Capitulo ocho.

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Por la noche, mientras estaba acostada, escuchaba música a todo volumen, pero a pesar de ello, sus pensamientos parecían ser más persistentes. No lograba sacar de su mente a César. Era como si el joven chico de diecinueve años, hubiese hechizado su mente. Todo lo que veía, sentía y escuchaba era a cerca de él. Incluso las cosas más simples eran sobre de él.

Cuán absurdo podría ser el amor hacia una persona, donde las cosas más insignificantes se convertían en importantes. Incluso algo tan ordinario como un atardecer, podía hablarle de César, de como sus hermosos ojos reflejaban la radiante luz del sol; de cuan bonita podía verse su piel con los tonos amarillos y rojizos de esos hermosos atardeceres.

Helena se sentía tan confundida que no había nada que la reconfortara. Buscaba calmar sus ansias a través de la lectura, pero no funcionaba.

¿Cómo era posible que ese mismo chico, había llegado a su vida para poder reavivar su manera de ser?

¿Era posible que un solo chico lograra provocar todo eso?

Si, eso parecía.

Desde que Cesar había llegado a su vida, todos sus ideales habían cambiado de alguna manera. Realmente comenzaba a considerar la posibilidad de que él fuese algo más con ella, pero aún mantenía en mente el hecho de que no tenían mucho de haberse conocido. Tenía que hablar seriamente del tema con él, pero tenía que esperar a que se diera el momento, no podía decirle de un momento a otro todo esto por que a pesar de todo, consideraba los sentimientos de Cesar...¿pero implicaba esto hablar cuanto antes con él?

Su madre podría ayudarle.

Tomó su teléfono celular y comenzó a escribir a su madre.

Para: Mamá.

"Hola, mami, ¿será posible que te pueda llamar?"

Aguardó a que se enviara el mensaje. No estaba segura de que hubiese respuesta alguna en esos momentos, pues sabía bien que era algo tarde, pero mientras se pudiese dar esa conversación con su madre, sabía que todo estaría controlado.

Cerró sus ojos y la música de su teléfono se vio interrumpida ante la llamada de su madre. Sorprendida tomó la llamada.

—¿Mamá?

—¡Hola, hija! ¿Está todo bien? —preguntó su madre un tanto preocupada.

—Si, mamá, es solo que quería preguntarte algo.

—Dime, hija, ¿de que se trata?

—¿Recuerdas al chico que te comenté que conocí recientemente en la ciudad?

—¿Cesar? —preguntó asertivamente su madre. El corazón de Helena dio un vuelco al escuchar su nombre.

—Si, mamá, él exactamente. Verás, él es un chico agradable, creo que realmente me gusta porque veo lo diferente que es a otros chicos, pero realmente creo que esa otra parte de mi sigue sin querer tener una relación, y quiero hacérselo saber pero sin herir sus sentimientos, y de verdad que aunque intento no fijarme en él, el ser fría e indiferente con él no funciona mucho. ¿Cómo se lo hago saber?

—Bien, hija, lo más correcto que debes hacer es decirle, si se lo dejas en claro él deberá entenderlo. Ahora bien, si de verdad te interesa este chico, entonces date tú misma la oportunidad de salir con él, después de todo para eso es el noviazgo, ¿no lo crees, hija?

Helena meditó las palabras de su madre.

—Tienes razón, mamá.

—En adelante, solo piensa lo que más te conviene, de ese modo te será más sencillo tratar las cosas que pasan en tu corazón.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2017 ⏰

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