Inocencia perdida (Serie Love 14)

07

Faith

Mi día solo empeoraba.
Si pensé que lo ocurrido hasta el momento, me sobrepasaba, imaginad lo que fue llegar a casa y encontrar a mis padres y a Jimmy en la cocina esperando por mi.

Y no solo eso,  sino que el chico vino expresamente para pedir a mis padres su permiso para cortejarme.

Juro que miré el calendario colgado sobre la mesa para asegurarme de que estábamos en 2017 y no había retrocedido en el tiempo o algo parecido.

Sin embargo, lo peor fue cuando descubrí que mis padres le habían dado su bendición.
-Es lo mejor, hija.  Después de todo, tienes una reputación que mantener.  Lo mejor es callar las bocas que te han visto subir a una motocicleta con un chico. -dijo mi padre una vez que Jimmy se fue.
-No hice nada malo. Michael se ofreció a llevarme ya que mi bici se estropeó.
-No te quiero cerca de ese chico y no hay más que hablar. Saldrás con Jimmy y a la larga os casareis y tendréis hijos.
Miré el calendario de nuevo.
Definitivamente hemos vuelto al pasado.

Subí a mi cuarto sin responder.
De nada iba a servirme llevarle la contraria.
Y no pensaba salir con Jimmy.
Era muy buen chico, pero no me movía ni las pestañas.
Michael era quien hacia temblar el suelo bajo mis pies.
Ahora solo tenía que averiguar como hacerle sentir del mismo modo que yo.

Michael

Una hermana.
Joder.
Siempre quise un hermano, pero ¿ahora?

Yo no sabía nada de críos y mi padre tampoco ayudaba.
-Va a tener que vivir aquí, con nosotros.
Miré a mi alrededor.
La casa necesitaba muchos arreglos, y más si iba a traer a una niñita a vivir con nosotros.
Una niña.
Madre mía...
Ninguno de los dos sabría que hacer con ella.
Llevábamos demasiado tiempo los dos solos.
-El abogado quedó en venir mañana aquí para ver el estado de la casa y si es apta para la pequeña. De no serlo, pasará a manos de los servicios sociales.
Y yo no podía permitir eso.
No iba a dejar a mi hermanita a manos del sistema, sin saber a que clase de hogar podría acabar.

Me levanté de la silla y cogí la caja de herramientas.
No podría reparar todo, pero si lo más básico.
-Mañana buscaremos a alguien para que repare las cosas grandes. Ella no acabará en un orfanato.
Siento más que veo a mi padre sonreír.
Posiblemente él ya sabía que yo no le daría la espalda a esa niña.

*****

La tarde siguiente llega antes de que me de cuenta.
He pasado la noche arreglando grifos, cerraduras y vaciando la habitación que hay junto a la mía.

Por la mañana me salté las clases y  limpié a fondo.
Tenía que conseguirle muebles cuanto antes.

Dave Williams, abogado de mi difunta madre, se presenta a las seis en punto.
Miro encima de su hombro y veo una larga melena castaña.
La pequeña está sentada en las escaleras del porche.
Quiero verla.
-Supongo que usted es Michael.
-Lo soy.
-He pasado por la ferretería y su padre me dijo que vendría enseguida, por lo que prefiero esperar a que estén ambos para hablar.
-De acuerdo.  Pasen, por favor.
Asiente antes de ir hacia donde está mi hermana y agacharse frente a ella.
-Vamos, pequeña. Quiero presentarte a alguien.
Coge la mano del señor Williams y se pone en pie.
Lleva un vestido rosa impecable, para tener tres años.
Supongo que imaginaba que a su edad, llevaría alguna mancha de tierra.
-Este es tu hermano Michael. ¿Recuerdas que te hablé de él?  Está deseando conocerte.
Al ver que no me mira, me agacho frente a ella, como hizo el abogado antes, y le tiendo la mano.
-Hola, pequeña. Soy Michael. ¿Como te llamas?
Sus ojos, azules como el mar más claro, se enfocan en los míos.
-Soy Hope.
-Ese es un nombre muy bonito.
Una breve sonrisa cruza su rostro pero no tarda en desaparecer.
Quiero abrazarla, sin embargo, cojo su mano y le doy un beso en ella.
-Es un placer, princesa Hope.