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Faith

La semana pasó sin darme cuenta.
Michael acudía a clase y cuando terminaba, desaparecía antes de que pudiese decir Hola.

Al día siguiente de ir a verle, me devolvió mi libreta y me dio las gracias, pero eso fue todo.

Hoy, viernes, estaba decidida a obtener algunas respuestas.
Necesitaba saber si lo ocurrido entre nosotros en su casa, había significado algo para él o si yo solo era una tonta que no solo le había entregado su corazón, sino casi también su virginidad.

Llamo a su puerta y un Michael sin camiseta sale a recibirme.
El aire ha escapado completamente de mi cuerpo.
Mi respiración se acelera conforme mis ojos recorren su cuerpo.
-Ahí está esa mirada de nuevo. No me lo pones nada fácil. Joder, Faith.
Tira de mi hacia dentro y pega su boca a la mía antes de que pueda parpadear.
Sus manos me recorren, aprendiéndose cada curva de mi cuerpo.
-Mi... Michael.
-Mierda... Quiero arrancarte la ropa, lamer cada centímetro de ti y recorrer todo tu cuerpo con mis manos. Quiero hacerte volar...
Mi mente ya vuela imaginando todo eso, y es cuestión de tiempo que mi cuerpo lo haga, sobretodo por como me mira y la protuberancia que se está clavando en mi vientre.
-Hazlo... Por favor... Estoy quemándome.
-No sabes lo que dices.
-Lo sé. Sé lo que quiero y te quiero a ti, aunque no tenga sentido. Aunque no sea correcto.
-No habrá vuelta atrás y no habrá nadie más, Faith. Nadie que no sea yo. He visto a ese niño bonito de Jimmy rondándote. Si te hago mía ahora, estarás conmigo.
-Si...

Mi camiseta es lo primero que desaparece.
Su boca no me da tregua. Tampoco sus manos.
Camina conmigo rodeando su cintura con las piernas hasta su habitación y me deja con sumo cuidado en el centro de la cama.
-¿Estás completamente segura de que quieres esto conmigo?
Acaricio su rostro, deteniéndome en sus labios.
-No lo querría con nadie más.

Michael

La beso, no solo porque la deseo sino porque si no lo hago, si me pierdo mirando sus ojos, acabaré diciendo algo para lo que no estoy listo.

Estos últimos días han sido un poco caóticos, mientras nos adaptábamos a la vida con Hope.
Ella es increíble. Tan pequeña como es, su capacidad de amar es inmensa.

Agradezco sin embargo que ahora mismo esté con mi padre en la ferretería, porque no sabría como explicarle lo que va a pasar.
Tiemblo al pensar en que en un futuro tengamos que tener "la charla".

Yo he estado en casa acabando de montar su habitación, tal y como la quiere.
Justo iba a colocar la estantería grande, que es lo último que falta, cuando Faith llamó.

No puedo resistirme a ella.
Todo en Faith me llama a niveles que ni entiendo.
Ver a ese chico, Jimmy, tras ella, tratando de que aceptase salir con él, despertó un instinto posesivo que no va para nada conmigo.
Nunca quise sentir nada tan intenso por una mujer, supongo que por miedo a convertirme en una cáscara vacía de hombre, como le ocurrió a mi padre cuando mi madre se largó.
Gracias a Dios parece que Hope le ha devuelto la sonrisa y ha llenado la casa de diversión.

Y aquí estoy. Bebiendo de sus hermosos labios, tragándome sus suspiros, los gemidos que le provocan mis caricias.

La ropa ha ido desapareciendo, sin que apenas hayamos separado nuestras bocas.
Las palabras sobran. Nuestros cuerpos hablan el mismo idioma.

Las manos me tiemblan cuando me enfundo un condón.
Por primera vez desde que perdí la virginidad hace dos años, que desearía no tener que usarlo.
Junto nuestras manos, levantándolas sobre su cabeza y me adentro cuidadosamente en ella.
-No apartes los ojos de mi, nena.
-Por favor... Te necesito.
Capturando su boca de nuevo, me adentro de golpe, para seguidamente tomarme mi tiempo para que jamás olvide lo que se siente al estar juntos.
Cuan perfecto es esto.
Quiero que vea en mis ojos que estoy en esto, sea lo que sea, por mucho tiempo.

*****

No sé cuanto tiempo llevo abrazándola.
No sé si seré capaz de dejarla salir de mi cama.
Ella es tan hermosa, tan dulce, y aun inocente para mi, pese a que me entregase su virginidad, su esencia sigue siendo la misma.
-¿Que pasará ahora?
-Lo que pasará es que el lunes le dejaré claro a ese niño bueno que no tiene ninguna posibilidad, que eres mi chica.
-¿Lo soy?-me pregunta con una sonrisa mientras se levanta para vestirse.
La imito y me acerco a ella.
Estoy empezando a temer que no sea capaz de mantener mis manos alejadas por mucho tiempo.
-Sin duda.
Acariciando mi cara, me besa.

Nunca busqué el amor

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Nunca busqué el amor...
Pero sé reconocerlo cuando lo tengo delante.
Justo como ahora.

Inocencia perdida (Serie Love 14) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora