparé al sabor de la fresa, es puro placer. Entonces lo mire y me pregunté:

- ¿Porque apareciste aquella tarde en el laberinto?

Parecía estar pensando más que intentar tragar para no hablar con la boca llena. Se estaba demorando demasiado. Tic tac tic tac. 

- Están intentando eludir el problema, lo he pillado.

- Ese no es el punto. 

- ¿Entonces?

- Alice, eres una chica peculiar, por ello, no se como te vas tomar el punto por el cual fui al laberinto. No me malinterpretes, ser peculiar es bueno, todas las demás tías son demasiado aburridas, repetitivas. Es interesante no saber como vas a actuar en un tema, pero en este sinceramente me asusta. Somos amigos ¿cierto?, nos acostamos, a ninguno parece molestarnos que sea así. Pero cuando hemos hablado hace escasos segundos de no digamos amor, no lo era, hablamos de atracción más que física, de gustarse, lo has eludido siendo tú la que previamente saco el tema. 

Eres la elegida {Zayn Malik}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora